La organización administrativa sanitaria en el palacio de los últimos Austrias (I). Médicos

AutorMaría Soledad Campos Díez
Páginas171-237

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    El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación que dirigido por los profesores Feliciano Barrios y Carlos Gómez-Centurión tiene por objeto el estudio de la Casa Real española durante la Edad Moderna, con financiación de la DGICYT, PB 93-0652-C02-02/93.
Introducción

El estudio de la organización sanitaria áulica en la Monarquía Hispánica, dentro de lo límites espaciales y cronológicos que indica el título, es un trabajo por hacer en la historia de las instituciones públicas. Aunque no han faltado aproximaciones y noticias sobre el tema de muy diversa índole; desde referencias en obras de la época, como las cartas de Jerónimo de Barrio-nuevo, fechadas en la Corte, entre los años 1654 y 1658, otras anónimas, también de Madrid, desde 1660 a 1664 1, o los Avisos de Pellizer 2, hastaPage 172 trabajos actuales3que, sobre todo, han servido para poner de manifiesto lo interesante de la cuestión y la carencia de investigaciones que, desde un punto de vista jurídico-administrativo, estudien la organización médica cortesana: su composición, procedencia de los médicos, jerarquía, sistema de ascenso y promoción, obligaciones y competencias, derechos, mercedes y licencias. En fin, el funcionamiento de la asistencia médica en la corte de los últimos Austrias españoles.

El artículo de Martínez Vidal y Pardo Tomás sobre «El Tribunal del Protomedicato y los médicos reales»4, cumple en su mayor parte estos objetivos, en referencia al período de 1665 a 1724. Es un análisis más histórico-médico que institucional, porque fija la atención principalmente en la adscripción de los médicos reales a la corriente tradicional o novatora, disputa clave en la época para determinar la incorporación de médicos italianos en los puestos cercanos al monarca, antes ocupados por castellanos. Si bien es cierto que de existir un estudio similar para el reinado de Felipe IV mi trabajo no tendría razón de ser.

Frente a la carencia de monografías específicas, constituye fuente de conocimiento, básica para elaborar el tema, la documentación que se custodia en el Archivo General de Palacio, en Madrid, especialmente en sus secciones administrativa e histórica, durante los reinados de Felipe IV y Carlos II, junto con documentación del Archivo General de Simancas, sección Gracia y Justicia que, aunque cronológicamente posterior, sirve para confirmar o evocar normas y usos de la centuria precedente. Además de otras fuentes secundarias ligadas a la medicina 5, o incluso literarias6. Pero quePage 173 nos permiten dar respuesta a las cuestiones planteadas y justificar la necesidad de estos oficiales en la corte que, como decía Gonzalo Fernández de Oviedo:

    «médicos e cirujanos conviene que los aya a par de sus magestades e de las personas reales, para la conservación de la salud de aquellos príncipes, nuestros señores naturales»7.
1. Organización

Todos los médicos de la época aspiraban, como culminación de su carrera profesional, a ser designados por el monarca como médicos reales. No obstante, las plazas eran reducidas y difíciles de obtener.

La organización administrativa médica en palacio se estructuraba, al igual que la mayoría de oficios de la Casa Real, de forma jerarquizada; así, los médicos de más alto rango eran los de Cámara del Rey que asistían a las personas reales; en un estrato inferior se encontraban los de Familia que asistían a los oficiales y servidores de palacio8. Dentro de cada grado jerárquico se distinguían los médicos numerarios o en ejercicio de los nombrados ad honorem.

1. 1 Médicos ad honorem de Familia

Esta estructura de base piramidal se sustentaba en un número indefinido de médicos que habían recibido honores como médicos de Familia, honor que no implicaba ejercicio sanitario al servicio de las personas reales o sus allegados, ni siquiera una retribución salarial por parte de las casas reales, de ahí la dificultad de su enumeración. Algunos, sin embargo, estaban adscritos al Ejército o a los Sitios Reales9y, en sus nombramientos, se con-Page 174templaba la posibilidad de trasladarse, pasado un tiempo, a la corte para servir la plaza con gajes. Para los doctores Juan Gonzalo de Arjete, Luis de Vera, Julián Gonzalo, Juan de la Torre, Francisco Gaytán, Juan Rubio y Juan de Perináñez, el decreto de su designación como médicos honorarios de Familia expresa la obligación de prestar durante un período determinado, generalmente de tres años, sus servicios en el Ejército, como requisito previo para el disfrute de la plaza. Como excepción, al doctor Lázaro de la Fuente, protomédico del Ejército, le fueron concedidos los gajes a pesar de seguir en él y no ir a servir a la Corte 10. Cuando estos médicos regresaban a la Corte, pretendían obtener el nombramiento de un puesto numerario con ejercicio efectivo y salario, o al menos la condición de supernumerarios y opción al goce, cuando vacase una plaza11. A veces, recibían gajes como interinos aprovechando las licencias concedidas a los médicos de número que en algunos casos fueron definitivas 12. Para alcanzar este grado se premiaba los méritos alcanzados en la profesión y la asistencia puntual a per-Page 175sonas reales o a sus allegados 13. Alguno, por esta causa, ascendió directamente a puestos muy superiores 14.

1. 2 Médicos de Familia

Un peldaño más arriba en el escalafón sanitario cortesano lo ostentaban los médicos de la Real Familia con ejercicio que, repartidos por el Mayordomo Mayor en cuarteles 15, atendían a los oficiales y criados enfermos del Rey, con obligación de asistirlos así en la Corte como en las jornadas. La mayoría de los que alcanzaron este puesto procedían del escalón inferior 16. Algunos no residían en Madrid, por el contrario en su designación se premiaba la asistencia sanitaria en lugares, a veces, muy alejados de la Corte, pero en la reforma de la casa de SM publicada el 8 de mayo de 1631, se ordenaba el cese temporal en los gajes para todos los médicos reales que residieran fuera de la Corte hasta su regreso 17. No obstante, se registranPage 176 varias excepciones, como algunos que asistían en Alemania 18y otros destinados en el Ejército 19.

Los doce médicos de Familia señalados en los libros de la Casa de Borgoña tenían el privilegio de ser nombrados para las tres plazas bienales de examinadores en el Real Tribunal del Protomedicato desde 1593 20, hasta que, a principios del siglo XVIII, se redujo el número de estos físicos a cinco y se hizo preciso nombrar a médicos de Familia supernumerarios y honorarios como examinadores del Tribunal que, de esta forma, obtendrán la máxima consideración 21. Antigüedad, méritos o servicios especiales son alegados para ascender en el escalafón sanitario y obtener una nominación superior como médicos al servicio de la Reina, de príncipes, infantes y demás personas reales, o como honorarios de la Cámara del Rey22que, enPage 177 este caso, aunque no reportaba incremento salarial, sí elevaba la posición social de su clientela; accedían así, como físicos a las casas más importantes de la nobleza cortesana, lo que aportaba no sólo prestigio que, ya lo tenían cómo médicos reales, sino beneficios económicos, algo, al parecer, muy importante para los médicos dados los numerosos ejemplos referidos en la literatura de la época23. A finales del siglo XVII, al ser numerosos los que tenían honores como médicos de Cámara, entre los más antiguos de Familia 24, se les propuso, como queda dicho, para ocupar las plazas de examinadores en el Protomedicato, este honor constituyó, en ocasiones, un paso previo para entrar a ejercer junto al monarca. El nombramiento podía seguir un procedimiento inverso; así, primero servían a la Reina y si eran buenos profesionales, más tarde eran nombrados ad honorem en la Cámara del Monarca 25.

1. 3 Médicos de Cámara

El peldaño más alto de la jerarquía médico-palaciega lo ocupaban los médicos de Cámara en ejercicio, esto es, con salario y otros gajes. Éstos atendían a la familia real en sentido estricto: reina, príncipe e infantes; también son nombrados médicos de Cámara los físicos que acompañan por Europa a estas personas reales, en sus desplazamientos por conflictos bélicos, embajadas o matrimonios26. De los que desempeñan óptimamente suPage 178 labor, unos obtendrán honores como médicos de la Cámara del Rey, otros ascenderán directamente al ejercicio, de tal suerte que la mayoría de los que consiguen atender personalmente al monarca han sido físicos de sus más allegados u obtenido honores en su Cámara 27. Ellos son la élite médica universitaria, su número estuvo reducido en la Corte de los Austrias generalmente a seis 28. Además, de otros cargos sanitarios o administrativos, el primer médico de Cámara, de ordinario el más antiguo, era presidente del Real Tribunal del Protomedicato, y protomédicos los dos que le seguían en antigüedad como médicos de Cámara; ocupaban así el más alto rango, no sólo como oficiales sanitarios del Rey, sino también del Reino, dirigiendo una institución que se encargó de controlar las profesiones sanitarias en Castilla durante toda la Edad Moderna 29.Page 179

1. 4 Requisitos, procedencia y promoción

La mayor parte de los graduados universitarios aspirarían a ingresar en el aparato administrativo cortesano como culminación de su carrera profesional, esto incluye a los médicos, pero acceder a una de las aproximadamente treinta plazas 30que conformaban esta élite sanitaria era muy difícil. Desde antiguo a los físicos que acompañaban a los monarcas se les exigía ser doctos y experimentados31, más tarde se rechazó a los que tuvieran sangre impura32, no sólo para ejercer como médicos reales, sino aun para oír...

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