El Impacto del Subsidio Agrario sobre la Evolución de la Población en Extremadura

Autor1. Beatriz Sánchez Reyes - 2. José Vicéns Otero
Cargo1. Investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid. - 2. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid.
Páginas131-143

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Introducción

Extremadura ha sido siempre una región fuertemente vinculada a la emigración y la actividad agraria. A su vez, ambos conceptos se han visto estrechamente relacionados con las elevadas tasas de paro que ha sufrido la región.

Respecto a la emigración, los años sesenta y setenta fueron especialmente duros en la comunidad que vio cómo su población pasaba de 1.364.857 habitantes en 1950 a 1.050.119 en 1980, lo que supuso una pérdida del 23%. La causa de esta situación se encuentra en la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo en lugares que entonces se encontraban inmersos en procesos de desarrollo industrial, como Madrid y el País Vasco en España o Francia y Alemania en el extranjero.

En cuanto a la actividad agraria, las altas cifras de paro en el sector unidas a la inestabilidad inherente al trabajo del campo, convierten a Extremadura en 1984 en una de las dos comunidades en las que comienza a aplicarse el subsidio agrario como respuesta al problema social que generaba el elevado número de agricultores eventuales en paro.

En el presente artículo se ponen en conexión agricultura, paro y emigración a través de la utilización de un modelo econométrico de diferencias en diferencias que busca conocer la relación existente entre la aplicación de subsidio agrario y la evolución demográfica en las zonas rurales extremeñas. El objetivo es saber si el subsidio agrario ha contribuido a retener a la población en dichas zonas o si por el contrario la población ha evolucionado ajena al cambio que supone en la agricultura la prestación.

Así, primeramente se ofrece una visión general de la evolución del mercado de trabajo agrario y la población en Extremadura; en una segunda parte se mostrarán los aspectos y cifras más relevantes en relación al subsi-Page 132dio agrario; y por último, se estudiará si existe relación, y en caso de existir de qué tipo, entre la aplicación del subsidio agrario y la evolución de la población a través de la utilización de un modelo de diferencias en diferencias, siendo el objetivo de este tipo de modelos evaluar el impacto que una determinada medida, en este caso el subsidio, tiene sobre una variable, en este estudio la población extremeña.

Agricultura y población en extremadura

Como ya se ha apuntado, la comunidad extremeña ha estado siempre ligada a la actividad agraria; en la Tabla 1 se puede ver cómo además de mantenerse como una de las regiones con mayor peso del sector en su economía, es consecuentemente la segunda más afectada por el paro agrario1. Se observa además que en

TABLA 1. EL MERCADO DE TRABAJO AGRARIO EN ESPAÑA

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Fuente: Encuesta de Población Activa (EPA).

Page 1332008, Extremadura es la comunidad con mayor importancia relativa para el sector agrario y la segunda en parados agrarios respecto al total.

La mayor importancia relativa de la agricultura en determinadas comunidades hace que su mercado de trabajo esté más vinculado a ciertas peculiaridades que rodean a la actividad agraria entre las que cabe citar la eventualidad (el 55% del trabajo agrario asalariado en Extremadura en 2007 era eventual), la escasa presencia de mano de obra femenina (sólo el 16% de ocupados agrarios en Extremadura en 2008 eran mujeres), y la pérdida de importancia del trabajo familiar y a tiempo completo en favor del trabajo asalariado y a tiempo parcial respectivamente.

En cuanto a lo demográfico, la Tabla 2 muestra la variación de población para los periodos 1960-1983 y 1986-2008; en ella se puede apreciar que en el primer intervalo, mientras que España ganaba un 24% de habitantes, Extremadura lo perdía, convirtiéndose en la gran perjudicada por el éxodo de los años sesenta y setenta. En el segundo periodo lejos de mejorar, la situación sólo ha llegado a estabilizarse consiguiendo ganar tan sólo un 1% de población frente al 20% del conjunto de España, lo que demuestra que la comunidad extremeña al contrario de lo ocurrido en otras comunidades, no ha visto aumentar su número de habitantes gracias a la inmigración.

TABLA 2. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN POR COMUNIDAD AUTÓNOMA

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Fuente: INE y elaboración propia.

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La segunda característica relevante para la investigación, además de la importante pérdida demográfica, es la ruralidad. En la Tabla 3 se muestra la tipología municipal de España por comunidades para el año 2008. Si se considerasen como rurales los municipios con menos de 10.000 habitantes, se tendría que Extremadura es la comunidad con más población rural, ya que sólo un 49% de su población vive en localidades de más de 10.000 habitantes muy por debajo del 95% de Murcia o el 94% de Madrid. Además, es la segunda comunidad, por detrás tan sólo de Castilla y León, en la que hay más porcentaje de población que reside en municipios de menos de 2.000 habitantes.

TABLA 3. REPARTO DE LA POBLACIÓN SEGÚN TIPOLOGÍA MUNICIPAL. AÑO 2008

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Fuente: INE

Como se sabe, la actividad agraria está estrechamente relacionada con el mundo rural; así pues teniendo en cuenta la importancia que se ha podido comprobar que tienen en Extremadura ambos campos (el rural y el agrario), queda justificado el interés por relacionarlos a través de la búsqueda de la posible relación entre el subsidio agrario y la población rural.

El subsidio agrario

Las situaciones de conflicto social que empezaron a tener lugar en zonas rurales de Andalucía y Extremadura como consecuencia del paro y la eventualidad en el sector agrario, hicieron necesaria la puesta en marcha primero del Empleo Comunitario en 1971 y posteriormente del subsidio agrario y el PlanPage 135de Empleo Rural (PER) en 1984. Ambos sistemas permitían y permiten que los trabajadores agrarios en paro tuviesen acceso a una prestación asistencial en los periodos en que la demanda de trabajo en el sector disminuye de manera considerable.

Si bien ha sido objeto de numerosas modificaciones desde sus inicios, el subsidio agrario se puede definir como una prestación no contributiva del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS), destinada a trabajadores eventuales agrarios por cuenta ajena que incurren en situación de desempleo y cumplen los requisitos establecidos legalmente. Dichos requisitos se pueden resumir en los siguientes puntos:

• Estar inscrito en el censo del REASS en situación de alta o asimilada y al corriente del pago de la cuota fija.

• Tener domicilio en algún municipio de Andalucía o Extremadura2.

• Tener 16 años o más y no haber cumplido la edad mínima que da derecho a obtener una pensión contributiva de jubilación, salvo que el trabajador no haya cotizado lo suficiente para ello.

• Tener cotizadas un mínimo de 35 jornadas en el REASS3 en los doce meses anteriores a la situación de desempleo.

• Carecer, en el momento de la solicitud y durante la percepción del subsidio, de rentas individuales anuales superiores a las del Salario Mínimo Interprofesional vigente y no superar el límite familiar de rentas establecido.

• Inscribirse como demandante de empleo y subscribir el compromiso de actividad.

• Haber percibido el subsidio en alguno de los tres años anteriores a la fecha de solicitud.

Cumpliendo estos requisitos, el agricultor en paro tiene derecho a una prestación del 80% del Indicador Público de Renta a Efectos Múltiples (IPREM) vigente4. La duración máxima del subsidio oscila entre 180 y 360 días atendiendo a razones de edad y cargas familiares del perceptor.

Además del subsidio, cuyas características son las que se acaban de describir, actualmente existen dos tipos especiales de prestación con rasgos muy similares al general: el subsidio por desempleo para los trabajadores eventuales del REASS mayores de 52 años y la renta agraria. Ésta última permite percibir una prestación similar a la que representa el subsidio a aquellos agricultores eventuales en paro que no cumplen con el requisito de haberlo percibido alguno de los tres años anteriores.

Las principales modificaciones que ha sufrido el subsidio agrario desde su primera legislación regulada por el Real Decreto 3237/1983 de 28 de diciembre han sido en lo concerniente al número de jornadas cotizadas requeridas (en un inicio eran 60) y al diferente trato que da a los solicitantes atendiendo a razones de edad y cargas familiares. Las causas que han motivado dichos cambios son fundamentalmente las negociaciones con los sindicatos y la lucha contra el fraude que ha perseguido siempre al subsidio. En cuanto a la primera causa, lo que se ha buscado siem-Page 136pre ha sido ir relajando los requisitos de manera que se considerasen la edad y cargas familiares del agricultor, y las características especiales del trabajo en el campo que son las que en ocasiones hacen complicado llegar a cubrir el número mínimo de jornadas necesarias. Respecto a la lucha contra el fraude, lo que se ha procurado ha sido eliminar vacíos legales que en la práctica daban lugar a que algunos de los beneficiarios del subsidio no representasen exactamente la figura de agricultor eventual en paro para la que se ideó la prestación.

Con el subsidio agrario nace también el Plan de Empleo Rural, más conocido como PER y que a partir de 1997 es sustituido por el Acuerdo Económico para la Protección Social Agraria (AEPSA). El PER/ AEPSA es un plan de inversiones para la construcción de infraestructuras y obras públicas en zonas rurales afectadas por el paro. La relación entre dicho plan y el subsidio, se encuentra en que en las zonas de aplicación de este último, los trabajadores eventuales agrarios en paro tienen prioridad para ser contratados en las obras del PER/ AEPSA, lo que permite a dicho colectivo acceder a un puesto de trabajo en las épocas en las que la agricultura no precisa de su mano de obra. Además, las jornadas cotizadas por la realización de trabajos en las obras mencionadas, pueden computarse (hasta un máximo establecido) a efectos de conseguir las 35 jornadas requeridas para poder ser beneficiario del subsidio.

Una vez expuestas las principales características normativas del subsidio agrario y el PER/ AEPSA, a continuación se muestran algunas cifras en relación a la prestación.

GRÁFICO 1. EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE BENEFICIARIOS DEL SUBSIDIO AGRARIO

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Fuente: INEM

Para comenzar, el Gráfico 1 muestra la evolución en el número de beneficiarios del subsidio en Andalucía5 y Extremadura desde 1984 hasta 2008, siendo el eje de la derecha el correspondiente a Andalucía y el de la izquierda a Extremadura. Como se puede apreciar, en ambas comunidades la evolución es muy similar, siendo la causa de la mayoría de los cambios de tendencia las modificaciones en la normativa; así los descensos en el número de beneficiarios suelen deberse a unPage 137endurecimiento de los requisitos para acceder al subsidio, mientras que los incrementos están relacionados con cambios tendentes a relajar los requerimientos, como pueden ser la reducción del número de jornadas cotizadas. Cabe mencionar como caso especial el descenso que tiene lugar a partir del año 2002, momento en el que la normativa reguladora del subsidio establece que sólo podrán acceder al mismo aquellos que hubiesen sido beneficiarios en alguno de los tres años anteriores. Como es evidente, este requisito hace disminuir los subsidiados año a año; sin embargo, en 2003 aparece la renta agraria, a la que se ha hecho mención anteriormente, con características muy similares a las del subsidio y con una tendencia del número de beneficiarios contraria a la de éste; por lo que el descenso en el número de subsidiados se traduce en un incremento de los perceptores de la renta agraria.

Del análisis del perfil del beneficiario y su evolución se pueden extraer conclusiones interesantes. Si atendemos a la variable sexo, sucede lo que no cabría esperar habida cuenta de la distribución por sexo de los ocupados agrarios. En la Tabla 4 se muestran para Andalucía y Extremadura el porcentaje de mujeres beneficiarias del subsidio para el periodo 1984-2008.

TABLA 4. PORCENTAJE DE MUJERES BENEFICIARIAS DEL SUBSIDIO AGRARIO

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Fuente: INEM

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Lo que más llama la atención es la diferencia existente entre el porcentaje de mujeres agricultoras y el de subsidiadas, siendo este último valor bastante superior al primero en los últimos años. Así, por ejemplo, en Extremadura en 1995 las mujeres ocupadas en el sector agrario representaban un 13% del total mientras que las subsidiadas eran el 32%; en 2008 esas cifras eran del 16% y 45% respectivamente. En Andalucía las cifras son aún más llamativas, ya que las mujeres con subsidio superan desde 1991 el 50% del total. En definitiva, lo que sucede en ambas comunidades es que las mujeres han ido ganando presencia como beneficiarias del subsidio en detrimento del número de hombres; esta situación parece sugerir que la presencia de mujeres en la agricultura está estrechamente relacionada con el subsidio, en cuyo cobro muchos hogares verían un complemento a la renta familiar. Respecto a lo que este hecho supone hay opiniones encontradas; por un lado se podría decir que se está incentivando la presencia de la mujer rural en el mercado de trabajo (no hay que olvidar que las tasas de actividad de la mujer en el medio rural están por debajo de las de zonas urbanas); pero por el otro hay quien ve en esta situación cierta discriminación hacia la mujer, ya que más que integrarse en el mercado de trabajo, estaría trabajando únicamente para aportar ese pequeño sobresueldo que sería el subsidio a la economía familiar.

En cuanto a la distribución de beneficiarios por edades, los resultados que se reflejan en el Gráfico 2 son los que se podían esperar.

Se puede observar que, aunque el grupo con mayor presencia es el de edades comprendidas entre los 25 y los 49 años, la tendencia de los grupos de menor edad es decreciente, mientras que los beneficiarios de mayor edad van en aumento. El gráfico pone de manifiesto el hecho de que cada vez menos jóvenes están dispuestos a trabajar como agricultores.

GRÁFICO 2. EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE BENEFICIARIOS DEL SUBSIDIO AGRARIO POR EDAD

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Fuente: INEM

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Aplicación del modelo de diferencias en diferencias y análisis de resultados

Como se apuntó al inicio del presente artículo, el objetivo perseguido por el mismo es obtener como resultado la relación existente entre la aplicación del subsidio agrario en las zonas rurales de Extremadura y la evolución de su población; más en concreto, se pretende saber si la prestación ha tenido un efecto positivo sobre la población rural. Para conseguir dicho objetivo, se ha utilizado un modelo de diferencias en diferencias.

Los modelos de diferencias en diferencias se utilizan cuando se quiere medir el impacto que un tratamiento, política, ley, etc. ha tenido sobre una determinada variable. Lo que aportan los modelos de diferencias en diferencias es la utilización de un grupo de control que no es más que un conjunto de observaciones cuya diferencia más relevante con el grupo de observaciones de estudio, o grupo objetivo, es que no se ve afectado por el tratamiento, política o ley6. La función de este nuevo grupo es la de filtrar los efectos distintos al tratamiento que se pretende evaluar y que podrían estar influyendo en la variable de interés. Con ello, se tiene que la forma más simple de un modelo de diferencias en diferencias es la siguiente:

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Donde yijt es la variable sobre la que se pretende medir el impacto para la observación i, perteneciente al grupo; (grupo objetivo=1 o grupo control=0), en el momento t. xij es una variable ficticia que toma el valor 1 si el individuo pertenece al grupo objetivo, es decir, el que recibe el tratamiento, y 0 en caso contrario. xit es otra variable ficticia que toma el valor 1 en el momento en el que ya se ha introducido el cambio que se quiere evaluar (t =1) y 0 en el momento anterior (t =0). Finalmente xijt es la interacción variable que recoge el efecto del cambio, ya que vale 1 para el grupo objetivo tras el cambio y 0 en caso contrario, por lo que una forma de expresarla es xijt = xij.xit

Por tanto, según lo anterior, el parámetro a analizar sería â3 que nos estaría diciendo en qué medida la variable y del grupo objetivo se ve afectada por el tratamiento.

Hasta aquí se ha descrito el planteamiento teórico del modelo de diferencias en diferencias7; a continuación, se pasa a explicar su aplicación al caso que nos ocupa.

Para comenzar, lo principal es definir los dos grupos que intervienen en el análisis. Así, el grupo objetivo lo constituyen los municipios de Extremadura, mientras que el grupo control está compuesto por las localidades de la comunidad de Castilla-La Mancha y más en concreto las de las provincias de Albacete, Cuenca y Ciudad Real8. Ya se ha mencionadoPage 140que el grupo control debe ser lo más parecido posible al grupo de tratamiento, por lo que, teniendo en cuenta los objetivos del estudio, la elección de esta comunidad obedece a criterios basados en las similitudes existentes en la evolución de la población y mercado de trabajo agrario con Extremadura9.

Así, tomando como punto de partida la especificación básica del modelo de diferencias en diferencias expresado en la ecuación 1, se tendría que yijt es la variación de población del municipio i, perteneciente al grupo j (con j=1 para Extremadura por ser el grupo objetivo, y j=0 para Castilla- La Mancha por ser el grupo control) en el periodo t (siendo t=1 el periodo de aplicación del subsidio que va desde 1986 hasta 2008, y t=0 el periodo anterior 1960-1983). xij tomaría el valor 1 cuando el municipio perteneciese al Extremadura y 0 en caso contrario; xit valdría 1 en el periodo de aplicación del subsidio y 0 en el anterior; y por último xijt sería el producto de las dos anteriores de manera que vale 1 para los municipios de Extremadura en el periodo 1986-2008 y 0 para el resto, es decir, que el parámetro β3 es el que mide el impacto del subsidio agrario sobre la población extremeña habiendo filtrado, gracias al grupo control, el resto de efectos comunes a ambos grupos. Debe notarse, que si no se incluyese en el análisis el grupo control, el modelo podría llevarnos a conclusiones falsas, ya que se estaría cayendo en el error de atribuir los cambios en la población exclusivamente al subsidio, lo cual sería absurdo.

Con lo anterior lo que se tiene es el modelo más básico de diferencias en diferencias especificado tan sólo por variables ficticias; sin embargo, resulta conveniente añadir variables de tipo continuo que confieran al modelo mayor capacidad explicativa, ya que aunque con la inclusión del grupo control se filtren los efectos de variables desconocidas que estarían afectando a ambos grupos de la misma manera, también influyen otros factores que pueden afectar de distinta forma a cada municipio. No obstante, el hecho de trabajar con datos a nivel municipal y para un intervalo temporal tan amplio, hace que resulte complicado encontrar variables adicionales que puedan mejorar el modelo. En este caso, además de las ya mencionadas, se han incluido la tasa de paro y una variable que representa el grado de aislamiento de cada municipio10. Resulta lógico pensar a priori que ambas influirán de manera negativa e importante sobre la población puesto que municipios con elevadas tasas de paro y/o aislados de servicios básicos, se verán más fácilmente abocados a la pérdida de habitantes.

Por último, una vez seleccionadas las variables faltaría definir con mejor precisión los municipios que se incluyen, cuya selección está condicionada por los objetivos que se persiguen. En este sentido, dado que el interés se centra en la influencia que ha podido tener el subsidio agrario sobre la población rural, se han excluido los municipios de más de 10.000 habitantes por considerarse ya zonas urbanas. Asimismo, no se han incluido los de menos de 1.000 ya que para el caso de la variable «paro», los municipios pequeños distorsionan el análisis al contar muchos de ellos con tasas de paro casi nulas debidas a que en dichas localidades, gran parte de la población se encuentra jubilada y mucha de la que no lo está reside en el municipio precisamente porque es su lugar de trabajo. Así pues, en esos casos, una tasa de paro pequeña en uno de estos municipios tiene una lectura distinta a la que tendría en una ciudad.

Con los ajustes anteriores, la especificación del resultante tiene la siguiente forma:

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Donde las variables grupo, periodo e inte se corresponden con las xij, xit y xijt de la ecuación 1 respectivamente; la variable dista es la que representa el grado de aislamiento ya definido, y la variable paro es la tasa de paro de cada municipio.

La estimación de los parámetros de la ecuación anterior se ha llevado a cabo con el programa STATA, dando como resultado los que figuran en el siguiente cuadro:

CUADRO 1. RESULTADO DE LA ESTIMACIÓN

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Como era de esperar, las variables dista y paro aparecen en la ecuación con signo negativo, es decir, que cuanto más aislado esté un municipio y mayor tasa de paro presente, su población se verá más afectada por la emigración. Según los valores de los parámetros asociados a dichas variables, por cada punto porcentual que creciese la tasa de paro, la población disminuiría un 0,523%; mientras que por cada kilómetro que se incrementase la distancia entre el municipio y la cabecera de área más próxima, su población caería un 0,116%.

Por otro lado, el signo de la variable que representa el efecto del subsidio agrario (inte) es negativo, lo que estaría indicando que éste tiene una influencia negativa sobre la población. Sin embargo, no resulta tan sencillo afirmar que el subsidio agrario sea el responsable de parte de la emigración que ha tenido lugar en los pueblos de Extremadura; ya se ha dicho que la desagregación territorial y el amplio intervalo temporal con el que se está tratando hacen complicado encontrar tantas variables como sería deseable, por tanto, hay que tener en cuenta que la variable ficticia inte no sólo estaría representando el efecto del subsidio, sino que incluiría también otros factores distintos a éste que influyen de forma negativa sobre la población. No obstante, lo que sí se puede afirmar, es que Extremadura ha sido duramente castigada por la emigración de las zonas rurales y el subsidio agrario no ha sido capaz de poner freno a esta situación.

Por último, la estimación de los modelos en diferencias, tal y como se señala en Vicéns (2008), no está exenta de problemas y nuestra aplicación no es una excepción. Pero de los problemas potenciales, correlación intragrupo, autocorrelación y endogeneidad, solamente el último de ellos puede afectar al modelo planteado. Así, sería lógico decir que si la tasa de paro de un municipio es muy elevada, su población tenderá a marcharse a otros lugares en busca de empleo, pero además podría pasar, y de hecho pasa por los motivos que ya se han expuesto, que la tasa de paro de una localidad sea muy pequeña porque en ella residen pocos habitantes, de manera que aquí sería la población la que estaría condicionando a la variable paro.

Cuando esto sucede, aparecen inconvenientes asociados a modelos en los que, al contrario de lo que establecen las hipótesisPage 142básicas del modelo de regresión lineal, las variables explicativas o regresores no son fijos, ya que varían en función de Y que es la variable explicada y por tanto estarían correlacionados con la perturbación aleatoria. Ante esta situación, el estimador MCO de los parámetros no es válido ya que presenta sesgo pues en:

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X y ε estarán correlacionados y por tanto (X´X)-1 X´ e 0, no coincidiendo el estimador MCO con el verdadero β.

La solución habitual es la estimación mediante variables instrumentales (VI), pero tal estimación no resulta tan sencilla, y suele ser complicado disponer de los p instrumentos o variables. En el caso que nos ocupa, como ya se ha mencionado, ha resultado muy difícil obtener variables para la desagregación territorial y el ámbito temporal que se necesitaba, y por consiguiente no ha podido tomarse ningún instrumento como solución al problema de la endogeneidad en la variable paro. Sin embargo, no hay que olvidar que si bien el problema de la endogeneidad nos hace dudar del sesgo y significatividad del parámetro que acompaña a la variable paro, el objetivo de nuestro análisis es el impacto del subsidio agrario sobre la población, y esta variable está exenta del problema.

Conclusiones

Se ha visto que Extremadura se sitúa muy por encima de la media española en lo que a empleo y paro agrario se refiere y se ha podido comprobar asimismo que sufrió de manera importante la emigración de los años sesenta y setenta. Por otro lado, los datos arrojan que un 51% de extremeños viven en municipios de menos de 10.000 habitantes, con lo que se puede decir que la mitad de la población es rural. En este contexto, el subsidio agrario, cuyo verdadero fin es garantizar unas rentas mínimas a trabajadores eventuales agrarios en paro, no parece haber podido evitar que mucha de esa población rural haya emigrado a otras zonas en busca de mejores oportunidades. El modelo aplicado ha demostrado que el paro y el grado de aislamiento de los municipios inciden de forma negativa sobre la población y que el subsidio agrario no ha logrado parar el proceso de pérdida de habitantes de los municipios en los que es de aplicación. Así, lo que haría falta plantearse es la necesidad de invertir en la creación de empleo en otros sectores a la vez que revisar las medidas llevadas a cabo en el sector agrario con el objetivo de mantener la actividad en el mismo; todo ello con el fin último de lograr frenar la pérdida de población de las zonas rurales.

Bibliografía

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[1] Hay que tener en cuenta que un parado como tal no pertenece a ningún sector. La EPA divide a los parados en dos grupos: los que buscan su primer empleo y los que han trabajado anteriormente. Los parados agrarios a los que se hace alusión son los que han trabajado anteriormente en el sector siempre y cuando no hayan transcurrido más de tres años desde el último empleo.

[2] La razón por la que el subsidio se empieza a implantar únicamente en Andalucía y Extremadura es porque según reza en su la primera legislación «El sistema del subsidio por desempleo se aplicará en aquellas Comunidades Autónomas donde el paro estacional de los trabajadores agrarios eventuales sea superior a la media nacional y donde el número de éstos sea proporcionalmente superior al de otras zonas agrarias» (BOE núm.313, de 21 de diciembre de 1983)

[3] Como se verá más adelante, parte de estas 35 jornadas pueden obtenerse por la realización de trabajos del PER/ AEPSA.

[4] Actualmente el Indicador Público de Renta a Efectos Múltiples es de 527,24 /mes.

[5] Aunque el artículo está centrado en la comunidad de Extremadura, en algunas tablas y gráficos se incluirá también Andalucía a modo comparativo.

[6] En la práctica, la condición de que ambos grupos se diferencien únicamente en estar o no sometidos al tratamiento, suele ser difícil de cumplir de manera estricta por tratarse de sucesos reales y no de experimentos controlados, así pues, lo que se intenta es cumplir con el requerimiento en la medida de lo posible y tener en cuenta a la hora de sacar las conclusiones del modelo las diferencias existentes con el que sería el modelo ideal.

[7] Asociados a estos modelos, pueden surgir varios problemas econométricos que han de tenerse en cuenta a la hora de construir y sacar conclusiones de los resultados obtenidos. Estos problemas son la existencia de correlación intragrupo, la endogeneidad en el tratamiento y autocorrelación en la perturbación aleatoria. Véase Vicéns (2008).

[8] Dado que Guadalajara y Toledo son limítrofes con Madrid, las zonas rurales de estás provincias se ven beneficiadas por la mejora de las vías de comunicación con la capital lo que les permite convertirse en pequeñas ciudades dormitorio con el desarrollo que ello supone. Así pues, como lo que se busca es que el grupo control sea lo más parecido posible al grupo tratamiento, no se considera adecuada la inclusión de los municipios de ambas provincias por presentar unas características muy distintas al de zonas rurales en principio similares del resto de Castilla-La Mancha y de Extremadura..

[9] Véase Sánchez (2009).

[10] El grado de aislamiento se mide como la distancia del municipio a la cabecera de área comercial más próxima. La definición de un municipio como cabecera de área va en función del volumen de población que atrae gracias a su equipamiento comercial. La labor de definir qué municipios son cabecera de área o subárea se lleva a cabo en el Instituto L.R. Klein de la Universidad Autónoma de Madrid.

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