Proceso de mediación: fases

Páginas169-190

Page 169

A El primer contacto

La primera tarea del mediador es conseguir que acudan los dos miembros de la pareja. Generalmente, el primer contacto lo realiza sólo uno de ellos, quien, acusando al otro de no querer cooperar, persigue la alianza del media-dor, lo que debe ser cuidadosamente evitado por éste, para mantener incólume la imparcialidad a que está obligado. Es importante que ambas parten acepten la mediación, y sean informadas al mismo tiempo, pues ello les hará sentir que parten de una situación de equilibrio ya desde el principio. El conocimiento implica poder; cuando la información es recibida de manera conjunta se evitan malas interpretaciones y la utilizacion negativa de la misma información535.

Por lo expuesto, es preciso dotarse de técnicas que permitan acceder a la parte que no ha tomado la iniciativa de acudir al mediador, dejando bien patente que ninguna alianza se ha establecido con la parte que ha hecho el primer contacto. Estas técnicas pueden ser: establecer contacto telefónico o por escrito con el miembro de la pareja que no ha acudido o bien convocarla por medio de su abogado. A mi juicio, es preferible la convocatoria por escrito, en términos

Page 170

muy escuetos, sin ser áridos, asépticos, pero que transmitan el interés y la conveniencia de acudir, sin connotaciones de obligatoriedad. La misiva le dará tiempo para reflexionar, para recapacitar, pues, no es infrecuente, que la primera reacción sea la negativa rotunda al procedimiento536.

B Fase de recepción

La fase de recepción supone un primer contacto con las partes que acuden a la mediación; por ello es importante que, el mediador, cree un clima de cordialidad y empatía antes de entrar en la entrevista -contando, por ejemplo algún pequeño incidente que le haya ocurrido, y no preguntando directamente «qué le pasa» o «cual es su problema»-, al mismo tiempo que se proporciona información acerca de este sistema y de las ventajas que representa en relación con el proceso judicial contencioso. Es importante que, desde el primer momento, el mediador mantenga el contacto ocular con las dos partes, transmitiéndoles calidez y preocupación, mediante recursos verbales y no verbales537.

Puede ocurrir que, la parte a quien se cita, a petición de quien acudió primero al mediador, se sienta molesto y poco o nada propicio a participar. El profesional deberá destacar el carácter voluntario de la mediación, preguntán-dole seguidamente lo que le había impulsado a asistir. Si el cliente mostrase enfado y deseo de marcharse por el modo en que su pareja había planteado el problema, el mediador habrá de validar y normalizar los sentimientos de aquel, aduciendo que cuando las parejas tienen conflictos lo expresan de una forma que genera enojo en el otro. Asimismo, le propondrá que, antes de irse, evalúe las ventajas y desventajas de irse en relación a quedarse538.

El mediador debe comprobar el grado de dependencia emocional entre la pareja, así como el grado de equilibrio. Si existe un desequilibrio tal, que uno de los miembros está cayendo en espiral mientras que el otro está volando, la tarea del mediador es ayudarlos, a ambos por igual, y evitar que la distancia que los separa se haga todavía más grande539.

Page 171

La mediación no resulta procedente cuando alguno de sus miembros se encuentre tan afectado emocionalmente que le impida mantener una postura de igualdad de poder negociador o cuando muestre signos de trastorno psiquiátrico. Asimismo, en caso de que se produzcan acusaciones sobre aspectos que impidan a uno de los progenitores el contacto con sus hijos -por haber sido éstos víctima de malos tratos o de abusos de tipo sexual, por ejemplo-, la media-ción está contraindicada, y lo procedente es suspender el procedimiento para dar paso a una intervención pericial540.

Las normas que rigen el desarrollo del procedimiento deben ser expuestas con claridad, abundando en que, el respeto de las mismas, es una garantía que evitará la escalada de hostilidad durante el intervalo de celebración de las sesiones. Tales normas son, esencialmente: respeto mutuo, limitarse a relatar hechos, evitando las descalificaciones personales, gritos e insultos; asimismo, el mediador pondrá de manifiesto la necesidad de escuchar atentamente lo que ambos deseen expresar, siendo condición indispensable para ello, que cada uno res-pete el turno de la palabra, permitiendo hablar al otro sin interrupciones.

En esta fase inicial es importante que el mediador deje bien sentados los siguientes aspectos:

  1. El rol del mediador.

  2. Declaración de imparcialidad del mediador, en sus relaciones con cada una de las partes.

  3. Definición de los parámetros de confidencialidad, advirtiendo que las conversaciones mantenidas con una de las partes, en una sesión privada, no será revelado a la otra sin su autorización expresa. Asimismo, solicitará a cada una de ellas que le diga, de forma explícita, lo que no le interesa que sea revelado a la otra parte.

  4. Descripción de la logística:

- La duración de las sesiones y la utilidad de las anotaciones en pizarra o rotapapel y solicitar autorización, en su caso, para realizar grabaciones, ya que, esto último, facilita el estudio detenido de lo tratado durante las sesiones.

Page 172

- El mediador es el conductor del procedimiento y ejercerá el control del mismo; organizará las reuniones fijando las pautas, manejando los tiempos y disponiendo el uso de sesiones privadas. El mediador debe dejar claro que, así como las partes son dueñas del contenido de la negociación y de su resultado final, él es el dueño del procedimiento.

- El mediador establecerá unas reglas de comportamiento que ambas partes deberán respetar. Así:

· No podrá haber insultos ni descalificaciones personales.

· La existencia de turnos de palabra.

· No interrupciones. Cuando una parte hable, la otra no podrá interrumpirla; es el mediador quien fijará las intervenciones541.

Es útil y conveniente que las partes conozcan a fondo las consecuencias de un proceso judicial contencioso, para que puedan establecer comparaciones y valorar así positivamente el contexto neutral y pacífico de la mediación, junto con la autonomía y privacidad que este procedimiento les ofrece, como alter-nativa al litigio.

El mediador, tratando de acotar el problema, formulará tres preguntas a cada parte; con ello está poniendo unos límites que refuerzan su poder de dirección del proceso. Tales preguntas son542:

- ¿Qúe es lo que Vd. quiere resolver?

- ¿Por qué razón quiere resolverlo?

- ¿Qué soluciones han intentado hasta el momento?

El hecho de que se pregunte a cada parte acerca de sus deseos, «lo que quiere», encierra un atractivo para el interviniente. Pero esa expresión habrá de ligarse inmediatamente a «porqué lo quiere», fórmula que le obliga a precisar, pero centrando el discurso en ella misma. Con esta estrategia se persigue, por una parte, evitar la escalada del conflicto, que se produciría inevitablemente si

Page 173

se hicieran referencias a la otra parte; y, por otra, obtener una primera aproximación a los intereses y necesidades de los implicados543.

Posteriormente conviene preguntar a cada uno -mejor, en sesión privada- por su contribución para satisfacer la demanda del otro. De la práctica se deduce que la mayoría responde que no necesita dar nada porque tiene derecho. La respuesta adecuada del mediador sería: De acuerdo. Pero eso no ayuda, porque las cosas no están funcionando. Puesto que sostener el derecho implica mantener el posicionamiento negativo del otro, es preciso conseguir que se centren en los intereses, en lo que quieren alcanzar, en un pedido, para luego pedir su contribución544.

En cuanto a quien ha de concederse la palabra en primer lugar, cada opción tiene ventajas e inconvenientes. Concederla a quien requirió los servicios del mediador, tiene la ventaja de darle, de entrada, el máximo impulso al procedimiento, ya que no es extraño que la otra parte responda que está allí porque su pareja se lo pidió, con lo que se produciría un impasse. La parte negativa consiste en que, al darle la palabra al requirente del servicio, puede ser interpretado por la contraparte como una preferencia hacia el primero, incrementando su desconfianza.

En tales circunstancias, quizás lo oportuno sea que el mediador se reúna individualmente con la parte renuente, a fin de investigar sus propios intereses, que pueden estar lejos de responder a las expectativas del otro.

C Contención de la crisis

Los conflictos tienen, por una parte, un componente afectivo siempre involucrado 545 y, por otra, componentes sociales, culturales, religiosos etc. Se busca obtener la razón, la reivindicación a través de la sentencia, la posibilidad de sentirse ganador frente al otro, tras tantos momentos de desacuerdo y disputas.

La comprensión de la existencia de este componente afectivo lleva a que, en el ámbito de la mediación -al que las personas implicadas llegan asimismo al-

Page 174

teradas, enojadas, frustradas, con su racionalidad condicionada por tal situación emocional- se haya introducido una etapa inicial, llamada de «contención de la crisis», expresión que significa: abrazar, arropar, atender la crisis. Esta fase representa la posibilidad de restablecer, siquiera a un mínimo nivel, las aptitudes propias de los mediados en el campo de la interacción de sus emociones y sus razones, que se evidencia en su hacer y en su comunicación546.

Desde la perspectiva del mediador, el problema de una pareja que se está separando, por ejemplo, no son los temas prácticos, sino los sentimientos que agobian a las partes, que han llegado a añadirse a dichos temas, impidiéndoles verlos y tratarlos como los asuntos prácticos que son547.

A lo largo de las sesiones de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR