El sindicalismo hoy.

AutorRodolfo Benito Valenciano
CargoPresidente de la Fundación Sindical de Estudios y miembro de la Comisión EJecutiva Confederal de CC.OO.
Páginas201-207

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El sindicalismo, ayer, como hoy, sólo puede ser concebido vinculado a la idea de progreso y cambio social. Y para este objetivo, que permanece inalterable, tiene que ser capaz de interpretar correctamente cuáles son las claves que configuran la realidad, tanto en su vertiente estrictamente laboral, como en su vertiente social; tiene que saber dónde se sitúan los intereses de los trabajadores y trabajadoras; tiene que identificar qué formas adopta hoy el conflicto.

Porque son los nuevos modos de producir y también las nuevas estrategias productivas, así como la emergencia de nuevos colectivos laborales, las que determinan la acción de los sindicatos.

Y uno de los rasgos más determinantes de este proceso es la globalización, o lo que es lo mismo, el grado alcanzado por la transnacionalización empresarial, esto es, lo que podríamos denominar la globalización de la producción, que ha hecho que las relaciones entre capital y trabajo rompan sus límites nacionales y se establezcan sin consideración de nacionalidad, arrastrando tras de sí toda la trama de relaciones que lleva consigo la actividad de empresas que reúnen capitales, se dotan de medios de producción, los amasan con la fuerza del trabajo y tecnología, compran y venden, generan excedente, pagan o eluden impuestos.

La transnacionalización productiva está facilitando a cierto tipo de empresas radicarse allí donde en cada momento encuentran las condiciones más favorables para sus intereses, competitividad y cuenta de resultados; una movilidad del capital productivo que le permite acceder a la oferta de trabajo mundial, poner en contacto o competir entre ellos, a distintos mercados de trabajo, y modificar, conviene subrayarlo, los procesos de formación de los salarios por medio del desplazamiento de los capitales y de las empresas por ellos promovidas, o simplemente a través de la amenaza de llevar a término procesos de deslocalización.

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La concentración empresarial, por tanto, obedece a que el mercado, al ser global, precisa de inversiones de capital y empresas globales, y solo así se entiende y explican las fusiones, opas, y procesos similares que cada vez crean concentraciones empresariales más poderosas, hasta el punto de que sectores enteros están en manos de unas cuantas corporaciones de inmenso tamaño y poder, y ante las que no es posible responder desde la acción sindical de ámbito nacional.

Porque de esta situación se deriva que las grandes corporaciones, auténticos actores globales que están mucho más allá del Estado-Nación, y se mueven a nivel mundial, sean mucho más fuertes que los Estados y determinen la situación económica de territorios. Además, tienen gran poder mediático por su penetración en los medios de comunicación.

Como también es preciso señalar el excesivo predominio de las actividades financieras a escala internacional, muy por encima de la producción de bienes y servicios, y ante lo que el sindicalismo no puede mirar para otro lado como si esta cuestión no fuera con él.

El papel preponderante que en los últimos años han venido alcanzando los fondos privados y especulativos de inversión, son el arquetipo de la creciente financiarización de nuestra economía.

Este nivel de financiarización que ha alcanzado la economía a escala internacional, incorpora riesgos más que evidentes para el empleo y para unas sólidas relaciones laborales, además de que presionan, y de qué manera, al poder contractual de los sindicatos.

El proceso de liberalización de los movimientos internacionales de capital y la actual crisis financiera, cuyo epicentro ha estado en Estados Unidos, el centro del sistema financiero, ha puesto en evidencia las debilidades de la desregulación y la necesidad de una mayor regulación de los movimientos internacionales de capital.

Por tanto, los impactos de la globalización se están verificando aquí y ahora, y la fragmentación y diferenciación del colectivo trabajador, tanto en su vinculación con el empleo como en las condiciones en que se desempeña el trabajo, están configurando la realidad laboral de nuestro entorno.

Todo ello implica que las referencias en salario, jornada de trabajo, exigencias en el empleo y condiciones del mismo, tradicionalmente...

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