Kants Schrift 'Zuum Ewigen Frieden

AutorChristian Tomuschat
Cargo del AutorCatedrático de Derecho internacional y Derecho europeo. Universidad Humboldt de Berlin
Páginas27-38

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La paz perpetua de KANT fue escrita en tiempos azarosos. En el año 1792 comenzó la guerra interna de la coalición de Austria y Prusia, las dos potencias centroeuropeas, de la que Prusia se retiró mediante el Tratado de Paz de Basilea, del 5 de abril de 1795. No se ha sabido hasta qué extremo tales acontecimientos han podido influir en KANT; lo único seguro es que estaba bien informado sobre la guerra, la via especial por la que optó Prusia y sobre los procesos en la Francia revolucionaria. En cualquier caso, el verano de 1795 KANT dio los últimos retoques al trabajo que había estado pensando desde hacía tiempo. El 13 de agosto le ofreció el manuscrito al editor NICOLOVIUS, que lo aceptó inmediatamente. Pocas semanas más tarde, el 29 de septiembre de 1795, apareció la obra, cobrando inmediatamente gran actualidad en toda Alemania. No nos equivocamos si suponemos que habida cuenta de las locuras que acontecían al otro lado del Rhin, el público intuía en qué complicaciones bélicas podía verse involucrado y estaba ansioso por oír del famoso filósofo de Königsberg de qué modo podía asegurarse la paz no obstante las perspectivas sombrías del momento.

Pero, ¿qué es la paz ¿Es la paz una condición de dicha , es decir, la paz positiva que como concepto descubre y ha descrito en detalle la Ciencia política de nuestro tiempo Frente a tal planteamiento, KANT mantiene una actitud sobria. Como puede observarse en varios pasajes de su ensayo, la paz significa para él no otra cosa y nada más que la no existencia de guerra. En sus comentarios al primer artículo definitivo explica que los ciudadanos están interesados en la paz, dado que en caso de guerra sufrirían todos las miserias que lleva consigo, sobre todo, la ruina que deja la guerra tras de sí. Con ello, se expresa que se trata si bien de un fin modesto éste tiene gran valor, proteger a los hombres de la violencia que tan profundamente puede influir en su existencia. Es la violencia de extramuros que preocupa a KANT, no la guerra civil, los conflictos inter-nos de un Estado. De esa forma, KANT se distancia de los grandes pensadores del siglo XVII, Thomas HOBBES y John LOCKE, que centraban su atención exclusivamente en el aseguramiento de la paz interna de Inglaterra. KANT va un paso más allá al concebir un sistema que puede garantizar también la paz entre los Estados.

* Versión en lengua española de Antonio LÓPEZ PINA.

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En la filosofía del Estado del siglo XVIII, había habido intentos previos de esbozar un Orden interestatal, que contiene la guerra en la medida de las posibilidades humanas. El Abad de Saint Pierre había precedido a KANT en 1712 con una Mémoire pour rendre la paix perpétuelle en Europe, y pocos años más tarde desarrolló su idea originaria en tres volúmenes bajo el título de Projet de traité pur rendre la paix perpétuelle entre les souverains chrétiens (1713-1717). Pero su forma de pensar resultaba difícil de seguir; Saint Pierre pretendía no solamente ofrecer un marco conceptual sino también un modelo de tratado dispuesto para ser llevado a la práctica. Bajo una monarquía francesa cada dia más fuerte, se ridiculizó tales planes como ideas sin la menor expectativa de un idealista. A KANT no le sucedió nada por el estilo. Por más que la estructura de su ensayo pueda parecer el borrador de un tratado internacional, KANT se guarda mucho de descender a detalles. KANT se limita, así, a ofrecer los fundamentos de un sistema de garantía de la paz -ciertamente, enriquecido en los artículos preliminares con algunos extremos secundarios, no reducibles a un axioma fundamental y con base en la experiencia.

En el plano de la política práctica, a fines de la Primera Guerra Mundial se estaba dispuesto a plantearse una organización mundial para asegurar la paz. Lo sucedido hasta entonces sobre el fondo de la catástrofe para la Humanidad había convencido a los gobiernos, de que la paz necesita de un firme fundamento institucional y que meros arreglos políticos como el equilibrio de los poderes (balance of power) no se bastan para garantizar permanentemente la paz -una paz perpetua-. Y, así, surgió en 1919 la Sociedad de Naciones, que, después de la catástrofe aún más horrorosa de la Segunda Guerra Mundial tuvo en 1945 su continuación en la Organización de Naciones Unidas. Ciertamente, se ha asignado múltiples tareas a las Naciones Unidas. Pero su cometido principal es el aseguramiento de la paz. De ahí el comienzo del Preámbulo de la Carta de Naciones Unidas:

«Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas - decididos a preservar a las futuras generaciones de los daños de la guerra, que en nuestra época ha traido dolores indecibles a la Humanidad...»

No es fácil responder a la pregunta, de si cabe ver en el escrito de KANT una de las fuentes del actual Orden mundial. La historia de la influencia de los conceptos nunca se deja esclarecer con seguridad. Lo que se conoce es que el Presidente WILSON, que participó decisivamente en la elaboración del Tratado de la Sociedad de Naciones, conocía La paz perpetua y se dejó inspirar por su lectura. Pero, naturalmente, ningún documento diplomático es obra de una única persona. Lo que en cambio sí permanece es que KANT había apreciado la necesidad de garantías institucionales para el aseguramiento de la paz. En tal sentido, KANT se anticipó a la evolución política de su época, en la cual para el resto de las potencias europeas lo determinante era el inquietante poderío creciente de Francia.

KANT no fundamenta más allá la necesidad de la paz. Para él resulta evidente. La guerra significa necesariamente destrucción y muerte, y con

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ello aniquilamiento de las bases de existencia de una sociedad. Habida cuenta de las amenazas externas en un vacío de Derecho y de legalidad, no es posible una vida humana digna. Así como el Estado comporta el primer círculo defensivo, una unión de Estados para la paz supondría el segundo círculo mediante el cual se redondearía y completaría la protección. Sólo cuando dejamos atrás el estado de naturaleza, puede el hombre desplegar sus potencias espirituales y morales.

No entro a tratar las ideas de KANT tal como se suceden en su escrito. A partir del modelo de un tratado teórico de paz, KANT presenta al lector seis artículos preliminares, que, ciertamente, tienen su sentido, pero solo como complemento de la parte fundamental, los artículos definitivos, en los que está condensado el contenido esencial de su concepción.

Realmente, la introducción a sus artículos definitivos no requiere mayor fundamentación. Habla por sí misma. KANT expone (203) que la paz debe ser gestada, es decir, realizada mediante un acto consciente. Lo que vale para la relación entre los individuos, traspone KANT, con razón, a los Estados (208/209). Con otras palabras, KANT rechaza claramente la idea del equilibrio de poder, de la balance of power, entendida en términos puramente políticos y carente de forma institucionalizada. Una situación de seguridad solo puede traer causa de una base contractual, que simultáneamente significa la evolución del estado de naturaleza a una situación regida por la razón. Hacen falta tales contratos; KANT no cree adecuado volver sobre la doctrina de la Escuela española de Salamanca, que quería inferir determinadas obligaciones jurídicas de la unidad del género humano. KANT centra todo su discurso en la autonomía de la persona y del Estado. Desde tal perspectiva, solamente cabe la factura de un...

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