Sociedad de la información.

AutorJosé Justo Megías Quirós
CargoProfesor Titular de Filosofía del Derecho. Universidad de Cádiz.
Páginas77-119
  1. Prensa digital

    Cuatro años han sido suficientes para convencernos de que el periódico digital ha conseguido establecerse en la sociedad contemporánea como una de las vías preferidas para aquellos que buscan una información rápida y fiable. Como botón de muestra basta prestar atención a la última semana de marzo, en la que se disparó la consulta de diarios online en EE.UU., según la medición de audiencias en Internet Nielsen/NetRatings, a causa del conflicto de Oriente Próximo. El ChicagoTribune registró el mayor crecimiento, con 479.000 visitas y un incremento del 65%; The New York Post incrementó un 59% sus conexiones, con 817.000 visitas en total; el New York Times consiguió 2,2 millones de visitas, lo que representa un incremento del 24%; el financiero The Wall Street Journal consiguió una cuota de crecimiento del 22% y 399.000 visitas. También en nuestro país han cobrado una enorme relevancia los medios digitales, como lo pusieron de manifiesto los datos de la OJD en las últimas oleadas. Elmundo.es, que en 1998 contaba con unos 3 millones de páginas visitadas mensualmente, pasaba a la cifra de 106 millones en el pasado mes de octubre. En segundo lugar, a distancia superior a los 13 millones de páginas visitadas, le seguía Elpais.es, mientras que Abc.es rondaba los 34 millones.

    La batalla entre los medios españoles se había librado siempre por cuenta de los dos primeros. El País lideró desde un principio el ranking de lectores y mantuvo este liderazgo hasta abril del año 2000, momento en que se equipararon las preferencias de los lectores en torno a los 25 millones de páginas vi-sitadas de cada periódico, aunque la balanza terminó inclinándose a favor de El Mundo, que se colocó en primer lugar con unas cuarenta mil páginas más que su competidor[1]. Quedaba confirmado de esta manera algo que ya había hecho público el Pointer Institute de Florida, que con la prensa digital gratuita desaparecía el lector cautivo de un solo diario y se favorecía el acceso a varios medios y los cambios consiguientes, aunque se continuara siendo fiel a uno de los diarios escritos. Al mes siguiente la diferencia entre uno y otro ascendió hasta los 4 millones y, poco a poco, comenzó un suave distanciamiento entre ambos periódicos que presagiaba alguna intervención que pusiera fin a esta tendencia[2].

    El periodismo digital estuvo presente durante el verano en los cursos universitarios: G. Lafuente, M. Tascón, V. de la Serna, etc. ofrecieron en los Cursos de la UIMP, de El Escorial y otras Universidades de Verano su visión sobre el futuro de esta modalidad periodística. Coincidían en que no podía consistir tan sólo en la traslación de la prensa escrita en papel a la red, sino que debía producirse una integración y complementariedad de lo nuevo y lo tradicional, de la rapidez informativa con la solidez de la información. Venían a coincidir con el informe publicado por Forrester Research poco antes del verano sobre las preferencias del lector de prensa digital, que demandaba contenidos dinámicos, seleccionados y enriquecidos activamente en tiempo real. Una prue-ba de que el periódico digital no era la simple versión digital del impreso, sino algo muy distinto, nos la ofrecía el Täglich Alles austríaco, primero en abandonar la edición en papel para centrarse exclusivamente en la edición de la red[3].

    No podemos olvidar, al mismo tiempo, la importancia que tiene para los lectores contar con la posibilidad de consultar no sólo los medios de su propio país, sino los de cualquier Estado y en cualquier idioma, contando además con la garantía de una cabecera de reconocido prestigio. Y, junto a esta ventaja, otra de gran importancia: la libertad de prensa se hace realidad en aquellos países que continúan haciendo uso de la censura, pues la información se podría hospedar en una web fuera del alcance de las autoridades intolerantes. Este fue el caso, por ejemplo, del diario Demain en diciembre de 2000, censurado por las autoridades marroquíes y que comenzó a alojarse en la web de la asociación francesa Samizdat; otro tanto hicieron ocasionalmente otros diarios, como Le Journal y Assahifa, que publicaron algunas páginas hospedadas en el semanario francés Courrier International.

    1. La guerra de números

      Los datos de la medición de septiembre de 2000 pusieron de manifiesto que en la prensa española había gran interés por el dominio de este mercado periodístico. Mientras que El País se había colocado en el primer puesto en cuanto a visitantes únicos, sin embargo era El Mundo el que había conseguido aumentar la diferencia de páginas visitadas en casi 15 millones[4]. Pero la noticia más significativa de este mes no fue precisamente esta diferencia, sino la demanda que interpuso El Mundo contra Prisa, sus filiales El País y Prisacom, y contra Mario Tascón, director de contenidos de Prisacom y anterior director adjunto de El Mundo. La razón de la demanda había sido la contratación en bloque del 62% del equipo digital de El Mundo por parte de Prisa, hecho que fue considerado por el demandante como una maniobra para causar un perjuicio real a la competencia y para conseguir fácilmente unos secretos empresariales que le habían llevado a liderar el mercado[5]. En el petitum, además del resarcimiento por daños y perjuicios y de la condena en costas a la parte contraria, se solicitaba la prohibición de trabajar en El País digital a quienes habían cambiado de empresa, así como que iniciaran proyectos similares a los realizados en su anterior puesto de trabajo. Los datos OJD del mes de octubre no recogieron nada significativo derivado de lo anterior: el demandante había conseguido 43.060.000 visitas a sus páginas y el demandado 27.550.000, mientras que Abc casi alcanzaba los 11 millones y El Periódico los 4.5 millones. Los datos de los meses siguientes mantuvieron la misma tónica, con la única diferencia de que desde principios de 2001 El Mundo no sólo aventajaba a El País en páginas visitadas, sino también en visitantes únicos.

      Pero los datos del pasado mes de enero hacían saltar la sorpresa, pues según el acta de la Oficina de Justificación de la Difusión correspondiente a la medición del citado mes, elpais.es pasaba a ocupar el primer puesto, con 139 millones de páginas y 14,3 millones de visitas, mientras que elmundo.es debía conformarse con 111 millones de páginas y 11,5 millones de visitas. El Mundo hacía pública inmediatamente una interpretación de los datos[6] ‑pues es mucho lo que está en juego a efectos de ingresos por publicidad-, apoyándose para ello en otras mediciones ofrecidas por Júpiter MMXI[7], aunque cita también mediciones de NetValue y Nielsen. Según El Mundo, la cifra que debe atribuirse realmente a elpais.es es la de 93 millones, en lugar de los 139. La primera de las razones de esta minoración sería que El País está contando como tráfico propio el generado desde otros lugares de Prisa (buscopio.com, anticiclon.com, meristation.com, etc.), por lo que el usuario que “pincha” una llamada conducente a una página de elpais.es será contabilizado junto a los verdaderos lectores de este diario. La segunda razón que aduce El Mundo es que, según la OJD, 25,5 millones de las páginas contabilizadas en el mes de enero corresponden a la descarga automática que el propio diario realizó en las PDAs por el acuerdo suscrito con el proveedor de servicios; como esta información no ha sido solicitada por los usuarios de PDAs, no se puede saber con certeza el uso que hayan realizado de las páginas recibidas, pero éstas quedan contabilizadas automáticamente.

    2. El porqué de esta batalla

      La respuesta es evidente: los ingresos por publicidad. Una de las características más importantes de la prensa digital es el bajo coste de producción, tanto en los diarios como en las publicaciones semanales o mensuales. Su coste se calcula en una décima parte de lo que se necesita para la prensa impresa, y si además se cuenta con una edición impresa, se puede aprovechar gran parte de sus contenidos, aunque necesiten una adaptación a la demanda digital. Las otras dos ventajas tampoco son de poca importancia. La primera de ellas está referida al ahorro de costes, pero esta vez los relacionados con la distribución y promoción electrónica, que sustituye al correo tradicional; la segunda es que la distribución a través de la red permite personalizar el contenido, de manera que cada abonado obtiene la información que realmente necesita, y además la puede obtener con mayor celeridad. Pero a pesar de estas ventajas, se precisa de unos ingresos suficientes, y éstos hasta ahora sólo se han hecho realidad a través de la publicidad, pues la mayor parte de la prensa digital continúa siendo gratuita. Y esa publicidad siempre estará en función de los visitantes que consiga cada diario, sea por sus contenidos, por su accesibilidad, o por las razones que sean[8].

      En otros países, algunos medios han implantado el cobro por contenido para financiar una parte de los costes, como es el caso del Wall Street Journal, que consigue de este modo el 40% de los ingresos por su edición digital. Financial Times era otro de los que anunciaba en marzo que en breve dejaría de ser gratuito para pasar a cobrar por sus contenidos, aunque no tenía claro si algunos serían gratuitos[9]. La diferencia entre uno y otro es que el primero, a cambio de la suscripción onerosa, no sólo pone a disposición del lector el diario online, sino que permite el acceso a más de 30.000 fichas de empresas y al archivo histórico de tres periódicos[10]. En el caso de los lectores españoles, según revela el estudio realizado por rmg&asociados durante el pasado mes de febrero, tan sólo un 30% de los lectores encuestados estaría dispuesto a pagar la suscripción a un diario digital, pero tendría que ofrecer también algunos de los contenidos que aparecen en los diarios impresos y suelen omitirse en la prensa digital[11].

      Otros medios, como el New York Times, no cobran por la suscripción, pero exigen a los lectores que...

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