Crisis económica en España, discursos e inmigración: replanteando prejuicios y estereotipos

AutorEloísa Nos Aldás - Alex Iván Arévalo Salinas
Cargo del AutorUniversitat Jaume I de Castellón - Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz (IUDESP)
Páginas253-281

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Introducción

Muchos sueños y proyectos se han truncado con la crisis económica en España y en el contexto internacional. Las personas empobrecidas han sido los principales afectados y los inmigrantes el último eslabón de esta cadena por sus mayores grados de exclusión. El alza del desempleo en España, que en el segundo trimestre de 2011 alcanzó al 20,89% y que en las personas inmigradas roza el 32% (INE, 2011 b: 1-3), ha forzado el retorno de miles de inmigrantes a sus países de origen. Los que optan por quedarse viven con la incertidumbre de saber si serán los próximos. Estamos en un nuevo ciclo migratorio, de duración impredecible.

En este sentido, este capítulo describirá cómo la crisis económica en España está modificando el ciclo migratorio e incidiendo en la evolución de las percepciones de la población autóctona sobre los inmigrantes. También en las diversas respuestas de la ciudadanía ante este escenario. Para ello analizaremos dos de sus principales manifestaciones: la organización del movimiento de los indignados y el respaldo electoral a los partidos conservadores.

La inmigración ha sido un tema central en los últimos años en el debate social (Bañón, 2008: 29). Los discursos han criminalizado su accionar posicionando a estas personas como una amenaza a las condiciones socioeconómicas de la población local. Sin embargo, esta representación negativa carece de fundamentación y validez como lo demuestran algunos estudios e investigaciones (Bruquetas y Moreno, 2011; Gimeno y otros 2010). Por lo tanto, nuestra intención es desmitificar estos prejuicios y estereotipos y visibilizar las contribuciones que realizan los/las inmigrantes en España.

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En este sentido, la sensibilización es un pilar central para la integración de los inmigrantes y para promover la convivencia pacífica, más aún en un contexto como el actual caracterizado por un aumento de la xenofobia y el racismo. Por lo tanto, en la parte final de este capítulo abordaremos las acciones del gobierno de España para la promoción de la igualdad y la no discriminación como la formulación del II Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración (2011-2014) y el Proyecto de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No discriminación, que actualmente se encuentra en las Cortes Generales para su tramitación.

Crisis económica e inmigración: el cambio de ciclo migratorio

La crisis económica y sus efectos están tensionando las relaciones sociales. El resurgimiento de la xenofobia y el racismo amenaza los avances alcanzados en los últimos años en materia de integración de la inmigración y la promoción de la interculturalidad. Como en décadas pasadas, el discurso de la seguridad/ orden público y de la preferencia nacional emerge en detrimento de la defensa de la igualdad y no discriminación (Cea D’ Ancona y Valles, 2010: 107).

Los gobiernos europeos, principalmente los estados periféricos (España, Portugal, Italia y Grecia), están implementando recortes presupuestarios en algunas políticas sociales, entre ellas, las dirigidas a mejorar las condiciones de inserción de los inmigrantes. Lo anterior como producto de las presiones de los mercados para reducir sus niveles de deuda pública y los respectivos déficits, que ha llevado incluso a una reforma constitucional en España.

En este país es visible la disminución del Fondo de Apoyo a la Acogida e Integración de Inmigrantes y al Refuerzo educativo (FAAIIRE), que ha descen-dido 136 millones de euros desde 2008, alcanzando en el 2011 los 66 millones de euros. Esta reducción incluso ha sido calificada por el II Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración (2011-2014) (Dirección General de la Integración de los Inmigrantes, 2011: 10) del gobierno de España como «preocupante». Cabe destacar que el II Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración también ha reducido considerablemente su presupuesto, descendiendo desde los 2.325 millones de euros hasta los 1.399.

Los efectos sociales de la crisis económica se han hecho sentir fuertemente en Europa. En España se ha producido principalmente un deterioro de las condiciones socioeconómicas de su población con un aumento de la pobreza y la desigualdad (Colectivo IOÉ, 2011), especialmente en los sectores más vulnerables como los/las inmigrantes, los/las jóvenes y los/las trabajadores/as poco calificadas/os, quienes han sido los principales afectados del alza del desempleo (OECD, 2010: 5). En España se ha producido una crisis principalmente del empleo debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria en el sector de la construcción, consistente en «el desfase entre los ritmos de cons-

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trucción y de ocupación de viviendas» (Cebrián y otros, 2010: 21). Durante la época de bonanza, este sector junto a los servicios fueron los principales motores de la economía.

A pesar de que la economía española entró en recesión en el cuarto trimestre de 2008 con una caída de 1.1% del Producto Interior Bruto, los efectos en el desempleo son visibles desde finales de 2007. Al respecto, las cifras de crecimiento del desempleo son elocuentes. La tendencia alcista comienza con un 8,6% durante el cuarto trimestre de 2007 y alcanza su máximo nivel en el primer trimestre de 2011 con un 21,29%, es decir, 4.910.200 personas (INE, 2011b). Según la OECD, «el empleo ha disminuido en 1.6 millones y la tasa de desempleo se ha más que duplicado» (OECD, 2010: 4).

El siguiente gráfico describe la evolución del desempleo en España en un contexto de crisis económica:

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Gráfico 1: Evolución del desempleo desde el inicio de la crisis económica

Fuente: encuestas de población activa del Instituto Nacional de Estadística (2011)

En estas cifras, es importante destacar el elevado desempleo juvenil que durante el primer trimestre de 2011 afectó a un 43,61%, el más alto de los países de la Unión Europea. Los inmigrantes también presentan indicadores más elevados, cercanos al 32% y a más de 12 puntos de las personas de nacio-

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nalidad española (INE, 2011 b: 3). Estos indicadores no afectan a todos los/as ciudadanos/as extranjeros/as de igual modo.

Los grandes perdedores han sido fundamentalmente los inmigrantes africanos (tanto los subsaharianos como los marroquíes, ambos con tasas de paro en torno al 50% en el segundo semestre de 2010), colectivo con una mayoría de hombres y tradicionalmente empleados en la construcción, la agricultura y en puestos poco cualificados del sector servicios (Moreno y Bruquetas, 2011: 45).

Las causas de este incremento en el desempleo son variadas. Una de ellas, el mayor porcentaje de contratos temporales de los/las inmigrantes, los/las jóvenes y los/las trabajadores poco cualificados, los cuales durante la crisis se perdieron a un ritmo superior (OECD, 2010: 5; Pajares, 2010: 19; Colectivo IOÉ, 2011: 178). Pajares señala (2010: 19) que, desde el cuarto trimestre de 2007 hasta el mismo trimestre de 2009, los contratos fijos se redujeron solo un 0,44%, mientras que los temporales bajaron un 25,52%.

Las perspectivas a corto plazo en materia de creación de empleo no auspician una mejoría sustancial de estos indicadores. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, 2011: 232) señala que en el 2015 el desempleo se reducirá al 14,5% y no será hasta el año 2026 cuando se registre un 8,9%, niveles similares a los conocidos antes de la actual crisis económica.

El impacto de este crecimiento del desempleo y, consiguientemente, de la desigualdad y la pobreza ha reconfigurado el ciclo migratorio. Se ha producido una reducción de la inmigración de ciudadanos/as extranjeros/as y un incremento de le emigración, tanto de los/las españoles/as como de la población inmigrada.

Algo predecible para Pajares (2010: 23-24), quien señala que «todas las crisis económicas han venido acompañadas por drásticas reducciones de los flujos migratorios, en parte porque las migraciones se autorregulan en función de las ofertas de empleo y en parte porque los gobiernos de los países receptores introducen nuevas restricciones», aunque destaca que, en el escenario actual, es más intensa la disminución de los niveles de entrada que el incremento del retorno.

En este sentido, la OECD (2011: 322) señala que la inmigración de ciudadanos/as extranjeros/as en España en el año 2009, en comparación con el 2008, se redujo en 220.000 personas, descendiendo desde las 690.000 hasta 470.0001personas, respectivamente. Los últimos datos confirman esta tendencia a la baja de la inmigración en España. Al respecto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que en el 2010 llegaron 430.369 mil personas (Instituto Nacional de Estadística, 2011 d).

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En paralelo a este proceso se ha intensificado la emigración de ciudadanos extranjeros y españoles. En el caso de los primeros, se ha producido un ascenso continuo desde 2004 hasta 2009 (Pajares, 2010: 27) reduciéndose levemente en 2010. En el siguiente cuadro se describen estas variaciones, de acuerdo a los datos de Pajares (2010) y del Instituto Nacional de Estadística:

Año Emigración de ciudadanos extranjeros
2007 198.974
2008 232.007
2009 398.309
2010 366.046

Cuadro 4: Evolución de la emigración de ciudadanos extranjeros entre 2007 y 2010

Fuente: elaboración propia de acuerdo a los datos de la estimación de la población actual del Instituto Nacional de Estadística (2011 d) y Pajares (2010:27)2Como parte de una política de contención de flujos...

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