Las nociones originarias de funcionario y empleado público

AutorAndrés Morey Juan
Páginas19-23

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Ver nota 1

Un punto básico en el análisis emprendido es la contraposición entre servicio público o gestión y poder o función pública, identificación esta última que ya nos introduce en la relación de estos dos conceptos2. También se deduce que si, según la doctrina, el servicio público es una actividad en la que nos encontramos próximos al campo privado y a las posibilidades de regulación de Derecho privado y que el factor organizativo es el que influye más definitivamente en su inclusión como materia de Derecho administrativo, la función

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pública, en cambio, es un concepto propio y consustancial con dicho Derecho. Se nos muestran, pues, a través de todo ello, una serie de cuestiones que afectan al propio concepto del Derecho administrativo y a su contenido o modo de exponerlo, ya que, a diferencia de lo que ocurre en el Derecho francés, el servicio público no se muestra como la idea básica y tampoco, en general, se identifica con toda la actividad administrativa, aunque sea propia y materialmente Derecho administrativo. De otro lado, a través del análisis del concepto de servicio público, la organización y la actividad jurídica adquieren un relieve y peso específico en el Derecho administrativo, ya que las decisiones organizativas, aun cuando se refieran a personas jurídico privadas, están sometidas a Derecho administrativo, y en cuanto, también, se separa la simple gestión de las actuaciones de poder y de autoridad.

Dentro de la gran relación existente entre los conceptos que venimos analizando y de su relación, a la vez, con la distinción entre Derecho y organización, en este punto lo que se trata de evidenciar es qué concepto es el que se nos ofrece o resulta respecto de la función pública y, consecuentemente, de los funcionarios públicos, cuestión que afecta tanto a la organización de las Administraciones públicas como al Derecho administrativo, si bien al afectar a la primera tiene que ver con el funcionamiento de aquéllas y con su efectividad. Pero, además, es necesario analizar este concepto porque ha perdido sus orígenes o raíces por varias causas y razones, hasta el punto de que hoy el concepto de funcionario público se utiliza genéricamente, no sólo en el orden social y civil sino también por la propia legislación que se ocupa de los funcionarios públicos. Además, el funcionario sufre un marcado desprestigio, que, sin perjuicio de análisis más detenidos y científicos, podemos hacer radicar en el modo cómo se realiza la atención al público, y en la necesidad de algunos políticos y cargos públicos de que su relación con el personal de las Administraciones públicas se base principalmente en la confianza, así como en una pretendida mayor eficacia de las organizaciones privadas, lo que implica un sistema de relaciones jurídicas de personal fundado en el Derecho laboral. En el fondo, pues, existe una crítica generalizada al sistema en cuanto conlleva la permanencia del funcionario en su puesto o cargo, y se estima que ésta contribuye a la ineficacia en la gestión pública. Por todo ello, el problema se presenta sobre todo como una cuestión de organización.

Conviene que analicemos los conceptos doctrinales de la función pública o de los funcionarios públicos que se nos ofrecían a principios del siglo xix; que, en su mayoría, partían de la distinción entre funcionarios y empleados. Así3, Berthelemy considera funcionarios a todos aquellos que, habiendo aceptado un nombramiento de la Administración para un puesto determinado, colaboran de una manera continua a la gestión de la cosa pública. Esta...

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