Globalización y multiculturalidad en Amartya Sen

AutorIserte Soriano, Luis
Páginas345-389

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I Globalización y «antiglobalización»

Entiende sen el fenómeno de la Globalización en sentido positivo. Le preocupa el logro de una mayor justicia y solidaridad entre todas las personas del planeta. Y ve en la globalización un buen instrumento para este cometido.

Sen es consciente de las críticas que este fenómeno ha suscitado. También de las manifestaciones populares que ha provocado en diver-sas ciudades del mundo desde seattle hasta edimburgo pasando por Madrid, Génova o Melbourne. Y es desde ahí desde donde sen quiere partir, para de este modo fundamentar las bonanzas de este fenómeno y de paso formular diversas aclaraciones que el debate le ha suscitado.

I I Los movimientos antiglobalización y el Sentido de identidad global

A día de hoy sabemos que hay una parte del mundo que tiene un domino sobre los recursos nunca antes imaginado, que está tecnológicamente muy avanzada, donde su gente está bien nutrida y hay un gran dominio del conocimiento... La otra parte del mundo, sin embargo, pasa hambre y sufre penurias y carencias de todo tipo. Basados en este hecho, en esta desigualdad de oportunidades según el lugar de nacimiento, los movimientos antiglobalización muestran su escepticismo sobre la capacidad de la globalización para atender los intereses de los desamparados. Se muestran frustrados porque mantienen que las relaciones globales son sobre todo de antagonismo y de enfrentamiento, más que de apoyo mutuo. Por tanto ellos buscan rescatar al desamparado del castigo de la globalización. Incluso se ha llegado a ver en estas desigualdades el fracaso de las expectativas de una identidad global como elemento de fuerza moral. Sen, al contrario, ve precisamente en ese descontento general que expresan los movimientos

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de protesta la prueba de la existencia de un sentido de identidad global y de preocupación por la ética global1. Si no fuera así ¿Por qué tantas personas están preocupadas por el estado del mundo y discuten tan apasionadamente la búsqueda de un mejor trato para los desfavorecidos? así pues, el término «antiglobalización» no describe correctamente la naturaleza de este descontento. Pues es éste un descontento sin fronteras, un fenómeno global que se da tanto en el propio tema que les preocupa como en el interés y participación que genera en todo el mundo2.

En consecuencia, es un sentido de identidad extensiva lo que subyace en estas preocupaciones que van más allá de las fronteras de la nacionalidad, la cultura o la religión. Es la idea de una pertenencia inclusiva lo que hace que tantas personas se rebelen contra una injusticia que divide la población del mundo3. Y es que «la crítica anti-globalización tal vez sea en la actualidad el movimiento moral más globalizado del mundo»4.

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I II Diversos significados de la globalización

La globalización es un término muy amplio5. De hecho su rechazo total sería contrario no sólo al comercio internacional sino que «eliminaría también los movimientos de ideas, la comprensión y el conocimiento que pueden ayudar a todas las personas del mundo, incluidos los miembros más desfavorecidos de la población mun-dial». Por tanto, necesitamos separar las distintas cuestiones que se fusionan en esta idea cuando uno se declara en contra de la globalización. Así, por ejemplo, la globalización del conocimiento merece la mayor aprobación, por muy loable que sea también el «conocimiento local»6.

En esta línea que marca sen se encuentra también la idea de globalización que nos mostró juan Pablo II y, actualmente, Benedicto XVI. Es decir, la globalización cristianamente entendida se aleja absolutamente del determinismo, es un movimiento que no puede desentenderse de una serie de criterios que la valore y la guíe. De este modo, cada uno de nosotros deberíamos ser sus protagonistas, no las víctimas, procediendo razonablemente, y guiados por la caridad y la verdad. Benedicto XVI, especifica que «oponerse ciegamente a la globalización sería una actitud errónea, preconcebida, que acabaría por ignorar un proceso que tiene también aspectos positivos, con el riesgo de perder una gran ocasión para aprovechar las múltiples oportunidades de desarrollo que ofrece«. Y es que «el proceso de globalización, adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad de una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria como nunca se había visto antes»7.

Asimismo, vemos un elemento «antioccidental» en algunos grupos del movimiento antiglobalización. Sen ante ello argumenta que la globalización ni es nueva, ni es necesariamente occidental. «durante miles de años la globalización contribuyó al progreso del mundo a través de los viajes, el comercio, las migraciones, la difusión de las influencias culturales y la diseminación del conocimiento y la comprensión, incluidos los de la ciencia y la tecnología (...). Y a veces los agentes activos de la globalización estuvieron muy lejos de occidente». En torno al año 1000 d.c., en china era común el uso del reloj, la brújula magnética, el papel, la imprenta, la ballesta, la pólvora, la carretilla, el puente colgante... Alta tecnología desconocida en otros lugares y la globalización la extendió al resto del mundo, incluida europa. Así pues, resistirse a la globalización de

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ideas y de prácticas porque suponen la «occidentalización» socava el avance de la ciencia y del conocimiento a través de las fronteras, implica «una manera de «autoboicot» de las sociedades no occidentales»8. Y es que todos se pueden beneficiar con los procesos de intercambio intelectual. Equiparar este fenómeno, explica sen, con el imperialismo o con el colonialismo europeo sería un grave error, y tan costoso como lo habría sido si europa hubiera rechazado la influencia oriental sobre la ciencia y la matemática a comienzos del último milenio9.

Efectivamente, antiguamente la pobreza dominaba el mundo. Las vidas eran casi uniformemente «desagradables, brutales y cortas», expresaba Hobbes en el Leviatán (año 1651) -cita sen-. La globalización de la ciencia y de la tecnología ha contribuido positivamente a mejorar aquella situación anterior. Y la prosperidad material ha llegado también en forma de mejoría al japón, la china, corea del sur o Brasil10. Acaso ¿Van a mejorar las condiciones de vida de los pobres del mundo si se les impide acceder a las ventajas de la tecnología actual, a la oportunidad del comercio y del intercambio y a los beneficios sociales y económicos de vivir en sociedades abiertas?, se pregunta sen. Y es que «no se trata de echar por tierra las relaciones económicas globales, sino de lograr que los inmensos beneficios de la globalización se distribuyan con más justicia», esta es la clave.

La expresión «antiglobalización» es un término erróneo porque el tema central del reproche estriba en «la existencia real de la enorme pobreza y la desigualdad globales, más que en el supuesto provecho que significaría prescindir de las relaciones económicas globales»11.

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I III La globalización real y globalización posible: Los problemas de la pobreza y las desigualdades globales

Algunos manifestantes «antiglobalización», explica sen, argumentan que el problema central de la desigualdad y la pobreza globales estriba en que los ricos del mundo se están volviendo más ricos y los pobres, más pobres. -Lo cual durante un tiempo fue efectivamente así, sobre todo en Hispano-américa y en África-.

Por otro lado, los firmes defensores de la globalización para argumentar sobre estas cuestiones de la distribución global recurren a su interpretación de que los pobres del mundo en general están menos pobres, y no más empobrecidos. Pretendiendo decir que aquellos pobres que participan en el comercio y en el intercambio no están más pobres sino todo lo contrario, por lo tanto, si se están enriqueciendo a causa de su participación en la economía global, la conclusión es que la globalización no es injusta con los pobres. Lo que habrá que ver es si ésta es la manera correcta de entender los temas centrales de justicia y equidad en la actual economía global. Y es que de acuerdo con estas posiciones el debate se reduciría a determinar cuál es el lado correcto de la pregunta: «¿Los pobres que participan de la globalización están más pobres o más ricos?»12.

Para sen esta forma de considerar el tema de la injusticia por parte de unos y de otros es inadecuada. Aduce dos cuestiones para argumentarlo, la primera de ellas es la de la necesidad de reconocer que dados los recursos globales que hoy existen, y los problemas de omisión y comisión (que abordaremos en este mismo apartado), a muchas personas les resulta difícil ingresar en la economía global. Si sólo tienes en cuenta a los que ganan participando en el comercio significa que estás dejando fuera a millones de personas que permanecen excluidos de las actividades de los privilegiados. La exclusión, pues, es un problema tan importante como la...

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