Introducción

AutorCésar J. Viana López
Páginas131-169

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El objeto del manual es proporcionar a los mediadores un conjunto sistemático de conocimientos sobre el significado y utilidad de la mediación, las tácticas y métodos a seguir, y los posibles errores que el mediador puede cometer en su trabajo. En este sentido, se busca formar a aquellos que aspiran a convertirse en mediadores, y obligar a la reflexión sobre su propio trabajo a aquellos que ya vienen practicando la mediación el el ámbito laboral.

Este último aspecto resulta particularmente relevante. Cuando se realiza un curso de mediación para mediadores, y se interroga a los participantes sobre lo que esperan obtener del curso, éstos raramente manifiestan que esperan aprender cómo mediar, convencidos de que esta actividad que vienen ya desempeñando -normalmente con éxito-, no se aprende en las aulas, sino en la práctica cotidiana, y su éxito no depende de técnica, sino de la destreza personal del mediador y del caso concreto en que interviene. Esta convicción se encuentra muy extendida entre aquellos cuya función profesional incluye la intervención en conflictos laborales. Hay incluso quien opina de sí mismo que "no sabe mediar", por el hecho de que normalmente no interviene activamente en las reuniones de las partes, limitándose a presidirlas y ordenarlas, sin ser consciente de que ésta es también una de las tácticas estratégicas de la mediación.

La mediación constituye un conjunto de acciones ordenadas por un tercero ajeno a las partes en conflicto que tiende a la obtención de una solución pacífica del mismo. Este conjunto de estrategias, pautas y tácticas es susceptible de sistematización, con independencia de las cualidades personales del mediador y de la naturaleza del conflicto, sin que ello suponga negar la importancia que estos factores tienen en el desarrollo de la mediación. La mediación es una conducta humana, sujeta, por tanto, a los diversos factores que inciden en la misma, pero también a patrones y pautas repetitivos y susceptibles de estudio.

Antes, sin embargo, de entrar en las técnicas de mediación, es necesario detenerse en el estudio de los conflictos, para entender por qué existen institutos como la mediación para tratar de solventarlos.

1. Situaciones de conflicto

Desde el momento en que las personas se relacionan para alcanzar sus objetivos, pueden surgir entre ellas situaciones de conflicto. Las situaciones de conflicto son aquellas en las que los intereses de las partes no son coincidentes pero sí interdependientes, de manera que su satisfacción depende de la conducta que las partes adopten mutuamente.

Todos podemos descubrir situaciones potenciales de conflicto en nuestra vida cotidiana: las más típicas se refieren, sin duda, a la adquisición de bienes y servicios que no tengan un precio tasado, en las que vendedor y comprador discuten sobre el precio hasta alcanzar (o no) un acuerdo. Pero la noción de conflicto es mucho más amplia, y puede abarcar todo el espectro de las actividades humanas, desde las más trascendentales para la vida a las aparentemente más banales. El acto de ir al cine en compañía y elegir una película, la decisión de vivir en pareja, la participación en asociaciones o partidos, la relación con los hijos....Cualquier situación en la que se dé diferencia de intereses unida a relación de interdependencia, es potencialmente generadora de conflicto.

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(Hoja de trabajo 1: " Situación de conflicto" )

  1. Objetivos

    · Que el alumno identifique situaciones de conflicto en la vida ordinaria, así como las vías de solución de las mismas.

    · Que el alumno se familiarice con los conceptos básicos en torno al conflicto: negociación, valores, zona de acuerdo, punto muerto de la negociación.

  2. Título: "Abelardo y Eloísa"

  3. Relato de hechos

    Abelardo y Eloísa desean contraer matrimonio. Una vez casados, Abelardo quiere que vivan con su madre, una mujer de carácter fuerte y dominante a la que Eloísa aprecia, sin duda, pero de la que no aguantaría la presencia constante, pues teme su continua intervención en la vida conyugal. De hecho, la empresa en la que ambos trabajan les ha ofrecido trasladarse a otra ciudad, en la que acaba de abrir una sucursal, y Eloísa ve con muy buenos ojos dicho traslado.

    He aquí una situación de conflicto, que de seguro no parecerá extraña a más de un lector. Como tal situación, el conflicto entre Abelardo y Eloísa puede tener varias salidas. Los dos enamorados podrían, en el extremo más dramático, renunciar a su amor por considerar la postura del otro incompatible con sus propios intereses. Podría suceder también, que uno de ellos se pliegue al deseo del otro, con sacrificio de su propio interés (y acaso por considerar que el sacrificio vale la pena por ser mayor la satisfacción obtenida con el matrimonio). En ambos casos el conflicto se solventa, bien porque ambos renuncian a sus intereses y ninguno los satisface, bien porque renuncia uno de ellos, con satisfacción plena del otro. En ninguno de los casos se llega a una solución distinta de las planteadas originalmente, bien sea porque cada cual se aferra a su postura, bien porque uno de ellos acepta la del otro. Pero existe una tercera posibilidad: que ambos cedan en parte y ambos sean satisfechos en parte. Sucedería tal cosa por ejemplo, si ambos se quedan a vivir en su ciudad, cerca de la madre de Abelardo pero en un domicilio diferente: Eloísa renuncia al traslado y Abelardo a la intromisión materna, en una alternativa nueva y distinta de las dos formuladas originalmente.

    Este último tipo de solución es, sin duda, el más complejo, porque requiere un proceso de adopción de decisiones creativo, en el cual interviene un proceso de las partes dirigido a alcanzar un acuerdo, que denominamos negociación.

  4. Comentarios

    Podemos sistematizar el conflicto entre Abelardo y Elosía en un diagrama:

    [VER PDF ADJUNTO]

    En este diagrama hemos representado las distintas soluciones al conflicto, de un lado, y el grado de satisfacción que de esa solución extrae cada uno. Los valores otorgados son convencionales, y se mueven en una escala de 0 a 10.

    · La solución A es aquella en que Abelardo y Eloísa deciden no casarse, por lo que no satisfacen su interés principal en el conflicto. En esta solución, su interés queda frustrado, por lo que el valor que atribuimos a la satisfacción de cada uno es de 0.

    · La solución B es aquella en que la pareja se casa y van a vivir con la madre de Abelardo. Abelardo por tanto, satisface plenamente sus pretensiones, por lo que atribuimos a esa satisfacción el valor 10. En cambio, Eloísa satisface una parte de sus pretensiones (casarse con Abelardo), a costa de sacrificar uno de sus intereses. Atribuimos por ello un valor 5 a su satisfacción.

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    · La solución representa la opción contraria: Abelardo y Eloísa se casan y van a vivir a otra ciudad. En este caso, las pretensiones de Eloísa se satisfacen a cien por cien, pero las de Abelardo quedan frustradas en parte. Por ello atribuimos valor 5 a su grado de satisfacción.

    · La solución D, por último, supone que ambos satisfacen su interés principal, y alcanzan un compromiso que permite satisfacer de modo bastante razonable sus otros intereses. Como esta satisfacción no es plena (Abelardo vive cerca de su madre, pero no bajo el mismo techo, Eloísa no vive con su suegra, pero no se traslada), no atribuimos un valor 10 a su satisfacción, sino un valor ligeramente inferior.

    El ejemplo expuesto presenta una situación en la que ambas partes extraen igual valor de la solución negociada. Pero ello no tiene por qué ser siempre así. Pudiera darse el caso de que esta solución, para Eloísa o para Abelardo, no representara una satisfacción mayor que 6. Ello no impediría tampoco alcanzar un pacto, ya que 6 sigue siendo mayor que 5 y que 0, por lo que, ante la imposibilidad de alcanzar el 10, la solución negociada sigue siendo ventajosa. Con ello queremos poner de manifiesto que las soluciones negociadas no son necesariamente equitativas ni proporcionan siempre igual valor a los negociadores. Les proporciona, eso sí, un mejor valor respecto a la falta de solución del conflicto o a la entrega directa a los intereses de la otra parte.

    Ese mejor valor se sitúa, siguiendo en nuestro ejemplo, entre el 6 y el 10. Por debajo de ese abanico, ninguna de las partes se verá movida a pactar.

    Supongamos que la zona de acuerdo (zona de confluencia de intereses dentro de cuyos límites es posible alcanzar un acuerdo) se sitúa en el hecho de vivir en la misma ciudad que la madre de...

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