Oratoria religiosa y discurso político: la batalla de Ayacucho como referente religioso (1824-1862)

AutorDra. Gloria Cristina Flórez
Páginas615-628

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I Introducción

Gracias a las propuestas respecto a la génesis del Estado Moderno1, se resaltaba el papel importante de la dinámica intelectual y los diversos recursos utilizados en la legitimación del poder monárquico en los últimos siglos de la Edad Media. El surgimiento de una nueva estrategia de comunicación permitió al Estado Moderno contar con una propaganda muy variada y efectiva entre los súbditos a quienes se dirigía, es el caso de textos políticos, imágenes, ceremonias, espectáculos y la oratoria religiosa. Teniendo en cuenta la destacada relación establecida desde siglos atrás entre la política y la religión, nos interesó especialmente la prédica, que permitía interrelacionar elementos individuales y colectivos del fenómeno religioso, más aun si tenemos en cuenta las característica de la pastoral católica post-tridentina que insistía en la importancia del ministerio de la palabra de Dios, y se proyectó en las medidas del Tercer Concilio Limense.

Respecto a los sermones ofrecidos en el virreinato peruano son muy significativos no solamente por las ocasiones en que tuvieron lugar sino también por las informaciones variadas que nos proporcionan, así como su relación con la prédica peninsular de la época. Esa prédica ha tenido gran importancia en la vida cotidiana, no solamente en lo religioso sino también en lo político y ha ayudado a moldear las mentalidades de la población permitiendo al Estado sustentar su ideología.

II Ortodoxia y ortopraxis en la prédica del virreinato peruano la controversia inmaculista

Explicaremos previamente el significado de esta advocación mariana por la confusión que existe al respecto porque «Hablar de la Inmaculada Concepción implica centrarse en la figura de María y de sus padres, Joaquín y Ana. Se nos dice cómo María fue concebida, mientras que la concepción virginal nos dice cómo concibió María»2. Asimismo, este dogma es uno de los más

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interesantes porque ha dado lugar a numerosas controversias en el seno de la Iglesia desde inicios de la Edad Media.

Entre las razones más importantes estaba la falta de sustento bíblico y también oposiciones teológicas, si bien las celebraciones de esta festividad, las disposiciones eclesiásticas y pontificias favorecían su culto. Es necesario señalar el importante papel que ha desempeñado la monarquía española a la que se definía como devota y defensora de la Limpia e Inmaculada Concepción y que por diferentes medios, es el caso del juramento de los miembros de las universidades españolas de defender en sus enseñanzas el soberano privilegio de la Inmaculada Concepción, así como .las misiones enviadas a la Santa Sede solicitando la definición del dogma.

Es necesario referirnos al cambio que ha significado la puesta en práctica de las decisiones del Concilio de Trento y esa pastoral post tridentina ha marcado la ortodoxia y la ortopraxis del catolicismo hasta mediados del siglo XX. Un aspecto importante es el relacionado con el tema de la Inmaculada Concepción, al señalar expresamente en su sesión V en 1546 la excepción de la Virgen María al castigo universal del pecado original. Al no definirlo expresamente como dogma o verdad de fe los enfrentamientos entre sus defensores y opositores ha continuado. Posteriormente, el texto de la Constitución Apostólica Sollicitudo omnium Ecclesiarum del Papa Alejandro VII (8 de diciembre de 1661) que aprobaba el culto de la Inmaculada Concepción, debiendo ser mantenida y profesada por todos los católicos, prohibiéndose la enseñanza o prédica contraria a ella, decretándose castigos para los infractores e instituyendo su fiesta el 8 de diciembre. Recién en 1708, el papa Clemente XI decretó que la fiesta de la Inmaculada Concepción fuera considerada de precepto para toda la Iglesia Católica.

En lo concerniente al proceso de evangelización en el virreinato peruano, debemos reconocer la importancia que ha adquirido el culto mariano, en especial, el ofrecido a la advocación de la Inmaculada Concepción y donde han tenido papel importante la utilización de imágenes religiosas, el apoyo de las órdenes religiosas, especialmente franciscanos y agustinos que ayudaron a la difusión de su culto, la creación de cofradías o la fundación de conventos, a lo que se agregaron la celebración de festividades y procesiones en honor de la Pura y Limpia Concepción de María, de acuerdo a lo dispuesto por el III Concilio Limense3. Asimismo, los poderes urbanos participaron igualmente en el dicha devoción, como es posible comprobar en el caso del Real Tribunal del Consulado

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de Lima, el cabildo limeño y la Real y Pontificia Universidad de San Marcos tuvo también una destacada participación en la defensa de la Inmaculada, sea en lo concerniente a su enseñanza, las disposiciones que obligaban a los graduados a juramentar su defensa, así como por su participación en las fiestas o en la prédica del tema.

Esos sermones dedicados a la defensa de la Inmaculada Concepción cumplían con las funciones fundamentales: la ortodoxia, es decir, definir y explicar las verdades de fe y la ortopraxis que debe proponer las reglas de moral y comportamiento a los fieles4, si bien podían también ser considerado como un mecanismo de control social, moldeando las mentalidades de los creyentes, apoyando intereses políticos que estuvieron ligados, en cierta manera, a las funciones "controladoras" del Estado Moderno5.

En sus rasgos distintivos, existía cierta similitud en su extensión: 9 folios como mínimo, en algún caso 20 y excepcionalmente superaron los 30. Asimismo, algunos de ellos seguían todavía respetando el orden medieval: dar el tema Mateo: capítulo 1 (María, de quien nació Jesús el llamado Cristo) y Lucas 11, 27 (Dichoso el seno que te llevó), explicitando las citas bíblicas en la introducción y luego para pasar a las divisiones y subdivisiones. En cuanto a sus fuentes las más importantes correspondían a la Biblia, Padres de la iglesia, autores medievales y documentos pontificios y conciliares y en menor número los que procedían de los siglos XV al XVIII.

Es necesario mencionar los símbolos utilizados para referirse a la Virgen que están relacionados con los textos bíblicos, la naturaleza, así como objetos y edificios, asimismo, se emplean las referencias que la oponían tradicionalmente al demonio: la serpiente y el dragón, reconocidos símbolos del mal. Se finalizaba con las súplicas de perdón por las faltas de los feligreses, los premios que podrían recibir por su comportamiento, las peticiones por la salvación de sus almas y la seguridad de sus vidas en casos de peligro, destacando las referidas a los monarcas y a sus representantes en el virreinato.

Esos predicadores utilizaron manuales para redactar y pronunciar sermones como es el tratado que hemos obtenido6que en su capítulo V...

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