Titulaciones deportivas y deporte en la Universidad española

AutorIgnacio Jiménez Soto
Cargo del AutorProfesor Titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Granada
Páginas71-96

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    A José Luis Cobos de la Universidad de Cantabria, a José Luis González de la Universidad del País Vasco, a Juan Ignacio Maynar de la Universidad de Extremadura, a Vicente Martínez de la Politécnica de Madrid, a Pepe Palacios de la Universidad de Málaga, a Santiago Toribio de la Universidad de Valladolid, a Juan Angel Gato y a Fernando Lorente del Consejo Superior de Deportes. A todos ellos, excepcionales gestores, por las horas compartidas y todo lo que me enseñaron sobre el Deporte Universitario (1989-1991).
1. Los servicios deportivos como gestores del deporte universitario

Las relaciones existentes entre las titulaciones deportivas y el deporte en la Universidad Española, han de ser abordadas desde una doble perspectiva: una diríamos genérica, en base a la concepción de los Servicios Deportivos de las Universidades; y otra, más específica, en función del papel que desempeñan los técnicos deportivos dentro de esa estructura.

Al amparo de la concepción genérica, nadie duda hoy día, que son los Servicios Deportivos de cada Universidad los auténticos motores de la gestión deportiva universitaria, independientemente de la incardinación administrativa que éstos presenten: vicerrectorado de extensión universitaria, vicerrectorado de estudiantes, vicerrectorado de servicios a la comunidad universitaria, secretaria general, gerencia, etc., sin olvi-Page 72dar, claro está, las directrices que deben de seguir de la autoridad académica correspondiente, normalmente vinculada a la política universitaria de cada Universidad.

Sin embargo, no todos los Servicios Deportivos son iguales, de la misma forma que no todas las Universidades son idénticas.

El actual modelo parte de la LRU, y en concreto en la disposición adicional séptima de la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, que marca una nueva etapa en el deporte universitario, pues en ella se dispone que el Consejo de Universidades dicte las disposiciones oportunas para coordinar la actividad deportiva con el fin de asegurar la proyección internacional, por lo que en opinión de algunos autores: «para llevar a la práctica tal previsión, surge la necesidad de que cada universidad habilite los medios necesarios para organizar el deporte y la actividad física sin restringir sus objetivos a la comentada proyección internacional. Este hecho significó un punto de referencia importante dentro de la evolución del Deporte Universitario en nuestro país, pues incidió de alguna manera, a que las universidades, dentro de su autonomía y competencias, asumieran de facto la responsabilidad de disponer de medios humanos y materiales para que los universitarios puedan practicar actividad física y deportiva dentro de la universidad «(GUERREO OLEA y GÓMEZ PARDO, 1999: 47). Si bien compartimos este argumento, hemos de añadirle, por nuestra parte, dos cuestiones fundamentales: la primera derivada del propio artículo 43.3 de la Constitución que, al incluir la actividad de fomento del deporte, obliga a todos los poderes públicos, y, entre éstos, se encuentran, en ese momento, la mayoría de las Universidades; y en segundo lugar, consecuencia del primero lo constituyen los nuevos Estatutos de las Universidades, al recoger la actividad deportiva de la comunidad universitaria como un servicio más, junto a colegios mayores o residencias universitarias, por citar unos ejemplos.

Es en el momento de la elaboración de los Estatutos, de las 16 universidades existentes entonces en el país, donde se plantean las bases principales del deporte universitario: ¿qué tipo de actividades físicas y deportivas le corresponden a la Universidad? y ¿qué hacer con el personal técnico proveniente de la antigua FEDU?, las respuestas vendrán de la mano de un deporte en el ámbito constitucional -prestación de activi-Page 73dades e instalaciones-, y de la laboralización del personal técnico en base al Convenio Colectivo vigente en cada Universidad, con lo que se consiguió la estabilidad profesional de los mal llamados «profesores de educación física de la Universidad», y decimos mal llamados, pues prácticamente nunca ejercieron como tales sino como técnicos deportivos, por cierto, con gran competencia.

Con sus respectivas diferencias en el tiempo en que han sido creadas las nuevas Universidades presentan características muy similares con las más antiguas, en cuanto a la concepción de la práctica deportiva y el establecimiento de un Servicio Deportivo. No obstante, aunque éstos sean los principales gestores del deporte universitario, no son los únicos, pues en buena parte participan de las decisiones de los órganos deportivos de la Comunidad Autónoma respectiva o del Consejo Superior de Deportes a través del CEDU, lo cual es objeto de crítica: «En el momento actual, como vemos, no existe un modelo definido y congruente de gestión del deporte universitario en España. Las decisiones sobre el mismo no se toman en el seno de la comunidad universitaria, a quien correspondería, cuando menos, una presencia relevante, incluso decisiva, en los órganos actuales de gestión, y no la meramente testimonial que ahora ostentan» (ALVAREZ-SANTULLANO y MARTÍNEZ ORGA, 1999:180).Esta crítica, sin embargo, podemos considerarla más en el ámbito externo a la propia Universidad, no exenta de razón al estimar que, en resumidas cuentas, a las Universidades poco se les oye en las órganos importantes de gestión universitaria, bien sean estatales o autonómicos.

Una prueba evidente de esta desazón la podemos ver en el libro «El Deporte Español ante el siglo XXI» (2000), auténtico libro blanco del deporte, y del cual destacamos las palabras, del entonces ministro de educación RAJOY BREY:» El deporte español ante el siglo XXI constituye un documento de reflexión institucional, con proyección de futuro, sobre el deporte español de nuestros días. La Administración General del Estado ha asumido esta iniciativa de reflexionar sobre la situación actual del deporte, elaborando un diagnóstico desde el que formular algunas propuestas para afrontar e impulsar su desarrollo de cara al nuevo siglo», pues bien en este importante documento, tan sólo se le dedica al Deporte Universitario 16 líneas (p. 114) de un total de 194 páginas. Y se Page 74 trata, insistimos, de un documento elaborado desde la Administración del Estado. Con esta dedicación en el libro blanco, ya me dirán ustedes el papel que ocupa este importante sector deportivo en el conjunto del deporte español. Eso sí, en esas escasas líneas se habla de la Universiada de Palma de Mallorca -renglón y medio-. (Nunca mejor el punto y aparte).

Por lo que respecta a la función que desarrollan los técnicos deportivos en cada Servicio Deportivo Universitario, ésta va a depender de la concepción que cada Universidad tiene del deporte. Y en esto influyen componentes de muy diversa naturaleza: antigüedad, número de alumnos, presupuesto, implantación en el ámbito geográfico, tradición, cultura deportiva, etc., todo ello nos conduce más bien a la diversidad que a la unicidad, y si no veamos las diferentes titulaciones y ocupaciones profesionales que nos presentan las Universidades españolas:

  1. Titulaciones:

      - Principalmente Técnicos Deportivos en sus diferentes grados y por modalidades o especialidades (pueden ser de plantilla propia de la universidad en régimen laboral o de funcionarios, o bien externos «ad hoc» para actividades puntuales).

      - Licenciados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

      - Maestros especialistas en Educación Física.
  2. Ocupaciones profesionales

      - Técnico Deportivas (entrenamiento, escuelas deportivas, cursos...).

      - Gestión-Administración (organización, asesoramiento, inscripciones, tramitaciones, seguimientos, calendarios...).

      - Dirección de instalaciones deportivas (planificación, control, supervisión...).

      - Animación deportiva en centros universitarios.

      - Médico-deportivas.

    Page 75Esta miscelánea de titulaciones y ocupaciones ya fue puesta de manifiesto, en su día, por el denominado GRUPO SUR (1994) de las Universidades españolas, con ocasión de un estudio sobre «Los servicios Deportivos, Estructura y Formación de Personal», en donde se confirma que la estructura de los Servicios es diversificada y con una heterogeneidad tanto en infraestructuras como en organigramas. Para los autores del estudio, en algunos casos esta heterogeneidad se convierte en simple carencia, y son algunas las universidades que aún no tienen definida una estructura mínima que les permita desarrollar con las garantías necesarias funciones básicas de gestión y organización., es más, han detectado que aunque los problemas de personal se van resolviendo poco a poco, a medida que se van consolidando los presupuestos para el deporte en las universidades, el grado de profesionalización de muchos de los directivos o técnicos de los Servicios no es la idónea, lo que repercute en la existencia de disfunciones y planteamientos discordantes dentro de la organización general.

    De la misma opinión es PUIG I BARATA M (1993: 69) quien al reflexionar sobre las estructuras y plantillas, considera que: «En los últimos años, el deporte en la universidad se ha dimensionado considerablemente, sin embargo existe un déficit en los servicios de deportes que hace patente esa necesidad. Es una reacción en cadena: no hay conceptos ni directrices claras, no hay dotación de recursos, no hay organización, no hay oferta, no hay servicio, hay insatisfacción».

    Así las cosas, diez años más tarde de estas conclusiones, los servicios deportivos, aunque hayan eliminado parte de sus posibles carencias y disfunciones, siguen presentado...

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