Gregorio Peces-Barba: Hombre de leyes, hombre de Estado

AutorElías Díaz
Páginas185-210
185
5. GREGORIO PECES-BARBA:
HOMBRE DE LEYES, HOMBRE DE ESTADO
Hombre de leyes, jurista conocedor a fondo del Derecho,
también con destacada práctica de la abogacía (recordado en
muy conflictivos procesos políticos bajo/contra la dictadura),
catedrático de Filosofía del Derecho, estudioso pionero entre
nosotros de la historia y realidad de los derechos humanos,
Rector-fundador de la Univesidad Carlos III, siempre atento al
trabajo de los estudiantes y eficaz director de sus equipos
docentes e investigadores. Hombre de Estado, quiero decir con
visión y sentido del Estado, político activo contra el régimen
franquista, después en democracia diputado socialista, uno de
los siete «padres» de la Constitución de 1978, gran defensor del
Estado social y democrático de Derecho, de sus instituciones
jurídico-políticas, del Parlamento (fue presidente del Congreso
de los Diputados entre 1982-1986), de las rectas funciones del
poder ejecutivo y del poder judicial sin las cuales y su correla-
tiva sociedad civil no hay democracia posible.
Pero ya todos conocen que Gregorio Peces-Barba, nuestro
buen amigo y compañero, tanto en las líneas básicas del socia-
lismo democrático como en las tareas de profesor e intelectual
en la Universidad, murió el pasado 24 de julio de 2012. Ocurrió
en la ciudad de Oviedo, en el Hospital Central de Asturias en
cuya «Unidad de vigilancia intensiva» había sido internado al
advertir —en Ribadesella donde pasaba largas temporadas—
cómo se agravaban algunas de las dolencias renales y cardio-
Elías Díaz
186
vasculares que le venían afectando de manera muy especial en
los últimos tiempos. Allí en el pequeño reducto de dicha «Uni-
dad de vigilancia intensiva» le visité yo muy pocos días antes,
el jueves 19 de julio. Se alegró al verme aparecer. A pesar de
todo, ese día se encontraba algo mejor. Estaba lúcido y tranqui-
lo, incluso irónico, en la que por desgracia vendría a ser ya
nuestra última conversación. La evoco yo aquí en el comienzo
personal de estas notas como trasunto de su final estado de
ánimo y como señales para nuestra común memoria.
En esa mi visita al verle allí tan apacible metido en su aco-
gedora cama, si bien conectado a diversos aparatos médicos, le
insté directamente y sin más a que tenía que ponerse bueno
enseguida y salir pronto de tan hospitalario lugar. Que con lo
que teníamos encima (la famosa «prima de riesgo» subiendo y
subiendo y la moral ciudadana cayendo y cayendo), hacía él
mucha falta fuera, que —le espeté— «no olvides que tu eres un
hombre de Estado», que en consecuencia por lo que dicen algu-
nos —le sonreí con cierta sorna— «también a ti te cabe el Esta-
do en la cabeza». Captó inmediatamente la indirecta referencia
y. asimismo sonriendo, me contestó marcando la diferencia:
«Sí, pero a mi es el Estado bueno, el Estado democrático». Lue-
go bajando el tono se lamentó de que las enfermeras se habían
olvidado de afeitarle y de que por ello estaba con esa barba de
días. No era para tanto pero se lo rebatí: «Mejor, así ahora
pareces de verdad un intelectual de izquierdas, barbado y no
tan afeitadito y aseado como vas siempre». Se sonreía otra vez,
pero seguía protestando de la rigidez de las mencionadas enfer-
meras porque no le dejaban hacer nada de lo que él quería
(posiblemente comer más y otras cosas). Le apremié, repelente
yo, aduciendo nuestros debates iusfilosóficos sobre la impor-
tancia y necesidad o no de la obediencia a las normas, puntua-
lizándole que allí «las enfermeras eran las celantes de las nor-
mas, de las nomoi (más válido sin duda tal aserto para diálogos
de la Grecia clásica que de la rescatada actual). No parecía muy
convencido pero cambiamos a otras cuestiones más personales,
durante el tiempo permitido todavía para una visita en esa uni-
dad especial, tiempo algo ampliado por las amables vigilantas

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR