La prevención: una tarea multidisciplnar

AutorJulián Delgado
Cargo del AutorCarrera militar superior, licenciado en Derecho y Psicología, ex comandante de la Policía Nacional y ex superinte
Páginas11-42

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I El marco social de la seguridad ciudadana

Es ya universalmente aceptado que la seguridad ciudadana es algo más que un estricto problema policial, el concepto de seguridad es un tema complejo y ha de tener un abordaje y tratamiento multidisciplinar, ya que, de hecho, afecta al conjunto de la sociedad. De esta manera, la seguridad ciudadana está vinculada a la garantía y a la vivencia satisfactoria en el ejercicio de los derechos y libertades fundamentales contemplados en La Constitución, de los que sería necesario recalcar el derecho a la vida, a la libertad personal, a la libre residencia y circulación, a la propiedad, a la salud y las condiciones de salubridad, a la inviolabilidad del domicilio, entre otros.

En este sentido, la seguridad ciudadana ha sobrepasado el anterior concepto de orden público vinculado al estricto marco jurídico penal, introduciéndose en el ámbito de las ciencias sociales y en la política de bienestar y de participación social, concep- Page 12tualizados como elementos complementarios y de mejor comprensión de la problemática, y fundamentado el principio de la solidaridad.

El concepto de seguridad ha ido evolucionando, desbordando el sentido estricto del concepto, hoy se concibe de manera muy amplia e incluye aspectos como el civismo, la cohesión social la resolución de conflictos, la calidad de vida, los espacios públicos diseñados y concebidos teniendo en cuanta las condiciones de seguridad, pero también que constituyan factores de integración social, al igual que la vivienda y los equipamientos. Hoy el ciudadano quiere tener garantizado, hasta donde es razonable, el que no sea atracado en la calle, pero también quiere que, cuando va a comer, tener la garantía de que los alimentos gozan de las condiciones higiénico sanitarias debidas, que el tráfico urbano no representa un peligro para su integridad física, que el aire que respira no esté contaminado, et. Cada vez más la seguridad está dejando de ser una materia exclusiva de la Policía para ser una parte de un trabajo multidisciplinar abierto a otros actores, públicos y privados, procedentes de diferentes campos del conocimiento.

Esto ha hecho que los poderes públicos vayan adaptándose a esta necesidad, no con la rapidez, decisión y coordinación que sería conveniente, para, además de dar respuesta a la criminalidad, darla también a las nuevas demandas de los ciudadanos.

Esto no significa la desconfiguración ni la desaparición de los aspectos específicos de la seguridad ciudadana relativos al sistema penal, así como tampoco el propio hecho de la preservación del orden público, si bien es cierto que éste toma otros parámetros de valoración y de tolerancia de la conflictividad social.

Es decir, la seguridad ciudadana desde esta perspectiva hay que entenderla como aquel estado de equilibrio social que haga posible el goce y disfrute de las libertades públicas y que, por supuesto, sea capaz de asumir ciertos niveles de conflictividad, a partir del consenso y del desarrollo de políticas específicas de prevención, persuasión, coerción y rehabilitación, en su doble vertiente, la del delincuente y la de la víctima. Por lo tanto el objetivo que habrá que alcanzar será la reducción significativa de la delincuencia y del sentimiento de inseguridad que ésta genera, todo ello en el marco de la corresponsabilidad y de la solidaridad social.

Esta concepción de englobar los análisis de la problemática de la inseguridad ciudadana dentro del propio marco social en el que se produce, está en clara oposición a los conceptos que preconizan el estricto aumento de los sistemas de control -«más policías, más prisiones, mas duras las penas y su cumplimiento íntegro»-, ya que acaban derivando con un aumento en espiral de los costes económicos y en la saturación de las prisiones y, en consecuencia, en la crimininalización de la sociedad.

Así pues, la seguridad ciudadana hay que entenderla como el logro de un marco social estable, en el que no se excluyen, como posibilidad muy factible y por lo tanto alcanzable, los episodios o las situaciones de crisis puntuales.1 Todos esto se entiende Page 13 que se ha de enmarcar en unas condiciones sociales lo suficientemente acogedoras en los que se refiere a sus niveles de estructura económica y política, del de las libertades y los derechos individuales, así como en relación a la configuración y a la dinámica de la sociedad civil y del funcionamiento democrático de las propias instituciones públicas. Pero para que este marco social de la seguridad ciudadana sea factible, tiene que concurrir todo un conjunto de principios, que se configuran como parámetros de este modelo y que, de su estabilidad y de su grado de alcance, depende su éxito. De manera sintética estos principios básicos de organización social se pueden concretar en los siguientes:

* Seguridad en la organización social de la producción y en sus perspectivas de futuro. Cualquier descenso o depresión de la estructura económica de un país es causa directa del empobrecimiento de la población y de una crisis en los recursos de prestación social hecho que hace radicalizar los comportamientos y es causa directa, también, de otros fenómenos de desestructuración y de desestabilización personal.

* Ajuste de la actividad política y del marco jurídico al ritmo de la vida social. Este aspecto nos remite a la histórica y popular referencia de la diferencia existente entre la estructura y la amplitud del marco social y la realidad cultural y de sus sistema de valores de una sociedad concreta.

* Correcto funcionamiento, aceptación y reconocimiento social, de las instituciones políticas y de los organismos responsables del control social, en especial de la justicia y la policía. Obviamente, cualquier desprestigio, práctica irregular y/o nivel de déficit de estas estructuras, es muy sensible a la desacreditación social en general y a la pérdida del poder coercitivo y ejemplarizante que tienen que representar y asumir las instituciones públicas en un país democrático.

* Acuerdo y consonancia entre los valores sociales y los comportamientos de la gente en el marco normativo, aspecto complementario y de síntesis de los aparatos anteriormente referidos.

* Grado de satisfacción suficiente con el funcionamiento de las instituciones de transmisión cultural y con la estructura de servicios, de acuerdo con los criterios que imperan en la lógica de las expectativas de eficacia y eficiencia, es decir, de la calidad que tienen los administrados en relación a éstos, en tanto que se trata de servicios que son financiados con bienes públicos.

Es en este sentido que desde esta perspectiva no se habla tanto ya de delincuentes sino de factores de delincuencia, que no son otros que la quiebra o las disfunciones en las condiciones o parámetros de normalidad y de equilibrio social que antes se han mencionado, y que intervienen de manera significativa en la evolución del fenómeno de la delincuencia. Plantear por tanto, como criterio conceptual y de atribución de sentido, el hecho de que la seguridad ciudadana es el resultado o que depende directamente de las estructuras y del funcionamiento de un modelo de sociedad concreto, es Page 14 definirse por una vía de comprensión de los fenómenos de marginación y de conflicto social, concretados en los componentes delictivos. Sin embargo, atribuye un cierto carácter de victimización a los propios responsables materiales de esos actos delictivos, circunstancia que nos lleva a entrar en unos nuevos planteamientos y en la lógica de las estrategias de la prevención y de la rehabilitación y reinserción social, como acciones complementarias a la acción punitiva.

En último término, nos conduce también a optar por métodos socialmente más rentables a la larga, y por supuesto más solidarios, ante las simples consideraciones y actuaciones represivas, necesarias en cualquier caso, en la medida que la dinámica y la realidad social de cada momento así lo requiera como última opción en la línea de la actuación en materia de control social.

Todo esto lleva, por lo tanto, a entender el fenómeno de la delincuencia como el resultado sintomático de unos ciertos desajustes sociales, familiares, de adaptación, y sus comportamientos como acciones vinculadas a unos procesos de desestructuración personal derivados de estas particulares circunstancias, que en algunos casos pueden tomar dimensiones más o menos psicopatológicas. Aspectos todos ellos que han estado ya profusamente tratados por los diferentes teóricos y especialistas en la materia, en las múltiples obras y ensayos publicados al respecto, de los cuales nos interesa destacar los aspectos generales y estructurales del hecho de la delincuencia, poniendo más énfasis en la perspectiva del enfoque técnico policial, como un elemento más de los componentes y factores que intervienen en el estado de la seguridad ciudadana.

En cualquier caso, es muy difícil poder entender y...

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