¿Qué es un indicador de Derechos Humanos y cómo se utiliza?

AutorJesús García Cívico
CargoUniversitat Jaume I
Páginas179-219

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1. Introducción: el giro empírico

Parece posible convenir en que desde las últimas décadas del pasado siglo pasado y en lo que respecta a los derechos humanos, la discusión teórica y el tratamiento filosófico jurídico ha dado paso a un creciente interés por la cues-tión sociológica y empírica. Desde ese enfoque práctico, la implementación, la efectividad y los estudios comparativos en relación con la situación real de los derechos humanos en el mundo aparecen como asuntos de primer orden.

El viraje no ha estado exento de problemas (aunque quizás esto sólo pudiera observarse después, o como suele decirse, sobre la marcha) siendo el principal de ellos, en nuestra opinión, y por adelantar una toma de posición, el descuido hacia una sólida elaboración teórica previa de las premisas, marco e hipótesis en las que sustenta dicha investigación empírica.

En todo caso, fue un hecho la prioridad que hubo de concederse en un momento determinado al interesante campo de investigación que resultaba de la cuestión de la efectividad de los derechos humanos, aplicar la destreza a la medición de la inhumanidad del hombre hacia el hombre en expresión de Richard Claude2. Dos décadas después de la Declaración de los Derechos Hu-

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manos de 1948, la búsqueda de teorías avaladas y contrastadas por datos no había hecho sino empezar y así emergieron multitud de estudios académicos, investigaciones científicas e iniciativas tanto de organismos no gubernamentales y activistas, como de organismos internacionales en la cuestión de la medición de los derechos humanos en el mundo. Sin embargo la proliferación desde los años 70 del siglo pasado de esfuerzos tanto de fuentes privadas y organizaciones no gubernamentales, como de instituciones internacionales de derecho público, así organismos de desarrollo y de derechos humanos del sistema de las Naciones Unidas destinados a esos efectos, contrasta con el juicio de insatisfacción más o menos generalizado y la falta de una respuesta definitiva, aún hoy, acerca de la metodología adecuada, las herramientas de medición más útiles y en concreto qué tipo de indicadores son más relevantes y cómo deberían diseñarse éstos a los efectos de realizar la tarea arriba señalada. Esto es, gran parte de los desafíos actuales en mate-ria de derechos humanos tiene que ver aún con la cuestión de cómo describir adecuadamente la situación real en relación con su grado de implementación, desarrollo, efectividad o avances y cómo es posible investigar su relación con diferentes estructuras y variables políticas, económicas, sociales y jurídicas.

A comienzos del siglo XXI, en un camino trazado a propósito de la presentación en 1990 del Índice de Desarrollo Humano (IDH) en el Informe de Desarrollo Humano: Derechos Humanos y Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se ha insistido aún más si cabe en la necesidad de indicadores para los derechos humanos, aunque, quede dicho, sea esta una perspectiva, la del desarrollo, aunque necesaria, bastante limitada3. La utilización de indicadores en el sistema internacional de derechos humanos es, como insistimos, de larga data, si bien en la actualidad se ha enfatizado su utilización. Las últimas directrices piden la incorporación de indicadores desagregados por distintos criterios así como un mayor consenso sobre ellos. Además, los organismos del sistema internacional de derechos humanos han sugerido recientemente integrar los indicadores en los Objetivos del Milenio. Todo esto marca un cambio (un nuevo cambio) en un trabajo habitualmente centrado más en analizar casos individuales que en análisis de variables agregadas. En dicha sede, la demanda de un sistema adecuado de indicadores proviene tanto de la necesidad, más general, de in-

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tegrar plenamente los derechos humanos en proyectos de desarrollo, como el interés, más concreto, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y de los Relatores Especiales, de indicadores que vigilen el acatamiento por parte de los Estados de las obligaciones emanadas de los tratados de derechos humanos4. La búsqueda de indicadores apropiados sigue siendo, pues, una cuestión prioritaria.

En lo que sigue, no pretendemos, una solución metodológica definitiva que ponga fin a ese juicio de insatisfacción del que más o menos recientemente se hacían eco, como decíamos, las distintas conmemoraciones del 60 aniversario de la Declaración del 48, o el preámbulo de intenciones en los Desafíos del Tercer Milenio, ni creemos que esta sea la solución ideal. Suscribimos, a este respecto, la afirmación que unos de los estudiosos de estas cuestiones, manifestara a este respecto: suponer que todos los problemas a los que se enfrentan los intentos de analizar cuantitativamente los derechos humanos pueden ser resueltos a base de asuntos metodológicos es una falacia5.

El propósito aquí es más modesto, es una aproximación al estado general de la cuestión y se cifra en primer lugar, en introducir los conceptos que nos ocupan, aproximarnos así, al objeto, tanto para definir qué es un indicador como para situarlo en el ámbito jurídico y subsiguientemente en el más específico de los derechos humanos, o de la sociología de los derechos humanos. Tras la cuestión terminológica, en segundo lugar, tratamos de recoger los rasgos principales que resumen la situación actual de la investigación de los derechos humanos con indicadores prestando particular atención a la metodología e incluyendo las últimas directrices. El propósito, cabe confesar tampoco es completamente novedoso, pero no era esa nuestra inquietud. Al contrario, si la intención es ofrecer una panorámica general del status questionis de la investigación de derechos humanos con indicadores esperamos poder cifrar la utilidad de este trabajo en suministrar información amplia sobre los aportes más significativos, aludir a las primeras y últimas monografías, a los autores y centros que trabajan específicamente estas cuestiones. Cuestiones, como insistimos, todavía abiertas.

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En la década de los setenta y a la vista de los escasos avances sobre la adecuada medición de los derechos humanos, comenzó, como hemos dicho, una literatura crítica y específica, así, autores como Gupta, Jongman y Schmid, el informe Human Rights in Developing Countries, Charles Humana, James R. Scarritt, John F. McCamant, Russell Lawrence Barsh, Zehra F. Arat, James C. Strouse y Richard P. Claude, John Boli-Bennett, expertos del Instituto Danés de Derechos Humanos y los noruegos del Chr. Mechelen Institute, y muchos otros, propusieron mejoras y alternativas metodológicas en la investigación cuantitativa sobre derechos humanos o avanzaron hipótesis de trabajo empírico, se esforzaron, en definitiva, en mostrar los principales problemas conceptuales y sobre todo metodológicos que afectaban a la investigación en derechos humanos con indicadores6. A algunas de sus propuestas nos referiremos, más adelante. En 2000 Maria Green refería estas cuestiones con el significativo título de "De que hablamos cuando hablamos de indicadores"7lo cual que viene al caso a la vez y si se nos permite el juego, como un indicador de que la cuestión planteada años atrás seguía definitivamente vigente8.

En lo que sigue abordaremos la cuestión de los indicadores avanzando desde lo más general hacia lo más particular y complejo, emplazando a la generosidad de los lectores y de la publicación que lo acoge, la propuesta de indicadores a un trabajo futuro.

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2. ¿Qué es un indicador?

Con carácter general y en el lenguaje común, podemos convenir en que un indicador es una "señal" que facilita información. Una señal que indica o sirve para indicar. Si no queremos utilizar lo definido en la definición, basta buscar un sinónimo: un indicador es un instrumento que muestra o sirve para mostrar algo que no se ve directamente, mediante indicios señales. Pero, si somos precisos, señal, indicio, índice o indicador no son exactamente lo mismo. Unas miran al pasado, otras al futuro, unos representan una expresión numérica fija, otros dependen de una hipótesis teórica, unos presentan una única dimensión cuantitativa, otros, cualitativa y otros ambas a la vez. Por indicio, se entiende aquello que permite conocer o inferir la existencia de algo que no se percibe. Es un tipo de señal, una evidencia, la manifestación de algo que ya ha pasado. Sobre la diferencia entre indicio y señal, ésta se usa como sinónimo de indicio, circunstancia que puede contribuir al descubrimiento de un hecho oculto; pero suele decirse que la señal es más patente, y depende más directamente del hecho que el indicio. Si somos precisos, una puerta descerrajada es señal, y no indicio, de violencia. Que una persona se oculte tras atribuírsele un acto delictivo no es señal, sino indicio de su culpa. Dado el uso amplísimo del término indicador en el lenguaje común, éste puede resultar equívoco, puede tomarse como indicio, señal, como herramienta estadística más, o como un tipo de magnitud con la que es posible medir en la práctica el comportamiento de determinadas variables. A menu-do la referencia al término indicador resulta ambigua y es en función de su ámbito de aplicación como se resuelven cuestiones de vaguedad o ambigüedad. Así en el lenguaje común un indicador puede resultar sinónimo de señal, de evocación o de síntoma. (Si un termómetro marca 40 grados nos indica que hay fiebre. Y al igual que en el ejemplo anterior, los 40 grados no son la fiebre.)

Los indicadores tienen múltiples usos. En...

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