La oportunidad como causa del delito y su papel en la teoría explicativa

AutorAlfonso Serrano Maíllo
Páginas169-197

Page 169

1. La relevancia empírica de la oportunidad en la explicación y predicción del evento criminal

Los resultados del presente estudio con una muestra de tamaño pequeño o moderado de comercios del centro de Madrid sugieren que, en efecto, el factor oportunidad es relevante para la predicción de los episodios delictivos y de victimación que acontecen en estos lugares. 5 de nuestros 6 modelos ayudaban a predecir la victimación de modo estadísticamente significativo al nivel 0,11. Los porcentajes de clasificación correcta (v. gr., 77,5 y 72,5 para los modelos 1 y 6) y los pseudocoeficientes de correlación (por ejemplo, pseudo-R² de Nagelkerke=0,135 y 0,296, también para los mismos números 1 y 6), todos ellos modestos, enfatizan, sin duda, que los modelos pueden mejorarse de modo muy notable; pero también que no parece posible obviar el elemento oportunidad, y que éste puede desempeñar un rol explicativo y predictivo relevante. Varias de nuestras variables independientes individuales, coherentemente, también predecían el evento criminal de modo estadísticamente significativo. A pesar de que nuestro estudio cuenta con importantes limitaciones, estos hallazgos, en conjunto, son consistentes con una gran tradición de estudios empíricos sobre el factor oportunidad, una minoría de los cuales se ha centrado, precisamente, en tiendas, comercios y otros tipos de Page 170 negocios, todos los cuales ofrecen mensajes en la misma dirección2. En otras palabras, que es posible predecir el delito/la victimación sin saber nada sobre el ofensor. Así las cosas, nuestros análisis confirman que, al menos como esfuerzos tentativos, estos hallazgos son asumibles y que, en consecuencia, la oportunidad debe ser tomada en cuenta de modo no soslayable en la explicación y predicción del delito y la victimación.

Es importante comenzar insistiendo en que, en efecto, nuestro estudio cuenta con importantes limitaciones. Nuestra población de interés está compuesta por los comercios del centro de una gran ciudad española como es Madrid. Aunque en este marco, y con algunos importantes matices, no deberían esperarse grandes sesgos en nuestros hallazgos3, no es posible generalizarlos a otras poblaciones. De hecho, como hemos visto, algunas teorías predicen que características agregadas al nivel del barrio y la ciudad deberían interaccionar con las variables de la oportunidad a nivel individual como sería el caso de las aquí utilizadas4. El hecho de contar con una muestra de tamaño pequeño o moderado introduce también algunas importantes restricciones, entre las que se encuentra el hecho de poder testar solamente modelos con un número limitado de variables. Sin embargo, muestras limitadas como la nuestra cuentan también con algunas ventajas y, desde luego, podrían representar una importante contribución a la Criminología, sobre todo en lugares con marcadas tradiciones antiempíricas donde no es sencillo trabajar con muestras grandes. Vistas las cosas en su conjunto, el hecho de recurrir a una Page 171 muestra moderada cuando se cuenta con limitados medios puede resultar asumible e incluso recomendable5. Una consecuencia más, como es el caso de muchos otros estudios en esta tradición6, es que también el presente carece de un exhaustivo control estadístico de ulteriores variables potencialmente influyentes y se limita a los efectos principales -aunque en la comprobación de las asunciones de los modelos no se han detectado pruebas evidentes de no aditividad ni de error de especificación7. Del mismo modo, es una importante limitación por la información que se pierde el hecho de haber dicotomizado las variables dependientes. Como vimos, otras opciones parecían más problemáticas todavía por las dificultades e incluso negativas de los entrevistados a cuantificar el número de victimaciones que habían experimentado. Posiblemente, sin embargo, la principal limitación de la presente investigación sea su naturaleza transversal. Por este motivo, no es posible establecer con seguridad un orden temporal entre nuestras variables (teóricamente) independientes y dependientes. Es muy dudoso, ciertamente, que un comercio haya decidido alterar sus precios mínimos o la edad media de sus empleados, por ejemplo, como respuesta a la victimación; pero es mucho más plausible que haya contratado a algún vigilante de seguridad o instalado un sistema de videovigilancia. Aunque los hallazgos, en efecto, son consistentes con las predicciones de la teoría, futuras investigaciones deberían considerar la posibilidad de diseños longitudinales capaces de establecer un orden temporal8. Page 172

2. La oportunidad como causa del evento criminal
2.1. Oportunidad y causalidad contrafáctica

Los hallazgos empíricos recién señalados son también consistentes con que la oportunidad es una genuina causa del delito; y no, por ejemplo, un mero correlato9. Recordemos una Page 173 vez más uno de los pasajes mejor conocidos de esta tradición criminológica de la oportunidad: «Cada violación completada Page 174 con éxito requiere de modo mínimo un ofensor [...], una persona u objeto que proporcione un objetivo apropiado para el ofensor, y la ausencia de un guardián capaz de prevenir las infracciones. Enfatizamos que la ausencia de uno cualquiera de estos elementos normalmente es suficiente para prevenir que ocurran tales infracciones»10. Hemos denominado a la conjunción de un objetivo apropiado y (a menudo) la ausencia de guardianes capaces una oportunidad para un delito: sin la presencia a mano de un vehículo a motor no se puede incurrir en un hurto de uso, ni tampoco si se encuentra fuertemente custodiado, al menos por lo que se refiere a una «violación completada con éxito»11. Parafraseando esta afirmación, puede señalarse que un delito en particular no se hubiera cometido si no hubiera existido una oportunidad. Este planteamiento evoca, a mi juicio, la idea de causación contrafáctica o por contrahechos (counterfactuals). Con ello no pretendo sugerir que la idea de oportunidad no sea susceptible de encajar en otras orientaciones de la causalidad, como es el caso sobresaliente de la visión de la regularidad12; pero Page 175 sí que los términos habituales en que se expresan sus teóricos y críticos es más consistente con la contrafáctica13. La cuestión Page 176 es bien conocida para cualquiera mínimamente familiarizado con la idea de causalidad: «O, en otras palabras, donde, si el primer objeto no hubiera sido, el segundo nunca habría existido» (énfasis añadido). Es, en efecto, muy famosa esta en realidad segunda definición de causalidad de An enquiry concerning human understanding (1748, sección VII). Tras definirla en términos de regularidad, Hume añade esta segunda concepción -esto es, que no se trata de unas meras «otras palabras» (énfasis añadido)- en términos contrafácticos. También es bien sabido que, con gran diferencia, la opción que más atención ha recibido tradicionalmente en la doctrina ha sido la primera, la a menudo conocida como de la regularidad. La causalidad en términos contrafácticos ha comenzado a desplegar una influencia importante en distintas disciplinas a partir del trabajo de varios estudiosos desde comienzos de los años 70 y hasta la actualidad. Por ejemplo, uno de los autores a quienes más fielmente seguiremos en estas breves consideraciones, Lewis, afirma lo que sigue: «Queda por ver si cualquier análisis de regularidad puede tener éxito en distinguir causas genuinas de efectos, epifenómenos y causas potenciales reemplazadas [...] No tengo pruebas de que los análisis de regularidad estén más allá de ser perfeccionados [...] Es suficiente con decir que las prospectivas parecen oscuras. Creo que es hora de rendirse (give up) y probar otra cosa»14. Además de parecer el modelo de causación que evocan a menudo los teóricos de la oportunidad, los defensores de aquél sugieren que es especialmente prometedor para casos concretos -«Mi análisis está pensado para aplicarse a la causación en casos particulares»15. Page 177

Mackie, otro importante autor que ha defendido esta línea de investigación de la causalidad, ofrece un buen ejemplo del esquema que subyace a la causación contrafáctica:

c era necesaria en las circunstancias para e,

donde necesidad-en-las-circunstancias quiere decir lo que sigue:

si c no hubiera ocurrido, entonces e no hubiera ocurrido,

lo cual constituye un contrahecho16. De acuerdo con Lewis, por su parte y con una redacción aparentemente opuesta, un contrahecho o, con mayor propiedad, un «condicional contrafáctico» responde a una forma característica del tipo si hubiera sido A, entonces hubiera sido B, donde A suele asumirse falso17. Así las cosas, para las teorías contrafácticas de la causalidad, las causas pueden entenderse en términos de condicionales contrafácticos. En estas condiciones es muy sencillo pensar que un delito (en particular) no hubiera tenido lugar si no hubiera existido la oportunidad para el mismo -típicamente en ausencia de un objetivo susceptible de ser victimizado. En este sentido, entonces, parece que puede responderse afirmativamente a nuestra pregunta sobre el carácter causal de las oportunidades: según las teorías contrafácticas, las oportunidades parecen constituir causas para los delitos. Page 178 Aunque no siempre abundando en los detalles teóricos, la gran mayoría de la doctrina criminológica parecería estar de acuerdo en este punto. En el marco de este trabajo, las presentes reflexiones se refieren, entonces, a un evento criminal -lo cual debe mantenerse en mente18.

La...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR