La intencionalidad colectiva y la construcción de la realidad social y política: una respuesta al Profesor Rodríguez Prieto

AutorLucena Cid, Isabel V.
CargoUniversidad Pablo de Olavide de Sevilla
Páginas337-361

Ver nota 1

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I Introducción

Agradezco enormemente la oportunidad que me brinda el profesor rodríguez Prieto de poder abordar de nuevo el contenido en mi libro La Ontología Política de John Searle. Un análisis desde la teoría de los hechos institucionales para esclarecer algunas ideas que subraya mi colega en su artículo «john searle: ¿Una ontología política del consumidor? a Propósito de la Ontología Política de John Searle. Un análisis desde la teoría de los hechos institucionales», donde examina las nociones fundamentales que conforman el fundamento teórico de la visión de john searle sobre la realidad social y política.

El profesor rodríguez se ocupa primordialmente de dos conceptos: el realismo externo y la intencionalidad colectiva y el papel de ésta en la creación de la realidad social y política. Ciertamente estas nociones son muy controvertidas y las críticas que han suscitado no son nuevas. Durante más de una década han sido punto de mira de muchos investigadores pertenecientes al ámbito de las ciencias sociales, políticas y jurídicas. Este hecho ha generado una abundante literatura sobre el tema que no hay que despreciar porque ayudan a comprender el alcance y la potencialidad conceptual de las propuestas de john searle. Este esfuerzo por dilucidar la oportunidad o la relevancia de estas categorías, me exige volver a redefinir el la estructura básica desarrollada en mi libro aunque solo retomaré aquello que considere necesario para responder a las cuestiones planteadas por rodríguez Prieto.

Para tal fin, dividiré este trabajo en tres partes. En primer lugar intentaré redefinir sucintamente las bases teóricas sobre las que sustenta su visión de la realidad social y política. Posteriormente, me centrare en el grueso de la crítica realizada por el profesor rodríguez Prieto a la noción de intencionalidad colectiva, que junto a la función de estatus y las reglas constitutivas juegan un papel esencial en la construcción social y política. En la tercera y ultima parte, concluiré con algunas de las aportaciones más relevantes que se han realizado a partir del estudio de las obra de john searle, y un acercamiento más benévolo a sus postulados, intentando demostrar que el mismo searle va en contra de su individualismo metodológico tradicional a la hora de desarrollar su teoría de la acción cooperativa o colectiva.

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II Los principios de la construcción de la realidad social

Ciertamente se podrá estar de acuerdo o no con los presupuestos teóricos de la obra de obra john searle, pero el mérito de su libro La construcción de la realidad social radica en el interés renovado que ha suscitado sobre la ontología de la realidad social. Este hecho ha provocado que muchos filósofos y científicos sociales se hayan centrado en el análisis de la ontología de las instituciones, el papel de los actos de habla en la creación de los objetos sociales, la intencionalidad de los agentes colectivos, y la función que estos agentes asigna a las entidades no-intencionales, sometiéndolos a un escrutinio que ha derivado en una gran literatura sobre el tema.

2. 1 La ontología del mundo real

Creo que la lectura que ha hecho de mi libro el profesor rodríguez Prieto ha pasado muy por encima de algunos aspectos fundamentales. En opinión de rodríguez Prieto, searle «tiene una concepción de la "realidad" limitada ya que desprecia el contexto y el valor de los procesos culturales y sus diferencias, constituyendo un mundo ideal, el del liberalismo y el capitalismo, para el que crea una realidad inter-puesta con el único fin de legitimarlo».

Entiendo que la visión de la realidad que explicita en la tercera parte de su libro La construcción de la realidad social esta despojada de elementos concretos que puedan definir una realidad específica contextualizada y definida por valores o identidades culturales. Searle realiza un análisis de los hechos sociales que desarrolla en la primera parte de su libro donde establece una distinción entre «los hechos que dependen de nosotros y aquéllos que existen independientemente de nosotros»2. La tesis que defiende es que «existe una realidad total-mente independiente de nuestras representaciones»3. Su investigación ontológica sobre el modo en el que los hechos sociales existen, le lleva a definir los rasgos de la ontología general en la cual especifica cómo se relaciona la realidad social con otras cosas que existen en el mundo. Para ello, se basa en la teoría atómica de la materia y la teoría biológica evolucionaria y que expone, según sus palabras, muy crudamente, de la siguiente manera: «el mundo consiste exclusivamente en entidades que, por comodidad y conveniencia, aunque no sea exacto, describimos como partículas. Estas partículas existen en campos de fuerza y están organizadas en sistemas (...). Algunos de estos siste-

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mas están vivos (...). Tipos de sistemas vivos evolucionan a través de la selección natural y algunos de ellos han llegado a generar evolucionariamente ciertas clases de estructuras celulares -específicamente: sistemas nerviosos- capaces de causar y sostener la consciencia. La consciencia es un rasgo biológico, y por consecuencia físico, pero, evidentemente, también mental de ciertos sistemas nerviosos de nivel superior, tales como los cerebros humanos (...)»4. La realidad mental emerge de la realidad física. No existe dicotomía entre lo mental y lo físico. Searle sostiene que hay una sola «realidad sin costuras». Este principio refuta la afirmación del profesor rodríguez Prieto de la supuesta dualidad conforme a la que searle entiende la realidad y la diversifica en compartimentos estancos. No obstante, abundaré un poco más en esta posición.

2. 2 El realismo externo

Se comprende ahora porqué searle caracteriza el realismo como una «concepción según la cual las cosas tienen una manera de ser que es lógicamente independiente de todas las representaciones humanas»5.

Antes de examinar y refutar los argumentos contra el realismo externo, searle intenta disipar las confusiones que rodean su visión del mundo y postula que: i) el realismo no es una teoría de la verdad - no implica ninguna teoría de la correspondencia, es consistente con cualquier teoría de la verdad, porque es una ontología, no una teoría del significado verdadero; ii) el realismo no es una teoría del conocimiento -no implica una acceso epistémico de carácter especial a la realidad; iii) el realismo no es una teoría del lenguaje- no mantiene que exista un vocabulario privilegiado para describir la realidad6. La tesis searliana de que hay una realidad independiente de nuestras representaciones, sin embargo, no explica cómo son las cosas, sino que establece un espacio de posibilidades7. Será en este espacio donde se den las representaciones culturales identitarias y concretas, y estos espacios pueden ser múltiples y diversos, tanto como manifestaciones de colectivos humanos puedan existir.

Es en este punto donde searle plantea una distinción clara entre ontología y epistemología y los vincula a los conceptos objetividad y subjetividad8. La ontología trata de entidades o grupos de entidades que existen. Algunas de esas entidades podrían ser montañas, rocas, perros, electrones que existen objetivamente, mientras que otras entidades, como los dolores y las cosquillas existen o manifiestan la

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subjetividad. Todas son reales pero al primer grupo se las conoce públicamente (tercera persona), y el segundo grupo pertenecen al ámbito privado (primera persona). La epistemología, por su parte, no trata de entidades (ni de su existencia) sino de los predicados de juicios que hacemos de las entidades.

Como apuntaba anteriormente, contrariamente a la interpretación del profesor rodríguez Prieto, searle abandona la concepción dualista tradicional en relación con la mente y el cuerpo y sugiere la idea de que la «mente no es sino el conjunto de rasgos a nivel superior del cerebro, un conjunto de rasgos que son a la vez "mentales" y "físicos"»9. Utiliza lo «mental» así construido, para demostrar cómo la «cultura» se construye a partir de la «naturaleza». Si las montañas, las moléculas, los campos, etc., existen independientemente de nuestras representaciones, es decir, son intrínsecos a la naturaleza, no ocurre lo mismo con aquellos otros rasgos que existen en relación con la intencionalidad de los observadores, usuarios, etc.

El propósito de searle es mostrar que la realidad social, en general, sólo se puede entender a partir de esta distinción tan obvia. De acuerdo con la visión searliana, los «fenómenos mentales son, como todos los fenómenos mentales, ontológicamente subjetivos; y los rasgos relativos al observador heredan esta subjetividad ontológica. Ahora bien, esa subjetividad ontológica no impide que los asertos acerca de rasgos relativos al observador sean epistémicamente objetivos»10.

2. 3 La distinción, no división, entre hechos brutos y hechos institucionales

Al elenco de las distinciones reflejadas en el apartado anterior, incorporo en este punto una distinción fundamental. Searle mantiene que «la subjetividad ontológica de la realidad socialmente construida requiere una realidad ontológicamente objetiva a partir de la cual pueda construirse.

La primera vez que searle hace referencia a la distinción entre hechos brutos y hechos institucionales fue en sus trabajos de filosofía del lenguaje11. Su...

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