La independencia en colores

AutorJavier Laviña
Páginas95-101

Este trabajo forma parte de proyecto I+D Culturas indígenas y afroamericanas: Procesos identitarios en la construcción de la ciudadanía. HAR2009-09766 (subprograma HIST).

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Introducción

La independencia de las colonias americanas fue un proceso que se fraguó desde los últimos años del siglo XVIII; no es que en esos años se crease un clima a favor de la secesión pero, ciertamente, se generó una situación de reivindicaciones tanto económicas como políticas que mermaron la autoridad colonial, especialmente el descontento se fraguó entre los grupos populares, que vieron cómo las reformas que se querían imponer desde la metrópoli afectaban a los viejos usos de gobierno y de orden de las colonias.

Muchas de las protestas que surgieron a raíz de la ilustración se oponían a la consolidación el nuevo orden económico que truncaba las posibilidades económicas de estos sectores de población, al privatizar una parte de los bienes comunales y de realengo que complementaban las economías de muchos sectores populares.

Estos movimientos sedicentes no siempre estaban organizados desde el punto de vista político; en muchos casos las reivindicaciones que plantearon eran de carácter económico, bajada de tributos, reclamaciones de tierras, o bien otras de carácter más social y de difícil consecución, libertad para los esclavos o de carácter político, igualdad entre pardos libres y blancos.

Para solucionar estos conflictos la corona recurrió a la alianza con sectores oligárquicos de la población y a la represión militar. En el altiplano peruano la insurrección fue tan generalizada que la corona envió a jóvenes oficiales ilustrados, educados en las academias militares, que se emplearon a fondo en el altiplano peruano para desmantelar el movimiento indígena (F.J. Marchena, 2005; N. Sala i Vila, 1996.).

La insurgencia afectó a otros territorios americanos, no de forma tan generalizada como en Perú, pero tanto en la Capitanía general de Venezuela, como en el virreinato de Nueva Granada los movimientos en contra de las reformas se hicieron sentir (L.G. Castillo Lara, 1981; C. Felice Cardot, 1977). Las protestas por la nueva política fiscal, y en el caso de la Capitanía de Venezuela por el monopolio comercial que impuso la compañía Guipuzcoana de Caracas, provocaron una serie de levantamientos entre sectores populares arropados por los grandes cacaos (R. Aizpurua, 1993; F. Brito Figueroa, 1961; L.G. Castillo Lara, 1983). Por otro lado el control de las tierras en los llanos por parte de una oligarquía ganadera arrinconó a varios pueblos indígenas y condenó al peonaje a grupos llaneros (M. Izard, 1988).

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Las poblaciones de color de Venezuela se vieron afectadas por dos órdenes de la corona, en 1789, la corona intentó publicar un cuerpo de leyes que recogiese el espíritu de las legislaciones sobre esclavos en América en un código, conocido como código negro carolino, Los esclavos de Venezuela, así como los de Cuba, cuando tuvieron la noticia del código interpretaron que la corona había dado la libertad a los esclavos pero los propietarios se negaban a poner en práctica el decreto de libertad (A. de la Fuente, 2004), esta petición de libertad se reclamaba en 1789, si bien no había sido la primera vez que los esclavos reclamaban la libertad. Un segundo acontecimiento destacado y que pudo tener repercusiones sobre la población libre de color fue la Real Cédula de Gracias al Sacar de 10 de febrero de 1795; esta ley regulaba algunos aspectos de la vida cotidiana de las ciudades y pueblos de América, pero tenía un elemento destacable que podía favorecer a sectores mulatos de población. Se trataba de la posibilidad de que los pardos pidieran la dispensa de color, previo pago de una cantidad de dinero a la corona; esta disposición real había estado precedida de la autorización a los pardos de recibir órdenes sacerdotales, lo que provocó la protesta de los criolllos que vieron cómo caía una de las barreras de separación entre los dos grupos étnicos.

La promulgación de la Ley de Gracias al Sacar espantó a los criollos porque, según ellos, los pardos descendían de esclavos, y que en el supuesto de que se pusiera en práctica la ley sería imposible contener a los esclavos, porque se creerían con los mismos derechos que los blancos. De hecho esta medida era una forma de premiar a los pardos que habían conseguido posiciones económicas importantes en la colonia, como era el caso de la familia Bejarano, y ganarse el apoyo de este cada vez más pujante grupo social.

Frente a la duda de la legitimidad de los pardos que fomentaban los blancos, en las peticiones de dispensa de color, los peticionarios siempre recurrían a la legitimidad de los nacimientos en sus familias, en definitiva que vivían y mantenían relaciones familiares y sociales como los blancos.

Pese a estas medidas de apertura social, los acontecimientos...

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