Salutatio

AutorFrancisco Bueno Arús
Páginas21-24

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Querido Alfonso:

Aquí me tienes convicto y confeso de haber pedido participar en este homenaje a tu carrera universitaria y humana que cumple ahora los primeros 70 años de tu vida. Pocas cosas podía hacer con más satisfacción que asumir, con los amigos que nos rodean, la representación del grupo que ha contribuido a la confección del libro, del cual desde hoy ya se puede hablar sin misterios, y en el que, si es importante el contenido, que lo es, más importante es el espíritu de identificación y de cariño hacia la persona del homenajeado que rezuma en cada una de las páginas, de las líneas y de las letras de nuestras colaboraciones, que por tantas razones hacen de él, y con esa ilusión lo conservaremos todos, un libro único. Porque, insisto, no es el afán de mejorar el curriculum vitae, sino eso tan importante y pocas veces tan valorado, como es el sentimiento de la amistad. Los amigos siempre estamos donde debemos estar, Alfonso. Hoy estamos aquí.

Yo, como heterodoxo que sabes que soy, he entregado para tu libro homenaje un modesto ensayo de aproximación al lenguaje literario y jurídico de Don Quijote y de Sancho Panza, que constituye la primera entrega de lo que quiero que sea la última andadura de mi propia peripecia, a saber, por el Derecho a la Poesía, por la Poesía al Derecho. Ya sabes, Alfonso, que no están todos los que son. En el libro ya digo algo de las razones que me han motivado. Voy a añadir algunas más.

La primera, es porque quiero (y, dicho así, sobrarían todas las demás razones, pero me explico): porque quiero manifestar públicamente mi amistad, mi cariño y mi orgullo por tenerte como amigo, correspondiendo muy levemente a tantas muestras por tu parte de ánimo, de ayuda, de colaboración, facilitándome las cosas, contando conmigo para todo aquello que a un profesor universitario le gusta que cuenten con él (conferencias, artículos, ponencias en congresos, tribunales de tesis doctorales...), haciendo la guerra por tu cuenta en beneficio de mis hijos..., y siempre como el que está de vuelta, como el que no ha hecho nada, como el desorientado («voy a ver si me entero...»), como el hombre serio que está de vuelta de todo («pero si yo no...»), omnipresente, preocupado y leal, y eficaz, y «entrópico» (perdón, Alfonso), y voy a Page 22 matizar lo de «hombre serio»... Es difícil verte sonreír, Alfonso, pero eso vale para el que te mira con los ojos del rostro... Tú has practicado el bello principio de que lo esencial no se...

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