Privatizaciones y regulación: un breve análisis

AutorCristina Castro Sotos
CargoUniversidad Complutense de Madrid ccsotos @ der .ucm .es
Páginas543-563

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I Introducción

Es habitualmente aceptado por los economistas1 que un mercado competitivo sin fallos de mercado, permite alcanzar un óptimo de Pareto en el que concurran tanto la eficiencia productiva2 como la eficiencia asignativa3. Cuando esta situación se produce, no hay necesidad de intervención estatal en el mercado que restrinja, influya o condicione la actividad de los agentes económicos.

Como es bien sabido, en condiciones de competencia perfecta, la empresa es precio-aceptante, (el precio viene dado por la interacción de la oferta y la demanda del mercado y la empresa por sí sola no tiene capacidad para influir sobre el mismo).

El precio de equilibrio en el mercado determina la demanda a la que se enfrenta la empresa (una demanda perfectamente elástica que a ese precio, el de equilibrio, puede vender todo lo que fabrica).

Este precio de equilibrio que obtiene cada empresa por unidad vendida es constante y por lo tanto, el IMg es igual al IMe.

El nivel de producción que maximiza el beneficio de cualquier empresa es aquel para el que el CMg=IMg y, por lo tanto, en estas condiciones (competencia perfecta), P=CMg.

II El poder de mercado

El consenso actual de la mayoría de los economistas acepta la existencia de mercados para los que el modelo de competencia perfecta Page 544 es una buena aproximación4, a pesar de que las condiciones para que la competencia sea perfecta5 son extremadamente improbables.

Otras veces, sin embargo, no es posible alcanzar asignaciones Pareto-eficientes, debido a la existencia de poder de mercado. El poder de mercado se manifiesta en la diferencia entre el precio y el coste marginal, que puede tener su origen en barreras de entrada, información imperfecta, un reducido número vendedores, la ausencia de sustitutivos o la diferenciación del producto.

Una situación clásica en la que se produce esta divergencia entre el precio y el coste marginal derivada de la existencia de poder de mercado es en el monopolio.

Al ser el monopolista el único oferente de un bien, él representa a la industria, al mercado. Por ello se enfrenta con una curva de demanda que normalmente es decreciente de izquierda a derecha. Siendo así, el IMe no es igual al IMg.

Como consecuencia de que el monopolista se enfrenta con una curva de IMe decreciente, el monopolista tiene que reducir el precio de todas las unidades de producción para vender una unidad adicional. Esto significa que la curva de IMg tiene que estar por debajo de la de IMe. El aumento en el ingreso total cuando vendemos una unidad adicional es más pequeño que el IMe, ya que a más unidades, el precio es inferior, y, por tanto, también lo es el IMe.

Al tener lugar la maximización de beneficios en el punto en el que el IMg es igual al CMg, este punto nos indica la cantidad de producto que ofrece el monopolista, el precio se obtiene trasladando esa cantidad a la curva de demanda o IMe que se encuentra por encima de la de IMg. Con lo cual, lo que se paga por una unidad adicional no es lo mismo que el coste de producirla. Es decir, CMg

Los economistas coinciden en que el resultado que se obtiene en una situación de monopolio no es la deseable. Los consumidores Page 545 suelen disfrutar de un bienestar menor en las industrias monopolistas que en las competitivas. En concreto, el precio es más alto y la cantidad producida es menor que en un mercado competitivo, alejándose así de la eficiencia asignativa.

Si analizamos la disminución del excedente del consumidor que se produce en el monopolio, existe una transferencia de los consumidores a las empresas, pero, además, parte de esta pérdida del excedente del consumidor no se compensa por ninguna ganancia de los demás sectores (no se traduce por completo en un incremento del excedente del productor), lo que constituye una pérdida neta de eficiencia.

Además de la pérdida de eficiencia del monopolio, las empresas que operan sin competidores pueden no tener incentivos para la minimización de los costes (ineficiencia "X").

Sin embargo, no es el monopolio la única estructura en la que se presenta una situación de poder de mercado que permite que exista divergencia entre el precio y el coste marginal. Otros ejemplos de poder de mercado son el modelo de la empresa dominante, el modelo de la competencia monopolista, o el oligopolio. En todos estos mercados, en los que no existe la competencia perfecta sin externalidades, el poder de mercado es una realidad que conlleva la correspondiente posibilidad de abuso, y riesgo de adopción de un comportamiento colusorio, con consecuencias negativas para la eficiencia económica.

En todas las situaciones en las que existe poder de mercado se produce, además, una pérdida de eficiencia productiva motivada, entre otras cosas, porque los gestores, al carecer de competencia, están sujetos a menos presiones para minimizar los costes, ya que estos se pueden trasladar al consumidor con facilidad.

III La intervención estatal

Es generalmente aceptado que el Estado debe garantizar la creación de las condiciones básicas para el crecimiento de la economía definiendo y garantizando los derechos de propiedad, así como la paz y la seguridad jurídica.

También es comúnmente aceptada la intervención selectiva, en los casos en los que, el mecanismo de los precios y la libre competencia, Page 546 sean insuficientes de modo manifiesto para conseguir la correcta distribución de los recursos productivos. Sin embargo, la forma y extensión de esta intervención son bastante controvertidas.

Las principales formas de intervención del Estado en la Economía han sido las siguientes:

* Provisión pública directa de bienes y servicios

* Política de la competencia: determinando las reglas de funcionamiento de los mercados.

* Regulación de mercados: a través de la que el Estado puede regular los precios, las condiciones de prestación del servicio, etc.

3.1. Evolución histórica

En el Antiguo Oriente la propiedad de los medios de producción era estatal, mientras que se dejaban a la iniciativa privada actividades como el comercio y las operaciones de préstamo. En la Antigua Grecia el gobierno también ostentaba la propiedad de los factores de producción (de la tierra, los bosques y las minas) aunque contrataba a particulares para su explotación. En la antigua China (dinastía Ch'in), el gobierno ostentaba el monopolio de la sal y del hierro. Mientras que en la República Romana, en cambio, los medios de producción estaban en su práctica totalidad en manos privadas6.

Con la Revolución Industrial el papel ostentado por la iniciativa privada es predominante en la Europa Occidental y en Estados Unidos (en el que el papel del Estado es aún menos relevante).

3.1.1. Provisión Pública

La llegada de la Gran Depresión, el final de la Segunda Guerra Mundial, y la independencia de las colonias europeas en África, Asia y Latinoamérica, provocaron un fuerte impulso para que los gobiernos tuviesen un papel más activo en la producción y la propiedad de los recursos en la mayor parte del mundo; incluyendo los nuevos Page 547 países surgidos de las colonias, que requerían de fuertes inversiones para promover el crecimiento mediante fuertes inversiones que solamente los estados podían realizar. Además, la regulación de precios y servicios resulta más fácil cuando el Estado es el proveedor de los mismos.

El keynesianismo requería que una parte importante del PIB estuviese generado por el sector público para poder afectar y dirigir la demanda agregada. Esta persecución de un fuerte sector público se ve reforzada por el auge de la socialdemocracia europea que, aún apoyando la propiedad privada de los medios de producción, buscaban tener un sector público que les permitiese:

* llevar a cabo una redistribución del crecimiento económico que favoreciese a los sectores económicamente más débiles;

* ofrecer o subvencionar determinados bienes que, opinaban, no deberían recibirse conforme a la capacidad de compra de las familias (la educación o la sanidad, por ejemplo);

* suavizar algunos efectos de la competencia en el mercado sobre los ciudadanos, mediante pensiones, prestaciones de desempleo, gastos sociales, etc.

En general, la provisión pública fue la forma predominante de intervención estatal en Europa hasta la década de 1980 y existía el consenso de que el gobierno debería ocuparse de:

* Las telecomunicaciones.

* Los servicios postales.

* El gas y la electricidad (mercados energéticos).

* Los medios de transporte (no por carretera) como líneas aéreas y ferrocarriles.

* Algunas industrias estratégicas como la producción de acero o la Defensa.

* Los bancos estatales.

3.1.2. Provisión privada: las privatizaciones

Este consenso acerca de la intervención del sector público como proveedor de bienes y servicios comenzó a cambiar con las fuertes elevaciones del precio del petróleo en los años setenta que pusieron en entredicho las políticas keynesianas basadas en el control de la demanda agregada a través de un sector público fuerte. Page 548

Junto a las dificultades del esquema keynesiano para hacer frente a la crisis del petróleo, se produce también en la sociedad un cambio de valores en favor de la libertad de elección y en detrimento del principio de igualdad.

Paralelamente, florecen teorías económicas muy críticas con la intervención estatal en la economía, como la teoría del Public Choice o las escuelas neoclásica y monetarista.

La Teoría de la elección pública (Public Choice) insiste en la posibilidad de...

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