La actualidad de los moriscos: ofensa y reconciliación

AutorJosé Antonio González Alcantud
Páginas209-211

Page 209

En el pasado año de 2009 se ha «conmemorado», con numerosos actos académicos, dentro y fuera de España, la injusta orden de expulsión de los españoles moriscos de su patria por Felipe III. Esta orden culminaba el proceso de enclaustramiento de la identidad española, que había comenzado con el destierro de los judíos sefardíes en 1492. La problemática, sin lugar a dudas, perdura hasta ahora, y sigue dando lugar a muchas investigaciones y diatribas. No obstante, es de común acuerdo que las expulsiones de moriscos y judíos empobrecieron a España notablemente, como se ha señalado en diversas y numerosas ocasiones, incluso por coetáneos de las órdenes de exilio obligado, ya que privaron al país de una parte muy relevante de su clase comerciante, letrada y labradora. Probablemente nunca hayan dejado de tener los españoles de las edades moderna y contemporánea ese lastre que les impide reconciliarse en una misma narración histórica común y consensual, como la que los franceses lograron para su historia nacional.1A España, como nos señalaba públicamente hace poco en un congreso sobre la memoria patrimonial un historiador francés de orígenes judáico sefardíes, André Nouschi, le siguen faltando «sus moriscos y sus judíos». Es decir, sentenciaba Nouschi, dirigiéndose a los españoles presentes, «os falta algo profundo». Y ello, no porque la inmigración y las lógicas de la globalización no hayan atraído hacia la península ibérica a infinidad de gentes de procedencias muy diversas, incluidas las magrebíes, haciendo agraciadamente de la España actual una nación multi-color. Esto es evidente.

Pero, el debate está en otro orden y concierne, como decíamos, a la narración histórica española. Hay quienes temen a ese debate, y alimentan a la defensiva, pero muy agresivamente, una historiografía nacionalista de la más rancia procedencia, incluso bajo el manto de un jacobinismo en apariencia progresista. No quieren oír hablar, verbigracia, de fenómenos de hibridación histórica, como la aún no demostrada pero probable autoría islámica del Poema de Mío Cid, ni del evidente linaje hebreo de Santa Teresa, ni de una idolatrada «guerra de la Independencia» que fue tan patriótica como inglesa, por el trascendental apoyo de Inglaterra sin el cual el pueblo español difícilmente hubiese triunfado como nación frente al invasor. Ante la evidencia empírica que cues-tiona el relato fundacional y los principales mitos y héroes de la historia más patriotera y...

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