La responsabilidad familiar

AutorIsabel Araceli Hoyo Sierra Académico
Cargo del AutorCorrespondiente y Prof de la URJC
Páginas65-82

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1. La responsabilidad en el seno de las relaciones familiares

La familia "moderna", también denominada familia de "responsabilidad individual" emerge de la lenta, pero continua, transformación que los principios jurídicos de libertad e igualdad han operado sobre la familia patriarcal. Por ello, para mejor centrar la problemática que pretendemos abordar, comenzaremos por describir someramente dicha transformación.

La voz familia en Roma se empleaba con dos acepciones diferentes1. En sentido propio servía para designar la reunión de personas que estaba bajo la autoridad del pater familias, compuesta, por tanto por el pater familias, la mujer que había contraído matrimonio in manu, y la descendencia de ambos. Y en sentido amplio, la gens, o reunión de parientes pretéritos y presentes de un mismo linaje, también llamada "familia civil", que en el curso de su expansión se transformó en una aristocracia.

El poder detentado por el pater familias, sobre su descendencia, y sobre los cónyuges de ésta cuando el matrimonio se celebraba "in manu", se divi-Page 66 día en: manus, sobre su esposa y las esposas de sus descendientes que a su vez hubieran contraído este tipo de matrimonio; patria potestas, sobre todos los descendientes y dominica potestas sobre los esclavos y esclavas de la domus. Sí bien las tres denominaciones servían para aludir a una forma de propiedad sobre los miembros de la propia familia, de la que, naturalmente, el pater familias podía disponer divorciándose de su esposa sin manifestar el motivo, renegando de su descendencia por medio de la exposición del recién nacido y, por último, transmitiendo la propiedad del esclavo.

La extensión del poder del pater familias no estaba, a mi juicio, exenta, de sujeción a reglas consuetudinarias cuyo control era ejercido por la opinión pública generada en la gens, sí bien jurídicamente cabe definirla como absoluta, en el sentido de que sus miembros no podían contraponer a dicho poder, derecho o facultad alguna, que limitará de algún modo el deber absoluto de obediencia al pater familias.

La evolución social y económica impulsó con el tiempo a reconocer estos poderes a todo varón que contrajera matrimonio, engendrará descendencia, o tuviera esclavos. No faltando quienes pretenden observar una humanización en el trato que éste, por razones de proximidad y afecto, daba a los suyos.

No obstante, los fundamentos de la familia patriarcal nunca variaron hasta el punto de que se viera reconocida la patria potestad de ambos padres. Ni el derecho del menor maduro, o del esclavo a reclamar su emancipación. Razón por la cual, juzgamos de interés tratar el tema de los fundamentos en los que se apoyaba esta titularidad, así como el de la extensión y alcance de la potestad paterna, con el fin de delimitar el marco en el que se desenvolvían las responsabilidades crecientes del menor derivadas de su deber de obediencia a lo que preceptuara la autoridad paterna.

2. Fundamentos mitológico y filosófico-míticos de la potestad paterna en el modelo de familia patriarcal

Como acertadamente señala F.B. Martín-Cano Abreu: "Los mitos son relatos sobre figuras legendarias que relatan historias en las que se cifran simbólicamente los papeles sociales de una determinada sociedad, las categorías y el conocimiento del mundo. Unos atañen a las prohibiciones, otros dan explicaciones del Más Allá, otros describen cómo fueron hechas Page 67las cosas y por qué son como son y hasta imponen sanciones sobrenaturales"2.

Los mitos de una sociedad no sólo reflejan sus ideales y valores, también dejan entrever sus elementos, vínculos y tensiones constitutivas. Su inmenso poder sobre las mentalidades deriva del hecho de que ante los mismos sólo cabe adoptar dos posturas: la de asimilarlos como una verdad primor- dial, o la de criticarlos como burdas invenciones que no tienen otra finalidad que impedir una reflexión crítica sobre los fundamentos mismos de la sociedad, pues el simple hecho de ponerlos en entredicho equivale a entrar en confrontación con el orden social, ya que los ideales y valores que contiene legitiman las reglas y prácticas tradicionales que la sociedad concibe como su propia esencia o identidad.

Aunque, como es sabido, los romanos tuvieron sus propios dioses, también recurrieron a la mitología griega para reflejar su propia historia e ideología, razón por la cual vamos a explorar en ésta los fundamentos que tanto Grecia, como Roma, se dieron para justificar y mantener la familia patriarcal, analizando algunos de sus mitos más relevantes que tomaremos del estudio de Martín-Cano Abreu, "Evolución de la sociedad arcaica" anterior- mente citado3.

Comenzando por aquel que relata la competición a la que Atenea y Poseidón (Minerva4 y Neptuno para los romanos) concurrieron para dar nombre a la capital del Ática. Ante doce jueces, Atenea y Poseidón alegan sus méritos para recibir del tribunal el honor de dar nombre a la ciudad. Poseidón golpeo el suelo ante el tribunal haciendo salir un caballo (símbolo de la guerra, y de la actitud guerrera de la sociedad patriarcal), Atenea, en cambio alegó como mérito haber sembrado la ciudad de olivos (símbolo de la actitud pacífica femenina de la sociedad matriarcal). Los jueces se inclinaron por la propuesta de Atenea, de ahí que la ciudad fuera llamada Atenas, pero su victoria suscitó en Poseidón un ataque de cólera tal que Cecrops, árbitro del tribunal y, por cierto, padre de Atenea para desagraviar al dios impuso a las mujeres los siguientes castigos: a) se les quitó el derecho a votar; b) se prohibió que en adelante los hijos llevaran el nombre de sus madres (matri- Page 68linealidad), y c) se las despojó del título de ciudadanas, de manera que quedaran reducidas a ser meras esposas de los atenienses5. Sin duda esta afirmación de Giraud-Jeulon, autor citado en el artículo mencionado, parecerá sorprendente a quien no se haya familiarizado con la revolución experimentada en el ámbito de la interpretación de los mitos. En efecto, son numerosos los mitólogos que comparten la opinión de que en la elaboración de los mitos suele emplearse a los dioses o valores derrotados atribuyéndoles un papel negativo y odioso, de tal forma que como afirma Atienza "los valores emanados de lo femenino, del ancestral culto a la Magna Mater, fueron relegados, cuando no perseguidos y destruidos con toda la saña de lo odiado y temido a la vez"6. Recogeremos algunos ejemplos, para entender, no sólo como se inculcaba a la mujer su exclusiva función reproductora en la familia patriarcal, sino también, cómo se le inculcaban las virtudes y la falta de autoestima convenientes para lograr su sometimiento al varón. "Las funciones legislativas de la Diosa, que daba normas y castigaba a los infractores de sus leyes, en los panteones patriarcales, nos explica F.B Martín-Cano7, se convirtieron en diosas de la venganza, que personificaba todo lo malo: vicios, guerra, peste, fraude, miseria...muestra de la evolución del patriarcado". Un buen ejemplo de ello, prosigue esta autora, lo tenemos en las diosas furias /Erínias, Juezas que tras juzgar a los delincuentes los castigaban. Pues bien, a partir de Esquilo las Erínias van convertirse en personificaciones morales de carácter repulsivo, en seres horripilantes y demoníacos. Otro ejemplo, también tomado de dicha autora, lo tenemos en las diosas harpías, juezas que habitaron en las islas Estrofadas cuya misión era la de juzgar y castigar a los delincuentes, transformadas por la mitología patriarcal en mu- jeres feas, de mala condición, codiciosas, y pese a su fealdad, capaces con sus cánticos de un temible poder de seducción.

El desarrollo del pensamiento filosófico griego representa el esfuerzo humano por transitar del mito al logos, y, por tanto, el esfuerzo por fundamentar las formas constitutivas de organización social en la razón. El deseo de liberarse de los mitos aparece netamente expresado en los capítulos XVII y XVIII de la República de Platón. En ellos Platón censura la transmisión a los niños de los mitos elaborados por Homero y Hesiodo. Ahora Page 69 bien, ni tan siquiera un filósofo de la talla de Platón va a poder sustraerse a la evidencia, o se acepta el mensaje mitológico o se es contrario a él, y Platón no condena en ningún momento las actitudes y valores sociales contenidas en los mitos olímpicos, única y sencillamente trata de presentárnoslos con un fundamento diverso. Los dioses y diosas, se transforman en ideas, ideas que hacen referencia a valores arquetípicos: Belleza, Justicia, Bondad, Verdad etc. De la que deriva, lo que cabe entender ahora como una mitofilosofía.

Atendamos sí no a la elaborada por Aristóteles quien, como es sabido, ha servido para hacer perdurar durante siglos el modelo familiar patriarcal.

Aristóteles, en La Política (Libro I. Capítulo V) "racionaliza" el mito, convirtiendo a la naturaleza en responsable de los siguientes hechos: el esclavo, nos dice, está absolutamente privado de voluntad, la mujer posee voluntad, pero en menor grado que el varón, y el menor posee una voluntad incompleta. Por tanto, concluye, el varón libre, el pater familias, debe mandar, habida cuenta de que presenta un mayor grado de desarrollo moral, ya que en él, y sólo en él, las virtudes morales alcanzan la perfección. Conclusión que tomada como indicio le hace ascender a la siguiente deducción. La naturaleza ha previsto que en la vida social unos manden y otros obedezcan de forma diferenciada, así, tanto la mujer, como su descendencia, son seres...

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