Prólogo

AutorJosé Luis Martínez López-Muñiz
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Administrativo, Universidad de Valladolid
Páginas27-35
PRÓLOGO
El
siglo
que
ha
quedado
atrás
puede
verse
como
la historia
de
un
enor-
me
esfuerzo
de
la
Humanidad
por
lograr niveles
aceptables
de
satisfacción
general
de
las
necesidades
básicas
de
todos
los
hombres
y
por
extender
tam-
bién
atodos,
con
parámetros
de
ascendente
igualdad, los beneficios del de-
sarrollo ydel bienestar, facilitados
por
el gigantesco potencial
acumulado
por
el
progreso
científico ytécnico.
Esa historia, sin embargo, está surcada
de
profundas
tragedias
que
han
afectado a
ingentes
multitudes y a la
mayor
parte
de
los
pueblos
de
la Tierra,
y
que,
en
gran
medida,
han
sido
desencadenadas
por
ideologías político-so-
ciales
que
han
intentado
-en
el
mejor
de
los
casos-
acelerar
la
consecu-
ción
de
aquellos objetivos
desde
presupuestos
antropológicos
que
se
han
demostrado
ala
postre
radicalmente equivocados, ciegos
ante
las intocables
exigencias
de
la
dignidad
humana
y
de
sus libertades y
derechos
funda-
mentales,
en
todo
lo
que
no
se
redujera a
una
determinada
forma
de
en-
tender
una
igual participación
en
el
reparto
ydisfrute
de
los
bienes
yser-
vicios más o
menos
materializables.
Una vez más, la Historia
ha
puesto
de
relieve el fruto
enteco
de
la impa-
ciencia y
de
los propósitos prometeicos. Una vez más
ha
podido
asistirse
-pero
en
proporciones sin precedentes conocidos o
recordados-
alaceran-
tes contradicciones entre grandilocuentes objetivos humanitarios ycomporta-
mientos yresultados
de
quienes
amparaban
en
ellos sus inmensos poderes.
El
siglo
XX
ha
sido
así
un
largo
tiempo
de
duro
aprendizaje práctico
de
la capital importancia
que
tiene el
concepto
del
hombre
y
de
la sociedad, y
del
papel
que
al servicio
del
uno
y
de
la otra
-sin
sustantivada,
pero
re-
conociéndola
en
su
ser
relacional-
debe
corresponder
al
Poder
público;
un
siglo,
en
fin,
que
acredita lo fácil ygrave
que
es
confundir
el
Derecho
con
el
ordenancismo
injusto ylo difícil
que
resulta asentar, afianzar,
preservar
y
ahondar
cuanto
significa el Estado
de
Derecho
en
términos sustantivos y
no
precariamente formales.
Las
dos
últimas
décadas
del
siglo
XX
recuperan,
para
la
mayor
parte
del
mundo,
líneas
de
pensamiento
y
de
práctica política
que
trataron
de
arrin-

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