La integración regional en el mosaico identitario latinoamericano
| Autor | Mariana S. Leone |
| Cargo del Autor | Doctoranda en Ciencia Política y Relaciones Internacionales e Investigadora en Formación con la beca FPI-UAM 2013 en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid |
| Páginas | 181-217 |
CAPÍTULO VII
LA INTEGRACIÓN REGIONAL
EN EL MOSAICO IDENTITARIO
LATINOAMERICANO
Mariana S. LEONE *
«La unión, palabra mágica que por sí sola simboliza la frater-
nidad, el poder y la gloria, no es ya una brillante ilusión sino una
realidad encantadora. El Ecuador, Chile y el Perú han dado hoy,
como en la heroica época de la independencia, la más espléndida
prueba de que la unión entre los pueblos americanos no solo es
posible sino natural y necesaria» 1.
Con estas palabras, el diario ecuatoriano El Sud-americano del
siglo XIX publicaba la noticia por la que el gobierno ecuatoriano
se unía a la alianza propuesta por Chile y Perú a todos los países
suramericanos de declarar la guerra a España tras la ocupación de
las Islas Chincha en 1864. Si bien no hay duda de que esta unión
tiene carácter defensivo, temporal y no constituye ningún intento
de formar una organización regional, visibiliza una narrativa re-
* Mariana S. LEONE es doctoranda en Ciencia Política y Relaciones In-
ternacionales e Investigadora en Formación con la beca FPI-UAM 2013 en el
Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de
Madrid. Su correo es mariana.leone@uam.es.
1 «Unión del Ecuador, Chile y el Perú», Diario El Sud-americano, 19 de mayo
de 1866, p. 74 (consultado en el Archivo Nacional Histórico de Santiago de
Chile).
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currente desde los procesos de independencia hasta la actualidad
en los Estados latinoamericanos sobre la «Patria Grande». Esa
idea de que todos los Estados latinoamericanos debían formar
una sola unidad política pues existían fundamentos «fraternales»
y «naturales» para ello, además de resultar algo «necesario».
Igualmente, representa otra constante en los diálogos sobre
regionalismo entre líderes, pero también entre comunidades epis-
témicas, que es el contraste de ilusión frente a realidad, como si
la integración y una identidad regional perteneciesen al ámbito
-
trucción —permanente— del Estado parece exigir la primacía
de una identidad nacional que genere la cohesión necesaria para
alcanzar los intereses de este.
Por tanto y pese a que la integración regional no ha dejado
de ocupar las agendas de política exterior desde hace dos siglos y
que incluso se ha manifestado como un pilar de estas, en la última
década tanto por los discursos emitidos 2 como por los costes asu-
midos por primera vez 3, se constata una visión pesimista sobre
identidad en los intereses y comportamientos de los Estados como
pertenencia. Y, por otro lado, asume que las identidades políticas
nacionales y regionales son excluyentes sin analizar su contenido
ni sus relaciones, lo que a su vez deja sin explicar por qué los
últimos gobiernos han dedicado tantos esfuerzos para rastrear
los fundamentos de una identidad regional y para construirla a la
par que se desarrollan organizaciones regionales.
2 Un ejemplo llamativo es la nueva dirección de la política exterior chilena
tras el comienzo del segundo mandato de Michelle Bachelet que busca prestar
atención a América Latina y a sus iniciativas de integración regional. Es lla-
mativo el ejemplo porque el Estado chileno desde hace más de cuarenta años
ha apostado por relaciones económicas preferentemente con países distintos a
los latinoamericanos y en esquemas distintos a los de integración regional. Vid.
H. MUÑOZ, «Convergencia en la diversidad: la nueva política latinoamericana
de Chile», El País, sección Tribuna, 13 de marzo de 2014 (disponible en http://
elpais.com/elpais/2014/03/12/opinion/1394642773_153377.html).
3 Un ejemplo de ello es cómo el Estado ecuatoriano asumió el costo total de
43 millones y medio de dólares de la Sede de la Unión de Naciones Suramerica-
nas (UNASUR). Vid. «$ 43,5 millones en sede de Unasur», El Universo, 29 de no-
viembre de 2014 (disponible en http://www.eluniverso.com/noticias/2014/11/29/
nota/4281511/435-millones-sede-unasur).
La integración regional en el mosaico identitario latinoamericano 183
En este capítulo se exponen tres iniciativas regionales surgi-
das en la última década —ALBA, CELAC Y UNASUR— a la
luz de las concepciones de identidad existentes, indagándose el
contenido de esas concepciones de identidad, cómo unas pueden
es crear una visión optimista de la integración regional —aunque
incidentalmente pudiera suceder— sino cuestionar lo que se da
por supuesto a través de evidencias con las que se constata que las
identidades, pese a ser piezas diferentes, conforman actualmente
un mosaico necesario de ver en su totalidad para entender Amé-
rica Latina.
I. LA INTEGRACIÓN REGIONAL Y LA IDENTIDAD
REGIONAL: CONSTRUCCIONES SOCIALES
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ción social que tiene lugar a partir de interacciones, discursos
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tores. Por tanto, en este capítulo, la integración regional no es
tratada como una cuestión categórica entre fragmentación en
Estados y cesión de soberanía a una institución supranacional,
Olivier DABÈNE 4, como un «proceso
histórico de crecientes niveles de interacción entre unidades po-
líticas —subnacionales, nacionales y transnacionales— generado
por actores que comparten ideas comunes, establecen objetivos
y métodos para alcanzarlos y, al hacerlo, contribuyen a construir
una región».
Es así como en ese proceso histórico adquiere relevancia el
componente identitario —ya sea nacional o regional— que pro-
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mentan, que puede fundamentar esas interacciones y que se for-
talece o debilita como resultado de ellas. Esta importancia que
atribuimos a la identidad en la integración regional, sin embargo,
no deja de ser un tema debatido. En la disciplina de Relaciones
Internacionales, las teorías dominantes que han buscado explicar
la integración regional lo han hecho en términos de las estrate-
4 O. DABÈNE, The Politics of Regional Integration in Latin America. Theoretical and
Comparative Explorations, New York, Palgrave Macmillan, 2009, p. 10.
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