Reflexiones psiquiátricas sobre la violencia de género. ¿Existe un porqué?

AutorOded Graizer
Cargo del AutorPsiquiatra Clínico
Páginas109-117

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Como profesional de la Salud Mental interesado en los procesos psíquicos, pienso que la respuesta a la pregunta del título, tanto en el caso de la violencia como en el de cualquier otro comportamiento humano, debe ser un ¨sí¨.

Con esto no pretendo dar una respuesta exhaustiva y universal a este ¨porqué¨. Las conductas humanas son causadas y moduladas por complejos factores biológicos, psicológicos y sociológicos que escapan a cualquier tipo de respuesta unívoca. Fijar nuestra atención en ciertos elementos presumiblemente implicados, no supone considerar a otros posibles factores como secundarios o poco relevantes. En muchos actos violentos, dentro y fuera del ámbito doméstico, puede no ser aplicable la hipótesis que estoy por describir.

Sin embargo, me parece interesante intentar conocer algunos de los factores que pueden estar relacionados con el desencadenamiento de comportamientos violentos en general y de la violencia de género en particular. Nos ayudaría, en primer lugar, a rechazar interpretaciones excesivamente simples.

Sólo una parte muy pequeña de los casos de violencia humana puede ser interpretada como racional, como comportamiento adaptativo que consigue ventajas reales. Este hecho nos obliga a dirigir nuestra investigación, nuestros esfuerzos para entender el ¨porqué¨ de la violencia, hacía aquellos modos de funcionamiento del mundo interior de los humanos que condicionan la aparición de sentimientos y comportamientos por otras vías, que no son el análisis lógico de la información recibida.

Voy a proponer un mecanismo hipotético de significado biológico, psicológico y social que incluye varios elementos concatenados, y que puede

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determinar la aparición de un acto violento irracional. Hablaré del potencial violento de cada ser humano, biológicamente determinado, que por sus orígenes arcaicos, puede expresarse de modo independiente al control de la razón. Hablaré de los posibles derroteros psicológicos que pueden llevar a la aparición de sentimientos negativos capaces de activar, de modo desadaptativo, estos mecanismos neurobiológicos. Y por último hablaré de esquemas psico-sociales capaces, presumiblemente, de favorecer esta activación, a pesar de su significado ilógico.

I

Todos los animales sociales capaces de reconocerse mutualmente presentan conductas de agresión intraespecífica.

Asimismo, parece posible afirmar que el fenómeno de la agresividad de un ser humano contra otro es universal. Existen diferencias entre culturas, pero nadie ha podido demostrar que existen, o hayan existido, grupos humanos sin agresión inter-humana de ningún tipo.

Más allá de su papel en la defensa física la agresividad interhumana, como la agresividad intra-especie animal, es puesta en relación por los etólogos con las funciones de delimitación territorial y de formación de un orden jerárquico. Entre los animales que viven en manadas la posición jerárquica de cada individuo depende del número de oponentes que es capaz de vencer en combate. También entre nosotros existen vestigios de una posible relación entre agresividad y superioridad. En la etapa de la historia humana de pasaje desde la vida nómada a la vida sedentaria, el patrón común era la adquisición de la posición dominante, de aristócrata, por parte del combatiente. Culturalmente, es universal la difusión del carácter heroico de la agresión en forma de poemas épicos, alardeando de las cicatrices sufridas en batalla, o utilizando animales simbólicos agresivos (águila, león. oso, gallo) en los escudos heráldicos. El duelo es una forma ritualizada de empleo de la agresividad para salvar o recuperar públicamente un estatus que se considera amenazado por ofensas mayores o menores. Se trata de otro fenómeno cultural esclarecedor de la permanencia en culturas no muy lejanas de la nuestra de la relación entre la agresión y una situación simbólica de superioridad.

¿Cuál es la utilidad de lo que acabo de contar para la comprensión de la violencia en nuestra sociedad? En nuestra realidad la necesidad de usar la

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violencia para sobrevivir es con creces la excepción, no la regla. Y, exceptuando los ambientes marginales, la agresividad no es un criterio para la adquisición de estatus social.

No todo lo que otrora fue adaptativo conserva su función de supervivencia hoy en día, pero no por eso se borran sus huellas de lo que es el subs-trato biológico de nuestra vida interior. Al cambiar las condiciones del medio no es raro que los mecanismos neurobiológicos arcaicos implicados en una reacción adaptativa persistan como residuo histórico, a pesar de no representar ya ninguna ventaja en la selección. Como tal, la agresividad está profundamente arraigada en la estructura psicobiológica del organismo y...

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