El conflicto en la teoría sociológica y la teoría sociológica del conflicto

AutorTomás Gutiérrez Barbarrusa
Cargo del AutorDoctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y profesor del Departamento de Economía Aplicada I de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
Páginas215-248

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1. Introducción

El conflicto es fuente de cambio social y su origen se halla en la estructura social, ya que en la sociedad se dan situaciones de dominio entre los individuos y los grupos. Sociológicamente, puede tratarse como un hecho social1 -posibilitando su objetivación y su comprensión desde una perspectiva analítica-; pero, asimismo, como derivado de la acción social2: las relaciones de dominación que subyacen en todos los sistemas de desigualdad es un factor explicativo clave del origen de los conflictos sociales. En ambos casos, el conflicto se inserta en la esencia de lo social. Es más, es inseparable de la vida histórica:

(...) resulta imposible - dice Weber - eliminar de cualquier vida cultural la lucha. Resulta posible cambiar sus medios, su objeto, e incluso su orientación básica y sus portadores, pero sin embargo no es posible suprimirla a ella misma (...). Dicha lucha puede hallarse en cualquier parte, y a menudo sus consecuencias aumentan a medida que pasa desapercibida o que adopta la forma de una cómoda tolerancia o de un engañador autoengaño, o que se realiza en forma de “selección”. “Paz” significa desplazamiento de las formas, del adversario o del objetivo de la lucha o incluso de las posibilidades de selección (...). De todas formas es indudable que cuando se decide valorar una reglamentación de las relaciones sociales, cualquiera que sea su naturaleza, es preciso examinar siempre y sin excepción a qué tipo de personas ofrece las mejores ventajas de dominación a través de una selección externa o interna

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Desde el s.XIX, gran parte de la sociología ha venido tratando el conflicto desde perspectivas diversas. Aunque la finalidad de este capítulo es desarrollar sus principales aportaciones, conviene previamente acotar los límites conceptuales de nuestro objeto de estudio: el conflicto social.

2. Elementos del concepto sociológico de conflicto

En este apartado vamos a analizar los componentes estructurales del conflicto social que lo han configurado como categoría sociológica clásica. Dado que una de las principales aportaciones al estudio sistemático de este tema se debe a Ralf Dahrendorf, las referencias al mismo resultan de necesaria obligación4.

2.1. Definición y clasificación

Desde los clásicos a nuestros días no han faltado referencias al concepto de conflicto como objeto de investigación. De las muchas definiciones que existen del conflicto social cabe destacar la de algunos sociólogos renombrados. Así, Simmel señala que «el conflicto social es uno de los modos básicos de vida en sociedad; mediante el mismo los hombres intentan resolver dualismos divergentes y alcanzan un nuevo tipo de integración o unidad, aunque ello sea a costa de la opresión, el aniquilamiento o la subyugación del rival o rivales»5. Por tanto, aunque se trata de un proceso de unificación y resolución de antagonismos, también tiene consecuencias

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disociativas. Por su parte, Lewis A. Coser define el conflicto social como la «lucha por los valores y por el status, el poder y los recursos escasos, en el curso de la cual los oponentes desean neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales»6. Es decir, el conflicto social es una lucha entre personas, grupos o colectividades por la consecución de bienes escasos por medio de recursos también escasos. Para Galtung, un sistema está en conflicto cuando «tiene dos o más objetivos incompatibles»7.

Divergencia, lucha, incompatibilidad, son, pues, términos empleados a la hora de definir el conflicto. Dahrendorf usa el de oposición: «el concepto de conflicto ha de designar, en primer lugar, cualquier relación de elementos que puedan caracterizarse por una oposición de tipo objetivo (latente) o subjetivo (manifiesto)». Llamándose conflicto social «cuando procede de la estructura de las unidades sociales, es decir, es supra-individual»8. Es más, el conflicto social en tanto que hecho social existe con independencia de los individuos o grupos que participan en él.

Al hilo de estas definiciones, de forma genérica, podemos aproximarnos al concepto de conflicto atendiendo a la siguiente clasificación9:

  1. Conflictos ideológicos. Son los que derivan de la contraposición de dos sistemas de valor o dos concepciones del mundo, los cuales se excluyen recíprocamente dada su contradicción lógica y ética. Sin embargo, los valores pueden estar en oposición en el plano de su validez (conflictos latentes) y no en el plano de su vigencia (conflictos manifiestos).

    En todo caso, cuando se dan verdaderos y agudos conflictos ideológicos no hay más salida que el imperio absoluto de una de ambas concepciones en pugna, excluyendo a la otra y llegando incluso a la aniquilación del adversario. Se trata de imponer la propia concepción del mundo en todo lo que tenga de incompatible con cualquier otra.

  2. Conflictos por escasez relativa de bienes y valores. Los fines, valores o intereses mutuamente incompatibles y excluyentes entre roles o grupos son la fuente de este tipo de conflictos. Dada la imposibilidad de la consecución simultánea de dichos fines o valores, se ha de optar por unos a expensas de otros y esto significa que un grupo acapara ciertos valores e intereses a costa de que otro grupo no los posea.

    La escasez de los bienes o valores se puede apreciar en un doble sentido. En primer lugar, en el sentido de la incompatibilidad, puesto que un mismo grupo o una misma persona no puede tener al mismo tiempo dos bienes o valores que se excluyen. Se trata de un conflicto de diversos valores o bienes dentro de un mismo grupo. En segundo lugar, en el sentido de que la posesión de un bien por una persona o grupo excluya la posibilidad de que sea poseído a la vez por otro grupo o persona. Es un conflicto del mismo valor o bien respecto a varios grupos.

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    Con frecuencia, a este tipo de conflicto subyace un conflicto valorativo del tipo ideológico antes visto. Son, entonces, dos maneras de enfocar la misma cuestión: el punto de vista de los valores mismos en conflicto y el punto de vista de la privación potencial relativa que el conflicto supone.

  3. Conflictos raciales o biológicos. Constituye un tercer tipo de conflicto en los que las partes empeñadas tienden a mantener lo que creen ser la pureza biológica y la separación de castas, pudiéndose mezclar, no obstante, este tipo de conflictos con los anteriores.

    En el tratamiento taxonómico de los conflictos existen enfoques divergentes. Frente a quienes defienden la importancia de formular análisis globales de los conflictos para desarrollar una tipología que identifique lo que éstos tienen en común (enfoques holísticos), se encuentran los particularistas, quienes rechazan que se puedan estudiar desde una determinada teoría general. Para estos últimos resulta más provechoso, por tanto, analizarlos en sus manifestaciones más específicas y por separado, pues los tipos de conflictos son muy variados y resulta muy difícil clasificar la inmensa heterogeneidad de la actividad conflictiva de los humanos, que incluyen fricciones familiares, el conflicto de clases, la competición económica entre las empresas, las guerras y las revoluciones, los antagonismos ideológicos y religiosos, la lucha por el poder dentro de un sistema político y tantos otros.

    Una solución de síntesis a este enfrentamiento metodológico es aportada por Dahrendorf, quien partiendo del volumen de la unidad social, por un lado, y de la categoría de los grupos o elementos que toman parte en los conflictos, por otro, obtiene, a partir de un cuadro de doble entrada, hasta quince especies diversas de conflictos sociales, que van desde la resistencia del soldado a su obligación de obediencia y las tensiones entre chicos y chicas en una clase escolar hasta las luchas religiosas y las guerras entre naciones. Mas dada su posición generalizadora, sostiene que estas distintas especies han de ser interpretadas no como fenómenos aislados, sino «como una multiforme variedad de expresiones de un único fenómeno básico»10: a saber, el conflicto social como categoría sociológica específica.

    Finalmente, también resulta pertinente, por lo escrito más adelante, distinguir entre conflicto propiamente dicho y competencia o competición. Esta última posee unas reglas de juego más rígidas, que teóricamente protegen la integridad de todos los competidores. Estrictamente hablando, la diferencia es solamente de grado, pues consiste en que la competencia es mucho menos cruenta y la agresividad queda canalizada en un sistema de convenciones que excluyen la violencia directa aunque no la conducta hostil.

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2.2. Conflictos latentes y manifiestos

El hecho de que los conflictos surjan de la propia estructura social implica la existencia de conflictos latentes y manifiestos. Los primeros son conflictos velados, que no se exteriorizan. Los intereses latentes que provocan conflictos orientan la conducta de los actores sin que sean conscientes de ello, pero pueden convertirse en conflictos manifiestos y expresarse externamente cuando los intereses encontrados van evolucionando hacia una organización consciente en...

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