El principio general de la buena fe en el Derecho administrativo, de J. González Pérez.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas881-883

    GONZÁLEZ PÉREZ, J.: El principio general de la buena fe en el Derecho administrativo, 2.a ed., Civitas, 1989.

He tenido que vencer una gran pereza o galbana para leerme esos 60 folios donde están anotados los diversos trabajos o aportaciones jurídicas que he cultivado en numerosos campos. Lo he hecho no con el afán de lograr balances -ya bastante próximos- ni con la idea de buscar una satisfacción al recordar todo lo que he escrito, sino con el fin de saber si esta publicación la recensioné o no en su primera edición. Lo curioso del caso es que aunque a mí me consta que he leído la monografía, la nota de la recensión no aparece. ¿Cómo es posible que yo que soy como el «recensionista oficial» de González Pérez no haya dicho ni una sola plabra sobre su versión de la buena fe? Al terminar de leer esos folios con mis trabajos he sentido un doble arrepentimiento: el haber escrito tanto y el no haber recensionado este trabajo.

Es cierto, como dice el autor, que estamos necesitando de buena fe en una sociedad en la que el hombre encuentra cada vez más limitada su libertad, en la que se contempla la destrucción de la naturaleza, se agotan las reservas naturales, se destruyen los valores morales (y nos invade, añado yo, la peste de la informática) y el hombre lo espera todo de la Administración haciendo de ella un Dios implacable y despiadado que exige sacrificios superiores a los viejos dioses paganos... Es cierto, todo ello, pero a mí lo que me preocupa no es que se exija el principio como regla de conducta, sino que se «presuma» la existencia de la misma.

Comprendo que es un estímulo, un acicate que se brinda al ciudadano para que éste obre conforme al principio, pero no en todos los campos opera esta presunción -y esto quita igualdades ciudadanas- y, de otra parte, resulta sumamente difícil destruir la presunción... y en este «picaro» mundo en el que nos ha tocado vivir hay mucho madrugador, mucho avisado, mucho «guante blanco» y una tendencia general a estar en esas zonas colindantes entre lo legal y lo antijurídico. Un Ministro de Cultura, hace tiempo, me preguntó como definiría la «cultura» y yo le contesté que estaba en relación inversa con el Derecho- a mayor cultura el derecho se empequeñece, porque se respeta el de los demás, mientras Page 882 que a menor cultura el derecho se agranda porque se desconoce el que pueden tener otros. Y cuando el ciudadano español desconoce el derecho de los demás, suele acompañar su acto con una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR