Los retos que la globalización plantea. 4ª Ponencia. Contraponencia

AutorProfesor Florentino Portero
Cargo del AutorProfesor titular de Historia Contemporánea UNED. Analista de Política Internacional
Páginas73-88

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I Introducción

Ver nota 1

Es para mí una satisfacción estar aquí, y quiero expresar por ello mi agradecimiento, tanto a ESADE como a la Fundación FAES.

Yo tenía especiales ganas de visitar algún día ESADE por ra-zones curiosamente familiares, desde la distancia madrileña, gracias al vínculo que mi familia ha tenido desde hace muchos años con Ignasi Maria Vidal, que nos honra hoy aquí con su presencia, hijo de uno de los fundadores de ESADE y uno de los responsables de haber tirado del carro durante mucho tiempo y lograr este espectacular campus y este formidable nivel que hoy tiene ESADE. Por todo ello, es para mí particularmente grato llegar finalmente a este edificio.

Se trata, entiendo, de colocar temas sobre la mesa para suscitar un debate, que es el objetivo fundamental. Por ello, intentaré no alargarme mucho -esto siempre es muy complicado para un profesor, pues no necesitamos nunca una excusa para hablar durante horasy trataré de centrarme en aquello que entiendo puede ser particularmente interesante, para posteriormente debatirlo.

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II Globalización

La primera idea que conviene recordar es que cada época acuña sus términos de referencia. Y la época en la que vivimos ha colocado sobre la mesa el término globalización. Es un término en el que nos reconocemos, como también una expresión que es resultado del título de un libro, el de la lucha o el conflicto entre civilizaciones, que no es otra cosa que ver la globalización desde un ángulo distinto, particularmente pesimista, el de Samuel Huntington, profesor de la Universidad de Harvard y gran sociólogo.

Pero, en realidad, si prestamos un poco de atención -y esta es la segunda idea-, la globalización es cualquier cosa menos un acto y, desde luego, no es algo particularmente característico de esta época. Desde que existe civilización humana, hemos visto un continuo proceso de globalización. Si nos fijamos, por ejemplo, en el Imperio Romano, pocas culturas, pocos Estados han tenido tanta curiosidad por conocer a los demás y un afán tan integrador como la Roma clásica. Evidentemente, el mundo entonces no solamente no era redondo, sino que era mucho más pequeño y giraba en torno al Mediterráneo.

A partir del siglo xv, con las grandes exploraciones, el mundo comienza a tomar otra forma, a ser redondo, y se empiezan a incorporar otros pueblos, otras culturas, y paulatinamente se ha ido avanzando. Hay algunos momentos donde esto se nota más claramente, que coinciden con el colonialismo, con la presencia física de unas culturas en otras, con las dos Guerras Mundiales, donde soldados de todas partes comparten campo de batalla, sin saber muy bien por qué están en un bando o por qué están en otro. Y, desde luego, la etapa más cercana a nosotros es la gran fase de la integración económica, de la que luego hablará alguien con mucho más criterio que yo.

De la misma manera que los hombres del tiempo distinguen entre temperatura y sensación térmica, no es lo mismo lo que se siente que lo que realmente es, también cuando hablamos de historia, de

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realidad o de cambio. Conviene, pues, distinguir lo que es de lo que parece o, mejor dicho, de cómo se percibe. Una cosa es el cambio real; otra cosa es la sensación de cambio que tenemos. Al final, lo determinante no es lo que es, sino lo que parece, puesto que nuestros actos responden a nuestra percepción, no a la realidad de las cosas. Esto es algo que entiende muy bien cualquier persona que se dedique a las ciencias sociales: las cosas son en la medida en que las vemos y no como realmente puede parecer.

Pues para entender por qué hoy estamos tan preocupados por la globalización o nos llama tanto la atención, conviene tener en cuenta algo históricamente muy importante: el efecto que sobre este tema han tenido las décadas de Guerra Fría. Muy a menudo, los historiadores han utilizado la imagen o la metáfora del congelador para hacer referencia al efecto de la Guerra Fría sobre un conjunto muy distinto de problemas, a su vez de naturaleza muy diferente. La Guerra Fría implicaba que cualquier problema que pudiera generalizarse podría desembocar en una guerra nuclear entre los dos grandes bloques, el bloque democrático y el bloque comunista. Eso hacía que, por prudencia, gobernantes, hombres de empresa o periodistas trataran de limitar el efecto de determinados temas, circunstancias o problemas cuyo descontrol -insistopodría tener consecuencias pavorosas para la humanidad.

Esta sensación, esta actitud de prudencia durante más o menos cuarenta años, tiene a su vez un efecto contrario el día en que el Muro de Berlín es finalmente derribado. Recuerden ustedes que no se cayó por un problema de gravedad, sino que hubo que empujarlo para que se cayera. Y, secundariamente, la desintegración, afortunadamente, de la Unión Soviética, que había sido el eje del problema durante casi medio siglo. Estos dos hechos conjuntamente acaban con el efecto congelador, y problemas históricos que venían de muy atrás se descongelan de pronto, se colocan sobre la mesa y empiezan a caracterizar nuestra propia época.

Por ejemplo, durante los años noventa, lo que nos obsesionaba eran los problemas derivados de los nacionalismos radicales, tan

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presentes en toda la franja centro-oriental. La desintegración de los Balcanes, por ejemplo, fue un caso típico de este tipo de circunstancias. Pero había otros muchos, por ejemplo, el de la relación entre culturas distintas, que se había aparcado a la espera de mejores momentos para afrontarlos. Solo entendiendo este efecto congelador de la Guerra Fría puede no sorprendernos el choque de culturas que estamos viviendo hoy y, sobre todo, el reconocimiento del grado de integración al que hemos llegado. Sencillamente, durante unas décadas no hemos prestado la suficiente atención a este hecho, porque estábamos en otras cosas.

III Globalización y comunicación

Pero el proceso de la globalización tiene sus etapas, tiene sus momentos y tiene períodos en los que se...

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