I. Marco conceptual

AutorMaría Fernanda Realpe Quintero
Páginas39-85

Page 39

Para estudiar la percepción del riesgo medioambiental se considerarán tres ejes conceptuales: el medio ambiente, el riesgo y la acción colectiva. En relación al primero, se presentarán algunos elementos que ayudan a entender la construcción del medio ambiente como problema de interés público. Este interés ha determinado que cierto tipo de fenómenos se perciban como riesgos. En referencia al segundo, se expondrá la inauguración del estudio de la percepción del riesgo en 1969, el cual cuenta con una continua producción de investigaciones, artículos y libros respecto a la relación entre desarrollo tecnológico y sus consecuencias sociales. Además, se enunciarán las diferentes posiciones teóricas del riesgo en las ciencias sociales para, finalmente, mostrar las perspectivas que guían este trabajo. Estas perspectivas están representadas por las propuestas de los sociólogos Ulrich Beck, Anthony Giddens y Niklas Luhmann y de la antropóloga Mary Douglas. De cada uno de estos autores se expondrán las ideas que se consideran relevantes para la comprensión de la percepción del riesgo medioambiental. Respecto del tercer eje, se indican algunas de las principales perspectivas en el estudio de los movimientos sociales, pero el énfasis se pondrá en el enfoque de los marcos de la acción colectiva propuesto por Robert Benford y David Snow, y que ha sido desarrollado por otros autores como Joseph Gusfield, Scott Hunt y Enrique Laraña, con el fin de comprender y analizar los procesos colectivos a través de los cuales algunas personas deciden unirse y trabajar conjuntamente para construir un problema, sustentarlo y difundirlo. La difusión del problema tiene como objetivo vincular aliados con el fin de crear un consenso para que ciertos fenómenos se definan como riesgos para el medio ambiente y para la salud. Al respecto resulta significativa la siguiente premisa que propongo: para que las personas decidan participar en la movilización es necesario que puedan identificar la forma en que un fenómeno determinado se constituye como un riesgo; a su vez, la movilización permite que dicho riesgo sea visible y que se comience a percibir como tal. Finalmente, para cerrar el capítulo, a partir de las categorías que se derivan de las proposiciones de los autores citados arriba, tanto de la teoría del riesgo como de la acción colecti-

Page 40

va, se construirá lo que en esta investigación se entiende por percepción del riesgo medioambiental.

1. Medio ambiente y riesgo

En la década de 1950 se comenzó a utilizar la energía nuclear para producir electricidad, pero su historia estuvo vinculada al uso de este tipo de energía para fines bélicos. Tal fue el caso de Estados Unidos que utilizó la bomba atómica en 1945 contra las ciudades Japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Este uso puso en evidencia que la energía nuclear puede destruir en pocos segundos la vida de los seres humanos, con consecuencias que se extienden en el tiempo debido a los efectos de los residuos radioactivos que tienen periodos muy largos de degradación.

La energía nuclear supuso un avance tecnológico para producir electricidad sin depender de combustibles fósiles; pero, también implicó serios costos medioambientales que comenzaron a ser divulgados por los movimientos sociales que surgieron en la década de los 70 en contra de esta energía debido a las consecuencias derivadas de su uso militar, a los riesgos asociados a los residuos radioactivos y a los posibles accidentes en la operación de las centrales nucleares. Al respecto, dos accidentes influyeron significativamente en la percepción de los posibles riesgos asociados al uso de la energía nuclear. El primero ocurrió en 1979 en la Central de Three Mile Island1 en Estados Unidos y el segundo en la central Chernobyl2 en Ucrania ocurrido en 1986.

Page 41

A partir de los accidentes nucleares los problemas medioambientales comenzaron a considerarse como de interés mundial. Algo semejante ocurrió gracias a la divulgación en los medios de comunicación de los accidentes industriales de grandes consecuencias3. Además de la contaminación del medio ambiente por la utilización de algunos materiales en los procesos de producción o por el inadecuado tratamiento de los residuos. Los accidentes industriales y el reconocimiento de los efectos por el uso de diferentes sustancias químicas no indican que existan más riesgos ahora que en periodos anteriores. Lo que se empieza a reconocer son las consecuencias del desarrollo tecnológico y de la transformación de la naturaleza, lo cual contribuye a marcar una diferencia entre lo que se define como riesgos naturales y lo que se considera como consecuencias de las acciones de los seres humanos. Las personas buscan explicaciones a la contaminación industrial y los responsables de ella; este proceso va acompañado por la pérdida paulatina de la confianza en la seguridad que ofrece la tecnología, la ciencia y las instituciones.

Por otra parte, algunas conferencias internacionales han contribuido a la construcción del medio ambiente como problema de interés público, específicamente desde la política y la economía. Así, por ejemplo, la Conferencia de Estocolmo celebrada en 1972 por las Naciones Unidas bajo el título Medio Ambiente Humano, hizo posible la Declaración de Estocolmo, considerada el primer documento internacional en el que los gobiernos se comprometieron a la protección del medio ambiente y al uso racional de los recursos naturales. En el año 1987 la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Uni-

Page 42

das presentó el informe Brundtland o Nuestro futuro común, a partir del cual se institucionalizó el concepto desarrollo sostenible para indicar la visión de largo plazo respecto a los recursos naturales que se pueden disfrutar en el presente y el interés de conservarlos para las futuras generaciones. En términos de la protección de los recursos naturales para las generaciones futuras, la Conferencia Internacional sobre la Protección del Mar del Norte en 1987 puso sobre la mesa de discusión el denominado principio de precaución. Este principio establece como prioridad la adopción de medidas protectoras ante el peligro o presunción de un posible daño medioambiental grave o irreversible, en el que la falta de certeza científica no se puede utilizar como excusa para no realizar las medidas que impidan el daño, aunque ello signifique la suspensión de las hipotéticas actividades riesgosas. El principio de precaución se ha convertido en tema de uso obligado cuando se ve la necesidad de anticiparse a los riesgos4. En efecto, este principio se retomó en la Cumbre de la Tierra (1992), en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), en el Convenio Marco sobre Cambio Climático (1997), en el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad (2000) y fue adoptada por el Consejo Europeo (2000).

En 1992 la Cumbre de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro con el nombre Cumbre para la Tierra, se constituyó en un hito en el proceso de construcción del medio ambiente como un bien y como un problema público de carácter mundial. Esta Cumbre fue el primer evento internacional en el que las naciones del mundo reconocieron la existencia de una crisis medioambiental global que afectaba el conjunto de las economías nacionales y que se constituía en una grave amenaza para la supervivencia de los seres humanos. Además, se reconoció el valor de la biodiversidad y de los servicios medioambientales para los procesos de desarrollo y se establecieron los parámetros para orientar la inserción del medio ambiente en la economía global. Como resultado, se

Page 43

crearon propuestas para que los países adelantaran acciones encaminadas a la protección, conservación y control de los recursos naturales. Tales acciones se materializaron en la creación de los Ministerios de Medio Ambiente en los diferentes países. En Colombia el Ministerio de Medio Ambiente se crea mediante la Ley 99 de 1993 y en España mediante Real Decreto 758 del 5 de mayo de 1996. Así mismo, de especial importancia en el ámbito internacional fue la firma en 1997 del Protocolo de Kioto sobre cambio climático, en el que algunos gobiernos aceptaron restricciones legales en sus emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a sus desarrollos tecnológicos y a sus fuentes energéticas. El objetivo del Protocolo es que los países industrializados redujesen en el período 2008-2012 las emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global, en al menos un 5% por debajo de los niveles de 1990. En síntesis, estos acuerdos mundiales han motivado una nueva aproximación a la ética medioambiental y a la responsabilidad social cuando se percibe que el bienestar y la calidad de vida pueden estar comprometidos. También han motivado una visión de largo plazo respecto a los recursos naturales que se pueden disfrutar en el presente y un interés por conservarlos para las futuras generaciones a través de la promoción de un desarrollo sostenible.

Otro elemento importante en la relación medio ambiente y riesgo tiene que ver con la responsabilidad del acto humano asociado al desarrollo industrial y al uso de las tecnologías como principales factores de la contaminación. Este hecho ha contribuido a que la opinión pública y los consumidores hayan comenzado a valorar el «ciclo del producto» y a ejercer una especie de control social sobre la producción industrial, que ha motivado el replanteamiento de la gestión realizada por las industrias. En este sentido, las industrias buscan ganar la confianza de los consumidores a través de certificados y sellos «voluntarios» que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR