Medio ambiente: Marco conceptual
| Autor | Jesús Granados Sánchez |
| Cargo del Autor | Licenciado en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. |
| Páginas | 21-51 |
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“La gran experiencia de descubrir no consiste en encontrar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”.
La utilización del término medio ambiente es relativamente reciente. Aunque su uso se ha generalizado entre toda la población, no todos entendemos lo mismo por medio ambiente. Los medios de comunicación lo equiparan muchas veces con ecología; los organismos oficiales encargados del medio ambiente restringen su ámbito de protección al de los espacios naturales; igualmente, hay quien identifica el medio ambiente directamente con la naturaleza y hace equivalentes a ambos términos; para muchos medio ambiente es sinónimo de conflicto y se asocia a los grandes problemas socioambientales que se detectan en la actualidad, como por ejemplo el cambio climático, la deforestación o la gestión de los residuos. El punto en común entre estas y otras concepciones es que, tanto el medio ambiente como la naturaleza, se perciben de estar en peligro y se ve necesario que el conjunto de la especie humana vele por su defensa y su conservación. ¿Pero, qué son realmente el medio ambiente y la naturaleza que tanto nos empeñamos en defender? Porque es improbable salvar nuestro medio ambiente y la naturaleza si primero no sabemos que son y por tanto que es lo que se debe salvar. A continuación intentamos dilucidar el significado de estos términos a partir de su origen y del sentido más consensuado con el que se emplea en la actualidad.
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Si examinamos la génesis de la palabra naturaleza encontramos que proviene del vocablo latín nature. Los romanos utilizaron la palabra nature para traducir el término griego physis. Este término hace referencia, por una parte, a la naturaleza como el universo en su conjunto, siendo la causa creadora de las cosas y su desarrollo. Por otra parte, la naturaleza también se define como una cualidad de las cosas. Así, preguntar sobre la naturaleza de algo es preguntar por como una cosa es en realidad, por su esencia. Por tanto, naturaleza es el punto de partida, el inicio o estado genuino de las cosas.
Para precisar aún más el concepto, Neil Evernden1 propone que, como los seres humanos hemos actuado como agentes sobre todo lo que nos rodea a lo largo de nuestra historia, “podemos afirmar o sugerir que el estado natural de cualquier cosa es aquel estado que no ha sido modificado por el hombre. Así, las cosas hechas o modificadas por el hombre son artificiales y no naturales”. Teniendo en cuenta esta afirmación y considerando que a cada instante la acción de la humanidad llega más lejos y más hondo en la naturaleza, y es ya de tal grado y extensión que se funde con la acción de la propia naturaleza en casi cada una de sus manifestaciones, ¿quiere decir eso que todo en nuestro planeta se ha vuelto, en cierto sentido, artificial? Hay quien como Alfredo Marcos2 opina que “sólo en el espacio y en algún rincón abisal o escondido de nuestro planeta queda lo natural puro” y considera que “ni siquiera se puede hablar con propiedad de reservas naturales; de hecho no hay nada más artificial que un parque natural, donde todo está legislado, regulado, medido y contado. Incluso los llamados santuarios de la biosfera son, como mínimo, espacios cuyo aspecto virgen se consiente y muchas veces se protege”. Esta visión de la naturaleza puede resultar un tanto exagerada y parece claro que la distinción entre lo natural y lo artificial merece ser matizada. Actualmente podemos afirmar que todo el planeta está afectado por el ser humano, ya que espacios tan vírgenes y alejados de la civilización como la Antártida reciben el impacto humano, aunque éste sea producto de una actuación no generada in situ sino a miles de kilómetros. Pero nos equivocaríamos si dijésemos que la Page 23Antártida constituye un espacio artificial; la consideramos natural porque aunque esté afectada por el hombre no ha habido una intervención humana directa que la haya modificado considerablemente. De esta manera el grado de artificialidad irá en función del grado de intervención y transformación humana, y consideraremos espacios o sistemas naturales a aquellos en los que la intervención humana es próxima a cero o inapreciable y que tienen una evolución y organización propia. En el otro extremo encontramos los sistemas artificiales o de creación humana, que son aquellos espacios que manifiestan la presión, la transformación, el control y la dominación directa del ser humano y su tecnología, lo que constituye, por tanto, unos espacios con una intervención total. El ejemplo más claro es la ciudad. Entre los sistemas naturales y los sistemas artificiales aparecen los llamados sistemas modificados, que se corresponden con aquellos ecosistemas naturales adaptados a funciones y usos de producción, reproducción y mantenimiento de los recursos naturales (como son los prados, las tierras de cultivo, etc.). Los sistemas modificados son muy variados a causa del amplio gradiente de la intervención humana.
El origen del término medio ambiente hay que buscarlo en Vidal de la Blache. Este geógrafo francés sostenía que el ser humano moldea y construye una “naturaleza humanizada” con su capacidad técnica y organización social. A esta naturaleza humanizada la llamó environnement para diferenciarla de la naturaleza propiamente dicha. El término environnement pasó al ámbito anglosajón como environment, mientras que en la lengua española se recogió con el término medio ambiente. Pese a ser un término reciente ha sufrido varios cambios en el contenido semántico, lo que ha originado un uso incorrecto o equívoco del concepto por parte de la sociedad. Actualmente, entendemos que medio ambiente lo es todo ya que incluye todos los elementos que intervienen y condicionan nuestra vida. Existen muchas interpretaciones y definiciones de medio ambiente. En palabras de Ramon Folch3, “el medio ambiente es el resultado de integrar numerosos parámetros, percibidos como un todo por los organismos vivos (…). Es el marco Page 24global en donde se encuentran las cosas, en donde se producen los fenómenos. Cosas y fenómenos que también forman parte de ese medio”.
Algunos especialistas como Boada y Saurí4 (2002) consideran que el término medio ambiente es redundante (equivale a ”medio medio”) y que empleando tan sólo la palabra medio hubiera bastado para designar el mismo concepto. Otros, en cambio, insisten en la necesidad de emplear las dos palabras juntas para reforzar la pluridimensionalidad del concepto. De hecho, por si sólo el término medio podría resultar confuso dado su carácter polisémico. Además, por medio se suele hacer referencia solamente al substrato físico o escenario donde se desarrolla un organismo vivo, mientras que lo debemos entender como un sistema más amplio y complejo, como todo el entorno vital. Para reforzar y consolidar el concepto de entorno vital que nos envuelve, resulta acertado añadir el término ambiente que significa “todo lo que rodea y que es dinámico”, es decir, un sistema complejo resultante de las interacciones entre múltiples elementos susceptibles de provocar efectos sobre los seres vivientes y las actividades humanas.
El Ministerio de Medio Ambiente español5 define el medio ambiente como “el compendio de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y un momento determinado, que influyen en la vida material y psicológica del hombre y en el futuro de generaciones venideras. Es decir, no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida de los seres vivos. Abarca, además, seres humanos, animales, plantas, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como la cultura”.
Atendiendo a los avances de la ecología, a las aplicaciones de la teoría de los sistemas a los estudios naturales y sociales, y a la aparición del paradigma de la complejidad, María Novo6 define el medio ambiente como un sistema, esto es, “un conjunto de elementos en interacción que adquiere entidad en la medida en que tales partes se integran en la totalidad. En consecuencia, en todo sistema podemos distinguir unas partes, o composición, y una estructura o red de relacio-Page 25nes que posibilita las interconexiones entre las partes a fin de conferir al sistema su unidad e identidad”.
El concepto de sistema nos conduce a la idea de complejidad. La complejidad es el enfoque que nos lleva a pensar lo uno y lo múltiple conjuntamente, y a considerar como complementarios el orden y el desorden, y el azar y la necesidad. La teoría sistémica pretende comprender y explicar la complejidad de los sistemas a partir de la introducción de conceptos como el de fluctuación, recursividad y autoorganización. Esto quiere decir que debemos entender los sistemas abiertos como sistemas cambiantes, donde el orden y el desorden son momentos en su dinámica, y donde el equilibrio se mantiene a través de fluctuaciones donde el sistema se hace y rehace elaborando los productos, las acciones y los efectos necesarios para su propia generación o regeneración.
El enfoque sistémico nos muestra el...
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