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AutorMiguel Ángel Loriente Rojo
Páginas135-145
DICCIONARIO PARA OPOSITORES
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gar a convencernos de lo listos que somos por haber hecho
quiniela para tal o cual examen, y por haber tenido la inteli-
gencia necesaria para saber (acertar diría yo) qué temas, y no
otros, iban a formar parte del examen. Tal pensamiento es
absolutamente contraproducente, por cuanto nos llevaría por
la senda peligrosa de seguir haciendo quiniela en exámenes
posteriores, y no es fácil que vuelva a sonar la flauta. Es como
jugar al bingo en un casino, puedes ganar un día. Siempre, es
casi imposible, aunque sólo sea por una cuestión matemática
de probabilidades. Por el lado contrario, si haciendo quiniela
las cosas nos salieron mal, el desánimo nos embargará. Pen-
saremos que somos lo peor, que así no vamos a ninguna parte,
y que a Dios pongo por testigo, que nunca más haré cosa pa-
recida. Pero en definitiva, y recurriendo de nuevo a Aristóte-
les, la virtud está en el término medio. Ni cuando las cosas
nos salgan bien hemos de pensar que somos los reyes del
mambo, por cuanto la suerte ha jugado un papel decisivo, y
no siempre nos acompañará, ni cuando la fortuna nos sea ad-
versa, hemos de concluir que mejor dedicarnos a otra cosa.
En resumen, sólo si no nos queda más remedio, por las
razones que fueren, deberemos acudir a este diabólico juego.
Ya habrá tiempo para jugar a la bonoloto cuando seamos fun-
cionarios públicos el día de mañana.
REFORMAS LEGALES
«Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene»
(Tácito)
La espada de Damocles que pende sobre la cabeza de todo
opositor. Si opositas en el ámbito de las ciencias, ya sea el
MIR, como químico del laboratorio de una Universidad o algo

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