Introducción

AutorMaría Teresa Carrancho Herrero
Cargo del AutorDoctora en Derecho

Aunque la necesidad de reformar la normativa sobre fundaciones venía sintiéndose desde hace tiempo, fue la Constitución de 1978, primera de nuestro entorno que las regula, el paso decisivo para que se reclamara con urgencia la elaboración de una ley moderna, que unificara la dispersa normativa existente sobre la materia; algunas leyes, como la de beneficencia, tenían más de un siglo de vida.

La promulgación de la Ley de Fundaciones tuvo lugar en noviembre de 1994, antes de que termináramos nuestro trabajo, lo cual ha permitido que la obra que se presenta se haya elaborado sobre la base de la nueva ley, sin que el fondo de la cuestión difiera en lo sustancial de lo que ya se encontraba planteado, dado que aquélla recoge básicamente el criterio mantenido por la anterior normativa sobre fundaciones culturales, que es en esencia el seguido por las leyes autonómicas, a excepción de Navarra, en lo concerniente a las materias objeto de estudio. Ahora bien, la identidad entre todas ellas no es completa, por lo que hemos tratado de destacar en cada punto los matices que las distintas normas introducen. De hecho, hemos considerado en cada caso, no sólo la normativa estatal, sino también la autonómica, para presentar el panorama legislativo completo que nuestro Ordenamiento Jurídico aporta, pues el análisis exclusivo de las leyes estatales hubiera distorsionado la materia, al no reflejar la compleja realidad que el mundo fundacional ofrece hoy día en nuestro país.

Para enfocar debidamente el tema había que empezar por precisar el concepto de fundación, para lo cual hemos acudido a los precedentes históricos, al derecho extranjero, y a los antecedentes doctrinales y legislativos, incluyendo el estudio del artículo 34 de la Constitución, para concluir que el concepto comúnmente aceptado es el que define la fundación como patrimonio adscrito a un fin de interés general. Este concepto no ha variado sustancialmente desde sus orígenes hasta nuestros días, apareciendo como una constante la ausencia de...

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