Retrato de un liberal de izquierda*

AutorJoaquín Várela Suanzes-Carpegna
Páginas60-99



@I. Dos palabras sobre el liberalismo de izquierda

1. ¿Qué significa ser un liberal de izquierda? La pregunta me parece oportuna, pues conviene advertir de entrada que Don Alvaro probablemente no se hubiese reconocido en esta denominación, desconocida en su época, en la que prefería hablarse de liberalismo "exaltado", "radical" o "avanzado". Pero creo que, con las convenientes aclaraciones, esta expresión resulta muy útil para caracterizar el liberalismo de Flórez y el de otros españoles del siglo XIX. Con este solo propósito aclaratorio, deben leerse las siguientes consideraciones.

2. A partir de un núcleo irrenunciable (defensa del Estado de Derecho y de la economía de mercado, desde una concepción del mundo individualista) es posible e incluso necesario distinguir una derecha y una izquierda en el seno del liberalismo español del ochocientos ( único que ahora se va a tener en cuenta, aunque estas consideraciones podrían extenderse, con algunos matices, a otros liberalismos europeos e incluso al español del primer tercio del siglo XX), a partir de su actitud hacia las tres instituciones capitales del Antiguo Régimen: la monarquía, la Iglesia Católica y la nobleza; así como hacia dos problemas que emergen con fuerza poco después del triunfo del Estado liberal: la democracia y la "cuestión social". Ante estas cinco cuestiones los liberales de izquierda, a la inversa que los liberales de derecha, se caracterizaron por 1) intentar reducir los poderes de la Corona en el seno de la monarquía constitucional o parlamentaria e incluso por transformar la monarquía en una república; 2) abogar por una separación de la Iglesia y el Estado en el marco de una concepción laica de la vida política, muy en particular en el campo de la educación; 3) atacar los privilegios residuales de la nobleza, como, por ejemplo, su representación en una Cámara del Parlamento; no respetando otra aristocracia que la del talento y la del trabajo, únicos criterios aceptados para justificar las diferencias sociales en una sociedad basada en la igualdad ante la ley; 4) propiciar la ampliación del sufragio entre las clases trabajadoras (sólo en el siglo XX también entre las mujeres; 5) y, en fin, procurar que la sociedad, más que el Estado, garantice unas condiciones materiales de vida, sobre todo en ámbitos como la educación y la sanidad, que aseguren el bienestar de todos los ciudadanos y hagan posible una igualdad de oportunidades, que justifique éticamente una desigualdad de fortunas1.



3. Pues bien, de acuerdo con estas precisiones, Alvaro Flórez Estrada puede definirse como un liberal de izquierda, incluso como uno de los primeros y más importantes liberales de izquierda que ha habido en España, aunque, como se tendrá oportunidad de comprobar a lo largo de estas páginas, en alguna ocasión su pensamiento político-constitucional se acercase más al jacobinismo que al liberalismo ( a un discurso holista, con su hincapié en los derechos del "pueblo" y en la "virtud", que a un discurso individualista, con su insistencia en los derechos del "hombre" y del ciudadano y en los "intereses" de los individuos), de igual manera que su pensamiento económico-social, sobre todo en lo que atañe a la propiedad de la tierra, se alejase del liberalismo para ser claramente colectivista, aunque nunca socialista, al defender machaconamente don Alvaro el librecambismo, el derecho de propiedad y la no injerencia del Estado en la economía.

4. El propósito de estas páginas es, precisamente, trazar la trayectoria política e intelectual de este liberal de izquierda, de "retratarlo", la mayor parte de las veces dibujando tan sólo su silueta, pero otras deteniéndome con más morosidad en el perfil de sus ideas. Para ello voy a distinguir en su larga y fecunda vida tres etapas. La primera comprende los primeros cuarenta y dos años (1766-1808), sin duda los menos conocidos, de ahí que me refiera a ellos como "los años oscuros". Al detenerme en esta etapa voy a insistir en los estudios y traducciones de Flórez, con algunas observaciones sobre su biblioteca familiar. La segunda etapa abarca el período 1808-1823, esto es, desde la invasión francesa hasta el final del Trienio. Durante ella participa de forma muy destacada en la lucha contra el absolutismo, además de estar presente de manera sobresaliente en el debate político y constitucional español, a través de un conjunto de opúsculos cuyo denominador común es un liberalismo democrático, mechado de jacobinismo. La tercera y última etapa se desarrolla desde 1823 hasta su muerte, en 1853. En el transcurso de estos treinta años cobra un peso decisivo su faceta de economista "radical" y de teórico de la "cuestión social". Su liberalismo se caracteriza ahora sobre todo por su marcado carácter social. Es precisamente su fidelidad a un liberalismo de izquierda, aunque variase con los años su soporte intelectual, lo que explica el olvido de su figura por parte del liberalismo de derecha, hegemónico entre nosotros, durante la segunda mitad del ochocientos, pero también su recuerdo por parte de algunos demócratas y republicanos. Lo pongo de relieve en el cuarto y último apartado de este trabajo, "recuerdos y olvidos", en donde hago también un sucinto repaso a la huella de Flórez Estrada en la historiografía española del siglo XX.

@II. Los años oscuros: 1766-1808

@@2.1.- Familia y estudios

5. Alvaro Flórez Estrada nació el 27 de Febrero de 1766 en Pola de Somiedo, capital del concejo asturiano del mismo nombre, fronterizo con la actual comunidad de Castilla-León. Su padre, Martín de los Santos Flórez Estrada era un hidalgo acomodado e ilustrado, colaborador del Diccionario Geográfico Histórico de Asturias, para el que redactó un informe sobre el concejo de Somiedo, a requerimiento de Francisco Martínez Marina2. Su madre, Ramona Pola y Navia, era también de origen hidalgo, hija de los propietarios del Palacio de Miraflores, en donde pasaría don Alvaro sus últimos años. Ambos estaban emparentados con algunas de las más nobles familias asturianas, como la de los marqueses de Ferrera y de Santa Cruz de Marcenado o la de los Camposagrado, Llanes y Jove3. De este matrimonio nacieron once hijos. Alvaro era el primogénito y por tanto el mayorazgo, lo que no le impediría criticar a lo largo de su vida esta institución, como ya habían hecho Campomanes, Jovellanos y su propio padre, de quien heredó su espíritu ilustrado y liberal4.



6. La casa solariega, por la que correteó en su infancia, se conserva en perfecto estado, con su capilla, su torre, que podría remontarse más allá del siglo XV5, y su escudo: un castillo, tres flores de lis y dos pechos de mujer, todo ello sobre campo azul. Está rodeada de extensas praderías, por medio de los cuales discurre el río Somiedo, que se abre paso a través de imponentes montañas.

7. En Pola de Somiedo aprendió Alvaro sus primeras letras. Más tarde se trasladó a la cercana villa de Grado a estudiar Latinidad y Humanidades, para continuar luego en la Universidad de Oviedo los estudios de Filosofía y Jurisprudencia. Pese a que los archivos de esta Universidad fueron quemados durante la revolución de 1934, es probable que Flórez comenzase sus estudios universitarios entre 1780 y 1781, es decir, cuando ya contaba quince años de edad, que era la mínima entonces exigida6. En las aulas universitarias, además de reforzar sus conocimientos de la cultura clásica y de la escolástica medieval y barroca, se adentró en los áridos estudios de la Jurisprudencia, que, por cierto, habían reformado Campomanes y Olavide pocos años antes, con el objeto de reforzar el aprendizaje del derecho patrio y de acomodar la enseñanza del derecho canónico a la política regalista sustentada por Carlos III7. Es muy probable, además, que durante sus años de estudiante en Oviedo el joven Alvaro ya entrase en contacto con la literatura enciclopedista francesa8, que comenzó a difundirse entre nosotros sobre todo desde la entronización de este monarca9. Algunos biógrafos señalan que Flórez debió licenciarse en 1786, y añaden, sin aportar prueba alguna, que ese mismo año se recibió como Abogado en la Chancillería de Valladolid y se le facultó para ejercer la abogacía en los Consejos Reales10.

@@2.2.- Matrimonios, cargos y traducciones

8. Después de un primer matrimonio, en 1786, con Juana Queipo de Llano, familiar de los Condes de Toreno, que murió al poco tiempo de casarse, sin tener hijo alguno11, Flórez se instaló en la Corte, en donde, según algunos testimonios, gracias a la recomendación de su padre, se puso en contacto con Jovellanos, veintidós años mayor que él12, quien a su vez le presentó a otro asturiano mucho más influyente, Campomanes, por aquel entonces Gobernador del Consejo de Castilla13, así como a Aranda, a Floridablanca y a Cea Bermúdez14. Lo más probable, sin embargo, es que sus contactos con esta élite ilustrada, en caso de haber existido, pues no hay pruebas que lo acrediten, fuesen más de carácter intelectual que político15. En realidad, los datos que tenemos de su estancia en la Corte durante estos años son muy contradictorios. Suárez sostiene que ocupó el cargo de Alcalde de Casa y Corte, al que renunció cuando ya reinaba Carlos IV16 (que había sucedido a su padre, Carlos III, en 1788), pero esta afirmación, que no avala ni precisa, es desmentida por Cachero17. Suárez añade que con la subida al poder de Godoy, el nuevo hombre fuerte, Flórez, viudo y en medio de un ambiente político que le disgustaba, se retiró a Pola de Somiendo para dedicarse al perfeccionamiento de las lenguas francesa e inglesa, así como al estudio de la Historia y de la Economía Política18.

9. Mucho más seguros son los datos relativos a su labor como traductor, que tiene una gran importancia para aquilatar su formación intelectual. Sabemos que entre 1791 y 1794 tradujo de forma anónima la obra del jurisconsulto y erudito francés Antoine Yves Goguet De l'orígine des loix, des arts et des sciences et de leur progrés chez les anciens peuples, que había...

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