Vaguedad y semejanza

AutorTimothy A. O. Endicott - Traductores: J. Alberto del Real Alcalá - Juan Vega Gómez
Páginas209-235

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WITTGENSTEIN observó que las palabras "regla" y "mismo" están entretejidas.1 Una regla vaga es aquella en la cual, en algunos casos, no está claro qué es "lo mismo". Sin embargo, entenderemos mejor la vaguedad en las reglas del Derecho si comprendemos el papel de las semejanzas en los casos a los que se aplica una regla vaga. Este enfoque corresponde con la propuesta de Mark Sainsbury de reemplazar lo que denomina como la "concepción clásica" de la vaguedad con un modelo de semejanza a los paradigmas.2

Este capítulo discute dos modelos de vaguedad, el «modelo del límite» y el «modelo de la semejanza». El modelo del límite es el armazón de la concepción clásica de la vaguedad. En él se representa a la extensión de una palabra como una figura geométrica; asimismo, se concibe a la vaguedad o bien como un intento fallido del lenguaje por dibujar la delimitación de la figura o bien como la ignorancia de las delimitaciones que el lenguaje traza. En el modelo de la semejanza, la vaguedad es la flexibilidad en el uso normativo de paradigmas. La indeterminación asociada no es una deficiencia o incoherencia en los hechos sociales que determinan el significado, sino una característica de la creatividad del uso del lenguaje.

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Cada modelo adopta un enfoque distinto para la pregunta "¿a qué objetos se aplica una palabra vaga?". En la Sección 1 se esboza el modelo del límite; éste modelo sostiene que el significado de una palabra vaga es una función de las acciones o disposiciones de los individuos y que una palabra vaga se aplica a los objetos seleccionados por dicha función. En la Sección 2 se toma prestado el aparato de la teoría de la elección social de la economía del bienestar, para argumentar que las disposiciones de los individuos no pueden determinar la aplicación de las palabras vagas -es decir, que un lenguaje no es una suma de idiolectos. Una posible objeción a esta conclusión es que aquel modelo que representa la determinación de la aplicación de palabras vagas como una elección social puede valerse de medios ("de distanciamientos") que no están disponibles en la economía del bienestar. El análisis de esta objeción nos dirige, en la Sección 3, a una discusión de las inconmensurabilidades en la aplicación de las palabras vagas, abordadas por medio de una crítica a la idea de James Griffin de que las opciones de valor incomparable son aproximadamente iguales en valor. En la Sección 4 se abordará el modelo de la semejanza, el cual afirma que no hay respuesta más completa a la pregunta "¿a qué objetos se aplica una palabra vaga?" que "a los objetos que los hablantes tratan como paradigmas y a los objetos que son lo suficientemente semejantes a los paradigmas".

1. El modelo del límite

Es necesario introducir algunos términos y conceptos para comenzar la descripción del modelo del límite, particularmente el concepto de una ordenación y su papel en la paradoja de sorites. En el resto de la Sección 1 voy a exponer el modelo del límite y a sostener que dicho modelo caracteriza la vaguedad como la falta de claridad en la ubicación de una delimitación, a pesar de que la noción de la ubicación de una delimitación, de hecho, no tiene sentido.

Imaginemos un predicado vago F, cuya aplicabilidad puede ser representada como una función de la posición de un objeto sobre una dimensión de comparación 3 D:

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La variable x abarca los objetos a los cuales F se puede aplicar (usando "objeto" como una abreviatura de cualquier cosa a lo que puede aplicarse una palabra). x1, x2, x3, x4 y x5 son nombres para los valores de x sobre D. De modo que, Fx5 es claramente verdadero; mientras que Fx1 es claramente falso. x5 y x1 son casos claros de F y ~F. Sin embargo, no está claro si Fx3 es verdadero; es decir, x3 es un caso marginal. Finalmente, x? es la x más alejada a la izquierda que es F.

Este aparato intenta facilitar la descripción de las relaciones de ordenación que son necesarias tanto para las paradojas de sorites como para el modelo del límite. Podemos presentar algunas nociones que serán de gran utilidad en esta descripción de la siguiente forma: xRy significa "x está en el mismo punto que y o a la derecha de y sobre D". ~xRy significa "x está a la izquierda de y sobre D". El principio de la consistencia es la proposición xRy (Fy -> Fx) (e.g., si Horacio es tan alto o más alto que Percival, entonces si Percival es alto, entonces Horacio también lo es). Por el principio de la consistencia, (Ax)(xRx? Fx).

Las siguientes propiedades de relaciones serán importantes:

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Una ordenación (algunas veces denominada «ordenación débil») es una relación binaria que es completa, transitiva y reflexiva (e.g., "más grande que o igual a" aplicada a los números reales). R es una ordenación de x sobre D. Una ordenación fuerte es una relación binaria que es completa, transitiva y no reflexiva (e.g., "más grande que" aplicada a los números reales). R es una ordenación débil porque es reflexiva.

Con esto estamos en posibilidad de describir el modelo del límite como la consideración de que la vaguedad es o bien la ignorancia de la posición de x? sobre D (en la teoría epistémica), o bien la indeterminación en la posición de x? sobre D (en algunas teorías semánticas). Todos los objetos son ordenados sobre D, y F se aplica al objeto marginal x3 si y sólo si x3Rx?. Voy a sostener que el modelo del límite debería ser rechazado, porque las palabras vagas son generalmente diferentes de F: la aplicación de una palabra vaga no puede ser ordenada, de modo que tendrá que carecer de una delimitación, no porque su ubicación precisa sea indeterminada, sino porque la idea de una ubicación precisa no tiene sentido.

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El principio de la tolerancia es la proposición de que, para algún incremento sobre D,

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donde xnRxn-1, y n es el número de iteraciones del incremento. Podemos estipular que el principio de la tolerancia se aplica a los incrementos entre los objetos sucesivos que aparecen sobre D. Esa estipulación genera la paradoja de sorites, que tiene la siguiente forma:

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El razonamiento de sorites es esencialmente de escala. Para construir una serie de sorites, necesitamos el incremento contable que el principio de tolerancia solicita. Todas las series de sorites son ordenadas; y necesitan la ordenación que proporciona una escala. Sin embargo, eso no significa que la serie de sorites requiera una escala cardinal: es suficiente con cualquier ordenación que proporcione una disposición de tipo ordinal. De modo que, las escalas pueden ser creadas a voluntad: no necesitamos proponer una base de escala en la aplicación de una expresión para poder formular una paradoja de sorites. El razonamiento de sorites puede ser desarrollado sobre palabras cuya aplicabilidad depende de criterios inmensurables. Podemos construir series de sorites incluso para palabras tan irremediablemente vagas como "agradable" o "bello", basándonos, por ejemplo, en el cambio a través del tiempo (en donde las unidades de tiempo darían los incrementos necesarios para formular el principio de la tolerancia). Para cualquier predicado vago F y cualquier objeto x, es posible construir una serie ordenada de sorites, con casos claros de aplicabilidad por un lado, casos claros de inaplicabilidad por el otro y con alguna x teniendo lugar en algún punto sobre la serie. También podemos aceptar que es posible construir una serie de objetos, distinguidos uno con respecto al siguiente mediante pequeños incrementos, con casos claros de aplicabilidad por una parte y casos claros de inaplicabilidad por la otra, sobre la cual aparecen dos cualesquiera objetos dados x e y. Pero voy a argumentar que no necesariamente es posible hacerlo sobre una serie ordenada de sorites. No es necesariamente verdadero que xRy o verdadero que ~xRy para todos los objetos x e y (e.g. no existe necesariamente una ordena-Page 213ción completa de la aplicabilidad de las palabras vagas). De hecho, los objetos típicamente son ordenados de modo incompleto para la aplicabilidad de las palabras vagas ordinarias.

Si el modelo del límite tiene éxito en fijar delimitaciones (o límites) de carácter preciso, la perspectiva epistémica de la vaguedad ganaría. Pero el argumento que menciono a continuación sostiene no solamente que este modelo fracasa en generar tales delimitaciones, sino que las formas en las que fracasa sugieren que la vaguedad es descrita de mejor manera por el modelo de la semejanza.

Respondiendo preguntas

Podemos responder algunos problemas jurídicos citando reglas: para la pregunta "¿qué conciertos puede legalmente interrumpir la policía?" parte de la respuesta podría ser «la policía puede legalmente interrumpir las fiestas "rave"». La vaguedad de la regla genera una dificultad potencial para responder a casos particulares dentro del alcance de la regla general ("¿acaso esta fiesta está prohibida?"), incluso cuando tenemos conocimiento de todos los hechos relevantes acerca de la situación.

Las preguntas que generalmente se piensa plantean problemas de vaguedad son las preguntas-oración (preguntas que pueden ser respondidas "sí" o "no") con respecto a si un predicado es verdadero para un objeto: "¿Fx?". Hart consideró que la mayor parte de la vaguedad en el Derecho está asociada con este tipo de interrogantes: «El asunto principal presentado ante un tribunal, en todos estos tipos de casos, es siempre uno de clasificación de algún caso particular».4 El modelo del límite estima que tal pregunta exige saber si el punto que x ocupa sobre D debe ser clasificado como F o ~F. En el modelo del límite, la vaguedad en F hace que no sea claro, en algunos casos, cómo debe ser...

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