Sociedad tecnológica e implicaciones ciudadanas

AutorProf. Dr. Álvaro A. Sánchez Bravo
Cargo del AutorProfesor Contratado Doctor de Filosofía del Derecho. Universidad de Sevilla.
Páginas223-240

Ver nota 1

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1. Introducción

Bajo la expresión «nuevas tecnologías» se esconden una pluralidad de procesos complejos que vienen a situarnos frente a nuevos retos, pero anclados en una cuestión plurisecularmente planteada: ¿qué papel puede jugar el desarrollo de la tecnología y de la ciencia, en la mejora de la vida de los seres humanos y de los grupos en que se integran?. 2

Hace ya tiempo, la Declaración de Principios de la Cumbre Mun-dial de la Sociedad de la Información reunida en Ginebra manifestó, como respuesta a la cuestión planteada «el compromiso común de construir una sociedad de la información centrada en la persona, incluyente y orientada a la desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar y utilizar, y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan desarrollar su pleno potencial en la promoción de su desarrollo sostenible y la mejora de su calidad de vida...» 3

Por que de eso se trata, de no arrumbar al hombre como mero esclavo, sufridor o soporte de procesos tecnológicos, sino de hacer que sea el hombre el que encauce sus logros, corrija sus fracasos, y determine

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hacia donde camina la técnica y la ciencia, con la vista puesta en una sociedad universal más digna, más libre y más justa.

Como punto de partida, es necesario considerar que pese a lo obvio que pudiera parecer, la tecnología no es, por si misma, ni buena ni mala. Es la utilización que de la misma se haga la que determinara la naturaleza y extensión de sus beneficios o perjuicios.

Lo que si no conviene obviar, prima facie, es que no es posible deslindar los aspectos sociales, de los aspectos técnicos, industriales y económicos que confluyen en la nueva sociedad tecnológica. En el futuro podrán existir diversos modelos de sociedad tecnológica, dependiendo de los diversos modelos que de industrialización se impongan, y que consecuentemente, deberán considerar diversos modelos y compromisos políticos para evitar la exclusión social y la creación de nuevas oportunidades para las personas y sectores más desfavorecidos.

Por otro lado, conviene tener presente como la revolución tecnocientífica esta propiciando profundas transformaciones en el modo de concebir nuestras sociedades, su organización y estructuras. Efectivamente, los procesos tecnológicos están en constante evolución, sus capacidades aumentan día a día, su utilización se multiplica y diversifica sin cesar, y se imbrica en múltiples sectores a los que debe prestarse atención.

2. Nuevas tecnologías de la información y comunicación (tic)

Desde la década de los 70, los progresos tecnológicos se han evidenciado con mayor énfasis en el campo de las TIC. En la hora presente, el progreso técnico nos permite tratar, almacenar y transmitir información, en cualquiera de sus formatos con independencia de la distancia, tiempo y volumen. En este ámbito, Internet ha devenido el símbolo emblemático de ese nuevo proceso de globalización planetaria que mueve el engranaje de la consecución de una sociedad mundial de la información.

Ahora bien, esa globalizacion para que sea correctamente justipreciada requiere que no sea considerada de manera ideal, pues junto a innegables progresos y mejoras, ha puesto en evidencia fenómenos de agresión a los derechos y libertades de los ciudadanos.

Lo relevante en este punto sea considerar que la opción por una sociedad global del conocimiento, deba ser entendida como una sociedad mun-dial que comparte el conocimiento. Sólo de esta forma sería aceptable un movimiento globalizador que sirviera para unir a los pueblos, para caminar por sendas comunes, para resolver problemas universales, y no como

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lo que hoy se esconde bajo esa expresión sutil, pero a la vez terrible, que intenta imponer modelos de conducta, unidireccionalidad del pensamiento, y que busca eliminar a los diferentes, a los no productivos, a todos aquellos que no se someten al «conocimiento» del «imperio».

No se olvide que la comunicación es un proceso social fundamental, una necesidad humana básica y el fundamento de toda organización social, siendo indispensable para la articulación de la sociedad de la información. Es por ello que, como ha señalado Naciones Unidas, todas las personas en todas partes, deben poder participar y no debe excluirse a nadie de las ventajas que ofrece la sociedad de la información.

Pero la participación en la información no debe basarse en actitudes paternalistas o «caritativas», sino que debe operarse un salto cualitativa y cuantitativamente importante: «el paso de la solidaridad activa a la solidaridad pasiva». Las nuevas tecnologías no serán más que fuegos de artificio, si no contribuyen a una sociedad más equitativa, más igualitaria, donde su potencial se haga más accesible a todos, y contribuya a la mejora de los niveles de calidad de vida de los ciudadanos.

De entre las numerosas implicaciones en las que podríamos detenernos, creo necesario considerar cuatro:

  1. Cohesión Social y Calidad de Vida.

    Uno de los mayores exponentes del desarrollo humano es la posibilidad creciente de los individuos de participar plenamente en la vida social de la colectividad, evitando toda forma de exclusión, con todas las consideraciones políticas y jurídicas que ello implica 4.

    Asimismo los individuos deben estar en disposición de satisfacer sus aspiraciones y necesidades, conservando el control de su propia vida, con un criterio no sólo cuantitativo, sino cualitativo que se conecta con la idea de dignidad humana.

    A ambos objetivos puede contribuir la sociedad de la información si partimos de la premisa de que es esencial que las personas, o los grupos en que se integran, no sean forzadas a ajustarse a las nuevas tecnologías, si no que sean las nuevas tecnologías las que se adapten a las necesidades de los hombres.

    Cuestión capital en este ámbito resulta asimismo la consideración de los problemas que las nuevas tecnologías pueden plantear para determinados sectores sociales, tales como los pobres, enfermos, minusválidos, excluidos, marginados, e incluso para los países en vía desarrollo. Estas

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    situación puede ser especialmente difícil para el número considerable de analfabetos que aún existen en el mundo, para los inmigrantes que desconocen la lengua del país de acogida, y, en general, para aquellas personas que tengan cualquier problema de aprendizaje. Es por ello que los grupos que tengan un riesgo de exclusión sean especialmente integrados en la sociedad de la información, prestando una especial atención a sus concretas necesidades, pues como en la práctica se ha evidenciado, las TIC pueden contribuir sustancialmente a la mejora de la calidad de vida y la autonomía de numerosas personas que tienen problemas para acceder a determinados servicios o subvenir a sus necesidades empleando los métodos tradicionales.

    Así lo indica Naciones Unidas al señalar que debemos prestar especial atención a la situación de los grupos marginados y vulnerables de la sociedad, en particular los emigrantes, las personas desplazadas en su propio país y los refugiados, los desempleados y las personas menos favorecidas, las minorias y las poblaciones nómadas. Reconocemos, por otra parte, las necesidades especiales de los ancianos y las personas con discapacidades.

    Estamos resueltos a habilitar a los pobres especialmente a aquellos que viven en zonas remotas, rurales y urbanas marginalizadas, a acceder a la información y utilizar las TIC como instrumento para apoyar sus esfuerzos por liberarse de la pobreza.

    En la evolución de la sociedad de la información, debe prestarse particular atención a la situación especial de los pueblos indígenas, así como a la preservación de su legado y su patrimonio cultural 5

    Pero para ello es necesario, en primer lugar, remover los obstáculos que dificultan su puesta en marcha, pues todavía existen numerosos ciudadanos que se sienten presionados por la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías, o sucumbir a las mismas, sin llegar siquiera a entenderlas. Como indicó el Forum sobre la sociedad de la información 6 «la soberanía en la sociedad de la información debe pertenecer a los individuos... son sus prioridades las que deben determinar los usos y la modalidades en que las nuevas tecnologías serán aplicadas». El potencial positivo de la tecnología para remontar las divisiones sociales existentes debe ser considerado como una prioridad para todos los sectores afectados. Si este objetivo no está suficientemente considerado los resultados podrán

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    ser extremadamente nefastos, ampliando aun más las diferencias en el seno de la sociedad, al ser las TIC únicamente accesibles a un pequeño grupo de privilegiados 7.

    Junto a estos problemas estructurales, Las TIC presentan innegables efectos sobre los contactos sociales y la calidad de vida de los ciudadanos, en lo que se ha denominado la «organización social de la sociedad de la información» 8. Así numerosos usuarios se cuestionan la eficacia, e incluso la propia existencia, de las TIC ante el riesgo de que puedan acabar con los habituales contactos sociales, y ante el mayor número de servicios sólo accesibles vía telemática, que excluye de determinados servicios, prestaciones y conocimientos a los usuarios carentes de la tecnología doméstica adecuada. si la ausencia de tecnología incorpora, como hemos visto, innegables handicaps, la velocidad con que las nuevas tecnologías se introducen en la vida cotidiana nos lleva a plantearnos las cuestión de la necesaria conciliación entre las necesidades, personales, comportamentales y psicológicas, de los ciudadanos y los nuevos sistemas tecnológicos. Existe el peligro de que determinados individuos pierdan la conciencia de la realidad concreta, «navegando» por esa otra realidad virtual donde todo es posible, donde uno es el héroe, el líder...

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