De la lucha de clases a la conciliación de intereses

AutorFernando Suárez González
Cargo del AutorCatedrático de Derecho del Trabajo
Páginas417 - 429

Page 417

Como todo el mundo sabe, en la segunda mitad del siglo XIX se plantea en España la que conocemos con el nombre de #x201c;cuestión social#x201d;, que es tanto como decir la conciencia de la injusta situación social en que se encuentran las masas trabajadoras como consecuencia de la revolución industrial, del sistema económico capitalista y del liberalismo radical aplicado a las relaciones laborales. Un libro de Sixto Cámara, titulado precisamente #x201c;La cuestión social#x201d; aparece entre nosotros ya en 1849, pero a partir de la I República, es decir, a partir de 1873, son innumerables los análisis, los estudios, los discursos, las proclamas y las propuestas de solución que giran en torno a la #x201c;cuestión social#x201d;.

El problema estaba perfectamente diagnosticado y era fácil encontrar coincidencias en torno a ese diagnóstico, pero las diferencias se hacían absolutamente radicales cuando se abordaba el tratamiento que el problema requería. Desde 1870, en que se constituye en Barcelona la Federación española de la Asociación Internacional de Trabajadores, se puede seguir con toda claridad la fractura abismal que se abre entre quienes propugnan reformas y quienes defienden abiertamente la revolución.

Prácticamente todos #x2013;salvo algunos conservadores impresentables#x2013; coinciden en denunciar y repudiar el estado de cosas, pero mientras unos proponen una legislación protectora del obrero, otros sostienen que #x201c;la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos#x201d; y rechazan de modo terminante las medidas que procedan del estado, porque identifican al estado con la burguesía.

Page 418

Hace casi medio siglo que publicó en Barcelona Jiménez de Parga los veintinueve artículos periodísticos referentes a temas españoles que Marx y engels escribieron entre 1854 y 1873, posteriores todos ellos al Manifiesto Comunista de 1848, y se conoce bien #x2013;gracias entre otros a los estudios de Jacques Maurice#x2013; la penetración del marxismo en España, desde la visita de Fanelli a Madrid y Barcelona, unas semanas después de la revolución de septiembre de 1868. La traducción integral del #x201c;Manifiesto comunista#x201d; se publica en #x201c;La Emancipación#x201d; en 1873 y en 1887 aparece en Madrid la versión española de #x201c;el Capital#x201d;.

Para el marxismo, #x201c;la estructura económica de la sociedad, nacida de las relaciones materiales de producción, constituye la base real sobre la que se construye una superestructura jurídica y política a la que responden formas sociales determinadas de conciencia, de suerte que el modo de producción de la vida material condiciona de una manera excesiva el progreso social, político, intelectual y hasta el sentido mismo de la historia. ésta se resume en la lucha de clases hasta el día en que la #x201c;dictadura del proletariado#x201d; instaure, por la destrucción de la economía capitalista y la revolución, espontánea o provocada, una sociedad sin clases, la única capaz de asegurar la satisfacción de las necesidades y la libertad total del hombre que se hace por su propio trabajo criatura, no de Dios sino de sí mismo; así el comunismo se aparece como la síntesis última y el término verdadero de la lucha del hombre contra el hombre y del hombre contra la naturaleza; es la sociedad comunista, y ella sola, la que debe resolver el misterio de la historia y liberar al hombre de todas las servidumbres al liberarle de Dios y del más allá que le desvían de su destino terrestre#x201d;1.

Estas ideas tienen innegable influencia en el incipiente movimiento obrero español. Por poner un ejemplo, Palomeque2 ha reproducido el expresivo editorial que el semanario #x201c;La Federación#x201d; publica en Barcelona el 3 de mayo de 1873 bajo el título #x201c;La legislación sobre el trabajo#x201d; y en el que se puede leer lo siguiente:

Page 419

Estas leyes son, como las otras, contrarias al programa de la revolución#x2026; ¿Qué es una ley? Es un trozo del edificio social burgués y autoritario que debe destruirse; es una obra de la mayoría, del azar, del número o de la fuerza; es decir: casi siempre una injusticia. Una ley es un arma de tiranía; una red que coje (sic) los pequeños peces y de la cual se burlan y escapan los grandes#x201d;.

Excusado es decir que esa oposición a la legislación laboral se intensifica y acentúa cuando se pretende instaurar órganos de entendimiento y de solución de conflictos laborales: #x201c;Capital y trabajo #x2013;dirán#x2013; son inarmonizables#x201d; y los jurados mixtos son la #x201c;hipócrita máscara con que encubre (el burgués) su deseo de seguir imponiéndose a los trabajadores#x201c; o una fórmula que pretende #x201c;hacer aparecer a los trabajadores como cómplices de la explotación de que el capitalista les hace víctimas#x201d;3.

Quien tenga la curiosidad de acercarse al interesantísimo informe que el Partido Socialista Obrero remitió en 1884 a la Comisión de Reformas Sociales acerca del #x201c;Estado y necesidades de la clase trabajadora y las relaciones entre el capital y el trabajo#x201d; y que redactó el doctor en Medicina y fundador del PSOE Jaime Vera, encontrará allí un testimonio que, no por imposible de resumir, resulta inequívoco: #x201c;Si los gobiernos y su poderdante la burguesía, por una parte, y la clase trabajadora por otra, se alzan frente a frente como dos poderes rivales, como dos términos incompatibles en el terreno histórico, representando el poder burgués la conservación del capitalismo y, representando el poder obrero la revolución colectivista, tan absurdo es en los poderes políticos ofrecer espontáneamente pactos, concesiones o mejoras, como sería insigne mentecatez en los trabajadores creer en su posibilidad#x201d;.

El informe de Vera es tan pesimista como implacable: El remedio a la angustiosa situación de la clase proletaria no será la paternal intervención de los gobiernos que sólo sirven a la fracción de la burguesía que los eleva y sostiene y cuyo objeto es favorecer la evolución del capitalismo. Como el interés de la clase trabajadora es preparar el camino para la final destrucción del capitalismo, Vera pedía libertad para preparar la batalla final. #x201c;Pero si ese ambiente libre se niega a nuestras ideas, no os extrañe que se refugien a regiones sombrías y allí propaguen su indestructible esencia. Si se impide su expansión cadenciosa y suave, suscitándole brutales obstáculos, no os extrañe que su crecimiento se manifieste por sacudidas violentas, sin regla ni medida. La lucha de clases #x2013;concluía el informe del Dr. Vera#x2013; es inevitable, puesto que existe. De vosotros depende que sea regida por la razón, una lucha civilizada, una contienda entre hombres del siglo xix, o que sea envenenada por el odio y por instintos destructores#x201d;.

Page 420

No puede ignorarse que el Partido Socialista intentaba hacer compatible su #x201c;programa máximo#x201d;, dirigido a la completa emancipación revolucionaria de la clase trabajadora con la petición de una legislación tuteladora del trabajo, pero no es menos cierto que cuando, desde su izquierda, se le acusaba de #x201c;reformista#x201d; por esto último, la respuesta fue que no renunciaba a la acción violenta cuando las circunstancias y la pujanza de los explotados conscientes lo aconsejara4.

Bien al contrario, fuera por exigencia de sus más profundas convicciones o por el temor que suscitaban las amenazas revolucionarias, intelectuales y políticos de muy variada significación coincidieron en la necesidad de corregir el libre juego de la oferta y la demanda en las relaciones laborales y de intervenir en ellas para corregir al menos los más escandalosos abusos. En una época en la que no faltan liberales que llevan su liberalismo al extremo de discutir incluso la obligatoriedad de la enseñanza primaria, el rechazo a la intervención en las relaciones de trabajo llega a ser algo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR