Preámbulo

AutorFernando García Rubio
Cargo del AutorProfesor Doctor de Derecho Administrativo URJC. Técnico de la Administración General
Páginas15-22

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España en general y la Comunidad de Madrid en particular gozan de un rico patrimonio histórico que tiene muy diversas vertientes; desde un diverso patrimonio inmaterial , pasando por un patrimonio arqueológico hasta un importante conjunto de cascos históricos, que se concentran en los diversos centros históricos de las poblaciones.

Así el centro es una expresión terminológica que engloba el núcleo inicial o medular de cualquier cuestión, así referido a los municipios el centro se dirige al espacio en el cual surge, de modo concéntrico, la correspondiente población.

Ese ámbito tiene una clara connotación histórica y por tanto partiendo de esa inveterada tradición, desde la cual surgen las poblaciones, se concentran en el referido espacio los diversos elementos simbólicos de dichas poblaciones, tanto los edificios de carácter administrativo y civil, partiendo del propio Ayuntamiento y nucleados en torno a las Plazas Mayores, como otro tipo de edificios de carácter administrativo, así como los diversos equipamientos partiendo de los equipamientos clásicos religiosos vinculados a la confesionalidad, en el caso de España, del Estado hasta la Constitución de 1978 como los equipamientos y dotaciones vinculados al comercio, el intercambio de actuaciones económicas y posteriormente tras la consagración del Estado del bienestar los equipamientos vinculados al ocio y al esparcimiento.

Por tanto el centro es, tal y como se destaca por nuestra doctrina1, un conjunto de elementos simbólicos a recuperar por parte de la totalidad de las ciudades.

En ese sentido podemos señalar una dualidad de centros,que es tal y como englobamos, los que integran a nuestro juicio, los centros históricos de la ciudades españolas.

En primer lugar podemos hablar de los centros de las ciudades históricas en el cual el centro es algo más que el núcleo histórico del municipio, es la esencia de este, puesto que el carácter histórico y la escasa expansión de dichas ciudades con respecto a otras actividades industriales, comerciales, etc., le hace ser referencia fundamental del principalPage 16 flujo económico, como es el turístico, así como con un conjunto de actuaciones comerciales vinculados a este.

Por otra parte podemos hablar de los centros históricos del resto de las ciudades, de esas grandes ciudades con carácter metropolitano como puede ser la de Madrid, o de otras ciudades con menor tamaño que han sufrido los ensanches de los Siglos XIX y XX y que han quedado en algún aspecto capitidisminuidos con respecto a algunas, sufriendo incluso alguna degradación histórica.

Por tanto habrá que distinguir entre centros históricos de ciudades históricas, fundamentalmente las configuradas en el grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad y centros históricos vinculados a ciudades de carácter generalista o industriales, etc.

Debemos señalar tal y como afirma Emilio Martínez2 que el centro urbano se define básicamente por el número, densidad y calidad de funciones de todo tipo que acoge, especialmente aquellas relacionadas con el sector terciario y cuaternario. Los términos que se utilizan para designarlo son ilustrativos de lo que representa: CBD (Central Business District), CCN (Centro Comercial y de Negocios), Stadkerm, corazón, núcleo urbano... El centro urbano tampoco es un concepto geográfico: la centralidad atribuida deriva de sus funciones y no de su localización relativa; deriva, en parte también, de la accesibilidad y ésta es directamente dependiente del sistema de transportes y de las redes de comunicación que no tienen por qué responder a un modelo territorial radioconcéntrico. Por tanto, el centro urbano no puede ser considerado una entidad espacial definitiva, sino más bien debemos concebirlo, siguiendo a Castells, como reunión de funciones y actividades que desempeñan un papel de intercomunicación entre los diversos elementos de la estructura urbana. Se trata, pues, de una noción netamente sociológica que expresa antes un contenido que una forma.

Por su parte, al hacer referencia a los centros históricos, es manifiesto que nos remitimos a categorías y realidades históricas que identifican y diferencian ciudades. Hablamos de la ciudad antigua3, un continente espacial que obedecía a contenidos sociales, económicos y políticos diferentes. Hablamos, en definitiva, de la ciudad tal como era antes del impacto que provocó en ella el crecimiento económico y demográfico, antes de la concentración de fuerzas productivas que exigió el desarrollo del capitalismo industrial. En esa ciudad que hoy es sólo una parte de la estructura urbana se ata singularmente la memoria colectiva de la ciudadanía a través de su patrimonio edificado (la memoria del lugar presenta ahí su valor pedagógico), de la configuración de su plano y de sus monumentos, mediante actividades cotidianas y rituales esporádicos para fomentar el sentido de pertenencia al lugar. Las numerosas investigaciones sobre centros históricos coinciden en señalar que esta condensación histórica hace de estos sectores piezas fundamentales del paisaje urbano e igualmente provoca...

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