Repensar las razones filosóficas, jurídicas y teológicas de la postura no despenalizadora de la eutanasia

AutorJavier de la Torre
Cargo del AutorDirector Cátedra Bioética. Universidad Pontificia Comillas
Páginas205-235

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Me identifico con las sabias palabras del filósofo Xavier Rubert de Ventos, cuando ante la Comisión del Senado para el estudio de la eutanasia afirmó: "Me siento muy feliz y honrado de que me hayan llamado para intervenir aquí, aunque no entiendo muy bien por qué, ya que no soy experto y, es más, mi gremio,(...) tendemos a ser expertos en perplejidades más que en soluciones. Yo siempre he pensado que tenía razón aquel sabio chino que decía que quien todo lo entiende es que está mal informado y, realmente, de lo que yo voy hablar no entiendo mucho, pero pienso que si ustedes llaman a personas que no entienden mucho por algo será". Valgan aquí algunas reflexiones de quien "tampoco entiende mucho" por si ayudan a reflexionar este tema. No son unas palabras acabadas sino un esbozo, un poco rápido, de donde están las principales claves argumentativas, no todas, en el tema de la eutanasia.

1. Definición de eutanasia propuesta "Documento de consenso"

Asumo, por haberla firmado, la definición del documento de propuesta de consenso sobre un uso correcto de las palabras en la discusión sobre Ética y muerte digna promovido por Pablo Simón y Francisco Alarcos y secundado por más de 50 bioeticistas españoles.

Esto supone definir la eutanasia como la "actuación de un profesional sanitario que produce de forma deliberada la muerte de su paciente con una enfermedad irreversible, porque éste, siendo capaz, se lo pide de forma expresa, reiterada y mantenida, por tener una vivencia de sufrimiento deri-

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vada de su enfermedad que experimenta como inaceptable, y que no se ha conseguido mitigar por otros medios".

Cuatro notas, por tanto, la caracterizan: petición expresa y reiterada, aplicación por profesional sanitario, enfermedad irreversible, vivencia de sufrimiento experimentada como inaceptable.

Entendemos también que la conducta eutanásica no puede ser confundida con prácticas ya asumidas, más o menos serenamente, como la limitación del esfuerzo terapéutico, la sedación paliativa, el rechazo de tratamientos por el paciente, la renuncia a aplicar tratamientos fútiles por el médico.

Una vez aceptada la impunibilidad del suicidio y el derecho a rechazar tratamientos vitales, "el debate actual está en saber si este proceso de auto-nomización del morir puede llevarse hasta el punto de que los pacientes puedan no sólo rechazar tratamientos que consideran innecesarios o perjudiciales, sino también pedir que se ponga de modo directo y activo fin a su vida"1.

2. Razones y argumentaciones Tradiciones y contextos de lo jurídico, político, filosófico y teológico

Nuestro presupuesto-hipótesis es que los diversos razonamientos dependen en gran parte de los contextos sociales donde se desarrollan. No hay argumento independiente del contexto y por eso todo razonamiento práctico presupone una sociología2.

De manera esquemática presuponemos que:

- en el contexto jurídico-político predominan los argumentos consecuencialistas (utilitatistas). Esto no implica que no existan otros tipos de razonamiento sino que por el ámbito de realidad que pretenden ordenar se prefieren y tienen mayor peso de convicción este tipo de argumentos.

- en el contexto filosófico moral que reflexiona sobre la eutanasia predominan los argumentos kantianos y de la modernidad ilustrada. No es que no encontremos autores utilitaristas o postmodernos sino que en su gran mayoría, los filósofos, al pensar la eutanasia terminan recurriendo a argumentaciones basadas en una racionalidad kantiana o cartesiana o husserliana.

- en el contexto teológico-moral que reflexiona sobre la eutanasia, sin embargo, los argumentos predominantes siguen siendo, en su

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mayoría, los de la tradición aristotélico-tomista y su referencia al bien común, la ley natural y la inviolabilidad de la vida.

Por lo tanto nos encontramos con tres contextos profesionales y tres tradiciones de reflexión moral. Estos tres contextos conforman nuestra herencia europea: el derecho romano, la filosofía griega y el cristianismo. Las analizaremos por partes.

No pretende esta triple división ser un esquema acabado pues somos conscientes de las múltiples excepciones, pero sí un esquema para empezar a pensar y para ordenar algunas ideas. No en vano, quizás, sólo quizás, lo que tengamos que hacer en primer lugar en la reflexión sobre la eutanasia sea calibrar consecuencias, ponderar deberes en conflicto y discernir fines y valores en juego.

3. Argumentos consecuencialistas
3.1. Argumento de la pendiente resbaladiza (o incremento de la eutanasia involuntaria)

Es el clásico argumento consecuencialista. La bondad de una acción no se juzga por la acción misma ni por la intención con que se realiza sino por las consecuencias que acarrea. La aceptación de la eutanasia llevaría a abusos en la realidad y en la ley. De ahí que el único modo de evitar abusos es no permitirla en ningún caso, de ahí que el único modo de evitar las consecuencias negativas sea prohibir esa conducta. La pendiente implica que abrir una excepción puede llevar a otras excepciones parecidas que implican ciertos riesgos y peligros que no estaban en la primera excepción. Pare-ce como si no se pudieran separar los casos deseables de los indeseables. Parece que no hay manera de evitar pasar de lo buscado a lo no buscado.

a) Dos ejemplos, dos analogías

En el tratamiento de la eutanasia se establecen comúnmente dos ejemplos típicamente consecuencialistas3.

El primero es el programa eutanásico del Tercer Reich alemán con el que se pretende demostrar que pequeñas excepciones pueden llevar (como consecuencia) a asesinatos masivos. Pero la experiencia nazi es muy diferente a la eutanasia tal como la hemos definido, pues no tuvo como finalidad buscar el bien del sujeto, ni acabar con el sufrimiento derivado de una enfermedad irreversible. Su intención fue el exterminio masivo de personas "sin valor". Que de un programa eutanásico en el que no se tomó en cuenta el consentimiento de los individuos se pasara al asesinato masivo se debió a

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una estrategia concebida para tal fin y de ningún modo a una consecuencia de la práctica de la eutanasia. Las prácticas nazis fueron, y así hay que definirlos, asesinatos planificados con una finalidad eugenésica. No tienen que ver con la mentalidad eutanásica actual.

El segundo ejemplo es la ampliación de las leyes sobre el aborto por presión social. La legislación, en sus inicios, nació para ser aplicada a casos extremos pero es aplicada ahora más allá de estos casos y se utiliza actualmente para justificar muchos más casos clandestinamente. En España se han estado realizando abortos de hasta 6 y 7 meses. Pero hay que preguntarse con seriedad: ¿del desarrollo sucedido con el aborto se deduce el desarrollo legal que pueda suceder respecto a la eutanasia? ¿no son las razones para apoyar a uno y otro caso son distintas y los supuestos a los que se aplican son distintos?

La cuestión es entonces: ¿ambas analogías no tienen nada que decir al debate actual? Quizás entre la semejanza estrecha y la diferencia radical algo nos tengan que decir estos ejemplos reales. Al menos hay que detener en ellos nuestra reflexión más allá de alarmismos e ingenuidades.

b) De la pendiente resbaladiza lógica a la psicológica

Estoy bastante de acuerdo con muchos autores que afirman que de un caso de eutanasia voluntaria a otro caso de eutanasia involuntaria (que para nosotros no es eutanasia) no hay ninguna pendiente resbaladiza lógica. Pero aunque no haya un paso lógico, lo cierto es que una vez aceptada, la mayoría de la población, de hecho, parece aceptar más fácilmente otras prácticas más cuestionables4. ¿Es entonces la pendiente resbaladiza algo psicológico-sociológico?

El desplazamiento no es un hecho irremediable que va a ocurrir por necesidad. Pero, aunque lo cierto es que las sociedades son capaces de distinguir entre distintos tipos de muerte (la legítima defensa o de estado de necesidad han sido aceptados sin que se ampliar el campo a otros casos), son muchos los que se preguntan si será lo mismo con la eutanasia. ¿No es una actuación bastante diferente a las permitidas hasta ahora?

c) Los inevitables abusos legales. ¿Del uso al abuso?

Un argumento muy utilizado es que para evitar abusos de la ley es necesario prohibir la despenalización. Esta prevención se debe a que bajo la cobertura legal se puede dar cabida a abusos intencionados, a coacciones, a homicidios encubiertos5.

Otros contra-argumentan que de muchos buenos...

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