Reflexiones sobre indicadores en Administración electrónica

AutorJesús Galván Ruiz - Pedro García López
Páginas299-309

Page 299

9.1. Los indicadores en Administración electrónica

En los últimos tiempos se impone la técnica de los indicadores para todo. La realidad es siempre compleja. La descripción de sus múltiples facetas no hace posible descripciones simples. Es por ello por lo que gobiernos e instituciones tratan de simplificar la realidad para hacerla más comprensible. Sin embargo, en el proceso de simplificación se pierde mucha información. Más aún, lo que suele ser peor, la simplificación de la realidad puede resultar en orientaciones tendenciosas final-mente

9.1.1. La función y estructura de los indicadores

En el contexto presente, los indicadores a considerar son los que se corresponden con el grado de avance de la Administración electrónica en una institución, Administración Pública o país.

Los indicadores no son, en principio, mas que referencias que permiten visualizar el cumplimiento de un determinado objetivo. El mecanismo implícito en la elaboración de indicadores consiste en fijar unos objetivos deseables, midiéndose la distancia entre la situación real y el objetivo. La métrica que permite esta cuantificación suele ser muy variable, aunque, en la mayor parte de los casos, se recurre a medidas relativas porcentuales.

Los indicadores se utilizan a menudo en la medida del avance de proyectos. Así, cuando se invierte en la puesta en marcha de alguna iniciativa, se suele prever una progresión más o menos lineal del avance, comparándose la porción del tiempo total transcurrido sobre el tiempo total estimado y el grado de avance de las realizaciones, convenientemente cuantificado.

Asimismo, los indicadores han tomado un gran protagonismo en la valoración de determinadas situaciones de desarrollo socioeconómico. En estos casos se asume que una determinada situación es deseable, valorándose el grado de realidad de dicha situación en un determinado contexto.

Obviamente, en este caso se deben dar dos circunstancias para que los indicadores tengan sentido:

· Debe existir un escenario deseable y cuantificable.

· Se debe poder medir la situación real para compararla con la deseable, bien de forma objetiva, contando aquello que sea susceptible de cuantificación (número de ordenadores, accesos, webs, etc.) o mediante la realización de muestreos o encuestas.

En cualquier caso, resulta muy importante resaltar que el uso de indicadores tiende a simplificar la realidad. Es decir, el significado profundo del uso de los indicadores es el de extraer de la realidad algunos datos que permitan valorar la evolución de una situación que suele presentar una cierta com-

Page 300 plejidad. Un ejemplo de este hecho se puede poner de manifiesto si se contemplan las estadísticas de uso de ordenadores por las empresas. Así, uno de los indicadores suele ser el porcentaje de empleados que disponen de ordenador. No importa el uso que se realice de dichas máquinas, tan sólo su disponibilidad. Sin embargo, es evidente que si hay más máquinas disponibles, existe mayor probabilidad de que sean utilizadas para algo, por lo que cabría inferir que el indicador de disponibilidad de ordenadores por los empleados resulta ilustrativo de la utilidad que las empresas adjudican al propio ordenador. Así, este indicador sencillo pretende ilustrar sobre la realidad más compleja del uso de la informática en las empresas.

Normalmente, aquellos que diseñan indicadores son conscientes de esta limitación, por lo que suelen recurrir a dos técnicas para obviar el carácter simplificador de los indicadores:

· Diseño de un batería de indicadores para caracterizar una determinada situación. De esta forma, se pretende visualizar la realidad desde varios puntos de vista,aportando una visión más rica del fenómeno cuya evolución se pretende medir.

· Elaboración de indicadores compuestos. Estos indicadores suelen ser combinaciones lineales de otros indicadores sencillos. Se suelen utilizar para realizar clasificaciones ordenadas. Ejemplos típicos serían la clasificación de países en un cierto orden, en función del cumplimiento de un determinado objetivo.

En el caso de la iniciativa e-Europe 2005 se ha recurrido a ambas técnicas. En general, los indicadores seleccionados son en forma de batería, tal como se indica en los documentos que definen el contenido y alcance de la iniciativa264. Sin embargo, dada la complejidad de ilustrar el desarrollo de la Sociedad de la Información en las empresas, los diseñadores de la iniciativa se inclinaron por un indicador compuesto, denominado H, que tiene en cuenta un conjunto de indicadores simples de adopción de la tecnología y del uso que de ella se hace265.

Los indicadores compuestos se han venido desarrollando ligados a problemas de econometría, cuando resulta obvio que la realidad a calificar adopta una cierta complejidad. Para ello se suelen elegir un conjunto de variables a medir, relacionadas con el fenómeno que se desea cuantificar. Estas variables han de ser independientes entre sí, desde un punto de vista estadístico. En el caso de existir dependencia entre las variables escogidas, el indicador compuesto sufriría un sesgo, disminuyendo la influencia de las demás variables en su valor final.

La analogía geométrica sería la de representar puntos en un sistema de coordenadas formado por tantos ejes como indicadores simples forman el indicador compuesto. Los diferentes puntos de este espacio representarían a las diversas situaciones que se pretendiese modelar (países, regiones, empresas, etc.).

En definitiva, se trata de que las variables escogidas representen, lo mejor posible, a los múltiples aspectos de una determinada realidad que, además, puedan ser medidas de una forma sencilla o, al menos, que exista un procedimiento preestablecido para hacerlo.

El problema del procedimiento de medida resulta esencial para la funcionalidad de un indicador. El procedimiento establecido debe garantizar un determinado error máximo de medida que pueda ser conocido a priori. Dependiendo del uso que se vaya a hacer de los indicadores puede ser necesario recurrir a procedimientos y fuentes que presenten más dificultades de utilización, menor frecuencia de medida o menos especificidad, con tal de asegurar un mínimo de fiabilidad.

Así, por ejemplo, la Comisión Europea suele utilizar, a efectos de los indicadores de tipo socio-económico y, en particular a aquellos ligados a la medida de la evolución de la Sociedad de la Información en países y regiones, aquellos datos que su propia institución estadística reúne. A este respecto, todas las referencias se suelen concentrar en EUROSTAT. Esta institución consolida los datos aportados por los Institutos de Estadís-

Page 301 tica Nacionales, lo cual suele suponer un retraso en la publicación de resultados. Sin embargo, la utilización de estos datos aporta diversas importantes ventajas:

· Los datos reflejan la seriedad de las instituciones que han procedido a su recopilación.

· Responden a una metodología de recogida de datos común definida por EUROSTAT.

· Suelen ser datos homogéneos, a efectos de comparaciones entre países.

· Se trata de datos neutrales. Sus valores no se encuentran sesgados por intereses de grupo.

Es cierto que existen muchas instituciones, consultoras o grupos de interés que publican estudios y estadísticas sobre diversos tipos de fenómenos socioeconómicos. En los últimos años han proliferado los informes sobre el desarrollo de la Sociedad de la Información que, incluso, pueden actualizarse de forma periódica. Algunos de ellos utilizan estadísticas oficiales como base para la elaboración de sus indicadores y de las conclusiones que sobre el análisis de su evolución se pudieran extraer. Otros prefieren realizar sus propias encuestas, aportando los resultados obtenidos como valores de los indicadores utilizados. Resulta conveniente constatar que, en muchos de estos casos, los datos de una misma variable adopta distintos valores. Ello puede ser debido a varios factores, como podrían ser:

· Las diferentes metodologías utilizadas en la obtención de las correspondientes variables.

· Los tamaños de las muestras utilizadas en las variables medidas mediante encuesta.

· Los universos muestrales utilizados.

· O simplemente el sesgo introducido deliberadamente con objeto de hacer aparecer una determinada realidad.

A este respecto, suele ser llamativo el esfuerzo realizado por ciertas instituciones o empresas en minusvalorar el desarrollo de algún aspecto de la Sociedad de la Información en un determinado país, cuando se trata de que las administraciones públicas dediquen más recursos a promover y a subvencionar a los agentes involucrados (empresas, administraciones, etc.).

En el caso de la Administración electrónica, la iniciativa e-Europe 2005 se inclinó por adoptar indicadores simples en batería sin generar ningún tipo de indicador compuesto, a diferencia del caso de la medida del grado de utilización por las empresas de las herramientas de la Sociedad de la Información. En el caso de las empresas, se construyó un indicador compuesto, basado en una docena de indicadores simples, con el objetivo declarado de medir los progresos experimentados266. Aparentemente se consideró que el caso de las administraciones públicas estaba integrado por situaciones mucho más heterogéneas dentro de un país que en el caso de...

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