¿Es viable un impuesto de Tobin en el actual contexto de integración financiera? La importancia de las medidas preventivas frente a la adopción de mecanismos represivos a corto plazo

AutorMiguel Ángel Alonso Neira
Cargo del AutorUniversidad Rey Juan Carlos
Páginas37-63

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... La crisis monetaria más reciente condujo a preguntar a Otmar Issing, el cerebro económico del Bundesbank, sobre el impuesto de Tobin. Él replicó con cierta aspereza: "¡Oh, otra vez eso! ¡Es el monstruo del lago Ness surgiendo una vez más!" La siguiente vez que encontré a Issing, a quien respeto, le dije "Bien, aquí estoy, el monstruo sigue aquí."

J. Tobin (1996). Prólogo a The Tobin Tax. Coping with Financial Volatility

1. Introduccin

El volumen de movimientos internacionales de capital se ha incrementado de forma impresionante en la última década. Las fuerzas que han impulsado a inversores y prestatarios hacia los mercados internacionales de capital incluyen la modernización de las telecomunicaciones y la informática, así como una relajación de los controles de capital1.

La eliminación de las restricciones sobre la libre movilidad de capitales se ha visto motivada por el deseo de mejorar la eficiencia económica y financiera. Así, en las últimas décadas, la li-Page 38teratura académica se ha esforzado en demostrar que la libre movilidad de capitales facilita una asignación eficiente del capital internacional hacia sus usos más productivos (estimulando el crecimiento económico especialmente en aquellos países con menores niveles de ahorro interno), y permite que los agentes (y las naciones) nivelen su consumo intertemporal y diversifiquen el riesgo -específico y sistemático- de sus carteras de valores alcanzando un mayor grado de bienestar.

Asimismo, la globalización financiera ha incrementado la exposición de las economías domésticas al rigor de los mercados financieros internacionales, favoreciendo un uso disciplinado, sensato y transparente de las políticas económicas nacionales. Dicho de otra forma, los mercados financieros han penalizado a aquellos países que perseguían políticas económicas inconsistentes desde un punto de vista temporal (Barro y Gordon, 1983), manteniendo unos fundamentos económicos débiles, o tratando de remar en contra de la tendencia de los mercados o sorprenderlos.

No obstante, la liberalización de los mercados de capital también ha supuesto importantes desafíos para los gobiernos nacionales.

* Por un lado, frente a aquellos economistas que defienden que la globalización financiera favorece un uso disciplinado deseable de las políticas económicas nacionales, se hallan otros autores que sostienen que la integración de los mercados financieros internacionales, ha reducido el margen de discreción que los estados tenían sobre el uso de sus políticas de demanda con fines de estabilización interna. Esto último sería especialmente visible en el ámbito de la política monetaria, dado el conocido problema de la "tríada incompatible".

* Por otro lado, desde principios de la década de los noventa se ha observado un aumento de la volatilidad de los flujos financieros internacionales, especialmente de las inversiones de cartera. La volatilidad financiera acentúa la vulnerabilidad de las economías domésticas a crisis cambiarias y bancarias. Además, la incertidumbre vinculada a la inestabilidad de los tipos de cambio, puede afectar al lado real de las economías domésticas al convertirse en un obstáculo al comercio internacional, o promover la reversión de los flujos de capital invertidos en economías con bajos niveles de ahorro.

* Finalmente, las crisis financieras internacionales se han multiplicado desde finales de la década de los ochenta, especialmente en los países en vías de desarrollo, quebrando el aparente consenso que existía en torno a las bondades del proceso de integración financiera, y relanzando un intenso debate sobre la conveniencia de limitar los movimientos internacionales de capital a través de figuras como el impuesto de Tobin (Tobin Tax).

La dureza de estas crisis junto a la idea de que, en algunos casos, los ataques especulativos no están motivados por los "fundamentos" económicos, sino por rumores, comportamientos dePage 39 rebaño, efectos de contagio, o expectativas autocumplidas, han provocado el resurgimiento de aptitudes más intervencionistas hacia los mercados de divisas. Así, la creciente volatilidad de los mercados financieros internacionales, ha suscitado el interés de algunos economistas por los impuestos sobre las transacciones financieras como una forma de limitar los flujos de capital especulativo desestabilizadores, reduciendo la variabilidad de los tipos de cambio y de las cotizaciones bursátiles2. Además, algunos líderes políticos han señalado que estos impuestos podrían alcanzar un gran nivel de recaudación, lo que podría ayudar a la financiación de proyectos internacionales (medioambiente, ayuda al desarrollo, campañas contra el hambre, fuerzas de pacificación internacionales...), o a la reducción de los déficit presupuestarios o la deuda exterior de algunos países.

Una revisión de la literatura académica, revela que los impuestos sobre las transacciones financieras pueden tomar diferentes formas, una de ellas es el "impuesto de Tobin". Por un lado, a nivel doméstico, adoptan la estructura de impuestos sobre las transacciones de títulos financieros -STET3 (Keynes, 1936; Stiglitz, 1989; Summers y Summers, 1989), mientras que a nivel internacional pueden asumir la forma de: a) impuestos de igualación de intereses (Liviatan, 1980); b) impuestos sobre las transacciones de divisas o "impuestos de Tobin" (Tobin, 1978), y c) requerimientos de reserva no remunerados sobre los depósitos y préstamos en moneda extranjera mantenidos por los bancos comerciales domésticos4. Todas estas medidas tienen como prioridad arrojar arena en las ruedas, pero no detenerlas, de los mercados financieros internacionales. El objetivo del presente trabajo, es analizar la viabilidad de los impuestos sobre las transacciones de divisas en el actual contexto de integración financiera. De este modo, se procede a una revisión exhaustiva del debate que existe en torno a la efectividad y la aplicabilidad de esta figura tributaria.

2. Las propuestas para arrojar arena en las ruedas de los mercados financieros

En los últimos treinta años, las propuestas para controlar las transacciones financieras internacionales han abarcado una variedad de formas, desde las políticas de arrojar arena en las ruedas bien engrasadas de los mercados financieros (por ejemplo, los impuestos sobre las transacciones de activos financieros o de divisas) hasta una completa prohibición de los movimientos de capital especulativo a corto plazo.

No obstante, la idea de contener la especulación en los mercados financieros había surgido muchos años antes. En 1936, en The General Theory of Employment, Interest and Money, J. M.Page 40 Keynes comparaba las actividades especulativas a las operaciones de un casino alegando que, en interés público, debían ser "inaccesibles y caras". Keynes sostenía que la introducción de un impuesto sobre todas las transacciones del mercado de valores, sería la reforma disponible más saludable en un intento de atenuar el predominio de la especulación sobre la empresa en los Estados Unidos.

En general, los impuestos sobre las transacciones financieras, ya sea a nivel de los mercados financieros domésticos -STET- como a nivel de los mercados de divisas -impuesto de Tobin- tendrían como principales objetivos5:

  1. Reducir el exceso de volatilidad de los mercados financieros causado por la especulación desestabilizadora. En este sentido, se entiende que una reducción del exceso de volatilidad de los mercados financieros, estimularía el gasto en inversión, ampliaría los horizontes de inversión empresariales, y conduciría a una asignación más eficiente del capital.

  2. Incrementar los ingresos de los gobiernos, contribuyendo a la reducción de los déficit presupuestarios nacionales o, alternativamente, en el caso del impuesto de Tobin, aumentando los fondos destinados a la financiación de proyectos internacionales.

  3. Finalmente, un objetivo específico del impuesto de Tobin, sería elevar el grado de autonomía monetaria de los bancos centrales domésticos6, reactivando su capacidad para intervenir de forma efectiva en los mercados de divisas.

2.1. El impuesto de Tobin: un impuesto sobre las transacciones de divisas internacionales

En 1972, en una conferencia pronunciada en la Universidad de Princeton en honor de J. A. Schumpeter (y, posteriormente, en 1974 y en 1978), James Tobin, discípulo de Keynes y premio Nobel de Economía en 1981, propuso arrojar arena en las ruedas bien engrasadas de los mercados monetarios internacionales, adoptando un impuesto que gravara todas las conversiones monetarias spot. Este autor consideraba que un impuesto proporcional, uniforme y reducido (0.5%) desincentivaría los movimientos de capital a corto plazo desestabilizadores, reduciendo la volatilidad de los mercados financieros e incrementando la autonomía y efectividad de las políticas monetarias nacionales.

Durante años, la literatura académica no prestó especial atención a la propuesta del profesor...

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