Prólogo

AutorAntonio Martínez Marín
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Administrativo
Páginas33-38

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La lectura otra vez más de esta Memoria de investigación doctoral, ahora ya en fase de galeradas, me ha proporcionado tal cúmulo de sensaciones y pensamientos reflexivos de difícil traslación a las limitadas páginas demandadas por un prólogo.

Ante todo defiendo que el tema investigado es muy importante y novedoso, y que el estilo encontrado en el tejido verbal es diáfano y directo, sin concesiones o licencias rocambolescas, y oraciones medidas con una semántica, no remarcablemente rica, pero sí suave y gratamente precisa, medida y fluida. Esta doble característica de fondo y forma inconmesura el recorrido de las casi setecientas páginas de la obra; que, además, tiene como sujetos protagonistas a órganos jurídicos y no a personas físicas con quimeras, pasiones, frustraciones y alegrías. Leyendo Los Órganos Colegiados he recordado la perenne admiración por Montaigne ejemplificada ahora en una de sus confesiones legadas a la posteridad: me bastan diez minutos de buena lectura para desterrar el problema, por grave que sea, que en ese momento turba mi alma. Desproblematizado ante estas queridas páginas he aprendido, gozado, reflexionado y sentido de nuevo: testigo de excepción, he visto y percibido la idea germinar, crecer, madurar y consumarse como obra. En ella puse mis complacencias y en su joven autor mis esperanzas. Hoy me siento obsequiado con creces y por añadidura.

Cela va de soi, éste no es mi libro. Y si como docente no he aspirado a otra cosa que encarnar el arquetipo tagoriano de ser un amigo mayor en sabiduría para el alumno; como director de tesinas y tesis doctorales el primero de los consejos que doy al joven investigador es el mismo que Georges Burdeau se imponía a sí mismo y que yo he procurado imitar: "la renuncia al confort intelectual que proporciona la fidelidad al maestro". Aun admitiendo los dos parámetros confinantes que el prologuista, cual modisto tiene instintivamente con su cliente al confeccionarle el vestido como son los de suavizar sus defectos y exaltar sus cualidades físicas, así presentaré al lector esta monografía como hija de un tiempo de libertad (I), destacaré la importancia y la novedad de la materia estudiada (II), los materiales amasados (III), y los rasgos definidores del autor (IV).

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  1. Un tiempo de libertad que debe ser resaltado en primer término. Él libera al talento de cualquier atadura para buscar en los espacios sin fronteras de la mente la idea esperada para incorporarla al edificio jurídico doctrinal todavía intuido. Debo insistir en la libertad como el bien más preciado del ser humano y, desde luego, especialmente para el jurista: trabajar con un sistema jurídico libremente aceptado por los ciudadanos españoles y no impuesto por la violencia política. La Constitución de 1978 es un texto de consenso de la voluntad del pueblo español del mencionado momento histórico. La ausencia de libertad, sin embargo, ha sido uno de los rasgos definidores de la convivencia española y, aun hoy, la expresión crítica como exponente de la libertad de expresión y manifestación en cualquier ámbito de la vida pública española está lejos de ser una realidad lograda y, desde luego, en el País Vasco es asfixiante y mortal con el terrorismo de ETA, cuya onda expansiva mutila, traumatiza y, en su caso, violenta a todos los españoles.

    No obstante, hace sólo treinta años la investigación jurídica todavía tenía la libertad como obstáculo y la complicidad con la Dictadura como condición natural, salvo excepciones, y los juristas se habían acostumbrado y por consiguiente de concesiones institucionales, hijas a veces de intereses particulares; pero descansa en la inmensa mayoría a abismar su pensamiento y su obra y gastar sus energías con materias no comprometidas políticamente en sus temas de investigación. No puedo olvidar mi tesis doctoral sobre "La representatividad municipal española", realizada a mi propio riesgo y ventura, como fruto no de un tiempo valiente de mi vida sino como desafío a una época cruel, pero sobre todo estúpida que me hizo vivir el desequilibrio...

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