El E-e-stado tecnológico

AutorCésar Belda Casanova
CargoDecano del Colegio Notarial de Valencia Consejero Delegado de la Agencia Notarial de Certificación
Páginas6-9

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Hace poco más de dos años y medio —en noviembre—, esta revista me permitió publicar un breve artículo sobre la Agencia Notarial de Certificación (Ancert), organismo que el Consejo General del Notariado había decidido que debía coordinar hacía apenas cuatro meses en aquel momento.

Obviamente, treinta meses no es un período demasiado largo, y menos en informática, pero si para algo tiene que ser suficiente un período así es para tomar perspectiva sobre lo que debe hacerse y lo que no. El Consejo de Administración de Ancert, y en la misma medida el Consejo General del Notariado, hemos podido no solo tener conocimiento de cuáles eran los activos y la organización de Ancert, sino también, y creo que eso ha sido lo verdaderamente importante, de qué necesidades tenían el Notariado, la Administración y los ciudadanos, y hacia dónde debíamos dirigir nuestros esfuerzos. En suma, hemos podido trazar una hoja de ruta que constituya nuestro plan de sistemas para los próximos tres años, que oriente nuestro trabajo y nos permita rentabilizarlo en lo económico, en lo político y en lo social.

Esa hoja de ruta es lo que pretendo exponer en esta segunda ocasión en la que comparezco en esta revista.

La estructura de lo que van a constituir nuestras acciones inmediatas arranca del penúltimo párrafo, pero no necesariamente en el orden indicado. Más bien en el contrario: el objetivo de nuestros desarrollos va a ir enfocado, principalmente, a afianzar socialmente la imagen del Notario y su papel como necesario colaborador de la sociedad de la información. Nuestra razón de ser es proporcionar un mejor servicio a los ciudadanos; sin esta premisa, nuestra función carece de sentido. La informática debe constituir la herramienta idónea que permita a nuestros clientes percibir que nuestro esfuerzo les ahorra tiempo y aumenta su competitividad.

El segundo de los roles de nuestra hoja de ruta debe consistir en hacer sentir a la Administración, que ya ha tenido tiempo de contrastarlo en todos estos años, que nuestra función es de leal colaboración, por cuanto sus fines son los nuestros, pero que el esfuerzo económico recae enteramente en nosotros y que, por tanto, debemos venir dotados de las herramientas jurídicas que nos resulten necesarias pa-

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ra poder dar cumplimiento día a día a sus cada vez más perentorias demandas.

Por último, hemos dejado atrás la época —necesaria e inevitable— en que Ancert debía hacerse un hueco en el espacio de la sociedad de la información y debía, por tanto, concurrir a todo lo que pudiera surgir, fuera o no rentable. Luego hablaremos de las cifras que nos avalan. Ha llegado el momento en que nuestro know-how debe hacerse valer, y en que nuestros desarrollos deben obedecer —cuando su prioridad no venga determinada por alguno de los dos condicionantes anteriores— a permitir una rentabilidad de lo que invirtamos.

¿Y en qué va a plasmarse todo esto en los próximos años?

En el plano social

a) Expedientes de dominio. Nuestra relación con el Catastro ha mejorado exponencialmente la seguridad jurídica en las transmisiones. La nueva Ley de Reforma Hipotecaria, que aborda la coordinación Catastro-Registro, coloca en mitad del proceso a los notarios, convirtiéndolos en pieza esencial del expediente de dominio, de las actas de deslinde y de la subsanación de discrepancias. La creación de este auténtico procedimiento de...

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