Globalización política y nuevas formas de participación de la agencia humana

AutorZesar Martínez
Páginas77-99

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1. Determinismo evolucionista vs Agencia Humana: la participación colectiva en el contexto de la globalización neoliberal

Uno de los principales retos teóricos y analíticos del pensamiento social contemporáneo es identificar con claridad los nexos existentes entre los cambios sociales a los que asistimos y la praxis cotidiana de los actores y las redes en las que interactúan (Dawe 1988). En este sentido, en la primera parte del texto que presentamos a continuación, nos hemos planteado como referencia para la reflexión y el análisis una serie de preguntas clásicas en el pensamiento y la teoría social: ¿Cómo podemos dar cuenta de la dialéctica existente entre las estructuras sociales vigentes y la acción humana de los actores en sus redes de interacción cotidiana? ¿Cómo percibimos la forma en que nos condicionan las instituciones y estructura sociales vigentes en nuestro entorno social, y cómo percibimos nuestra forma de producir, reproducir o transformar ese entorno? (Alexander y Sztompka 1990). ¿De qué manera afecta esa representación a la capacidad de los actores-redes para constituir creativamente su entorno social o, por el contrario, para que reproduzcan adaptativamente las estructuras sociales vigentes en su entorno?

¿La praxis de participación socio-política organizada, posibilita una percepción contingente y problematizadora de las tendencias de cambio social vigentes en nuestra actual coyuntura histórica? ¿La ausencia de una praxis de participación socio-política conlleva una percepción inevitable, necesaria o inexorable del devenir de la sociedad?

De este modo, reflexionamos en este trabajo sobre cómo se percibe la producción de la sociedad y sus cambios, tomando como referencia un continuo teórico que va desde un polo determinista a un polo de con-Page 78tingencia; es decir, de una percepción de los cambios sociales como reproducción inevitablemente necesaria de las estructuras e instituciones sociales vigentes, a un polo de reconocimiento de la contingencia de esas estructuras y de los cambios sociales que experimentan, afirmando sus diferentes posibilidades de deriva socio-histórica según las construcciones de la agencia humana.

La temática planteada ha sido encuadrada teóricamente en el debate sobre la relación entre estructuras sociales y acción humana; un debate que ha presidido en no pocos momentos la producción del pensamiento social en el ámbito de la sociología, y que nos ha servido para analizar los enfoques teóricos que defienden el determinismo de las estructuras macros en el devenir de las sociedades, así como los enfoques teóricos que afirman el determinismo de la acción humana micro en ese devenir.

De este modo, con la idea de contextualizar y ubicar teóricamente las cuestiones iniciales a las que este trabajo buscaba respuesta, nos ha interesado las aportaciones teóricas de los autores que en las últimas décadas se han esforzado por encarar el debate estructuras sociales vs. acción humana desde planteamientos más integradores y renovadores, autores como Anthony Giddens (1995), Hans Joas (1996), Pierre Bourdieu (1997), Piort Sztompka (1991) o Cornelius Castoriadis (1988); basándonos en esos autores hemos definido el planteamiento teórico y las referencias conceptuales que han guiado este trabajo.

De alguna manera, a través de ese análisis teórico, hemos buscado una serie de respuestas teórico-hipotéticas a las preguntas y problemas de investigación antes formulados. Para ello se nos ha hecho necesario, en primer lugar, definir los conceptos de acción humana y de estructura social; y, al mismo tiempo, identificar y proponer una serie de conceptos que puedan dar cuenta de la dialéctica social existente entre estructura y acción.

En base a lo anterior las definiciones conceptuales que hemos realizado pueden sintetizarse del siguiente modo:

1.1. Entendemos la acción humana a partir de tres dimensiones fundamentales:

- Su carácter relacional: las relaciones sociales le otorgan al ser humano su carácter humano. Es a través de la interacción como el ser humano se constituye como tal y desarrolla capacidad para la acción.

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- Su carácter creativo: lo que diferencia la actividad de la especie humana es su búsqueda permanente de desarrollar sus acciones de forma consciente y libre. Eso supone un deseo de conducir nuestras vidas de forma autónoma, un anhelo de construir nuestra experiencia vital desde nuestra capacidad de decidir y optar.

- Su carácter socio-histórico: el ser humano desarrolla sus acciones como agente ubicado en un determinado contexto histórico, cultural y social. Esa ubicación establece una serie de oportunidades para la acción, y también una serie de limitaciones para la acción.

Esas tres son, por lo tanto, las dimensiones deñnitorias de la acción humana que consideramos fundamentales. No consideramos, por lo tanto, que la acción humana pueda ser definida de modo universal por su carácter instrumental o utilitarista; entendemos la acción utilitarista como un modelo de acción propio de un contexto histórico y cultural determinado, el de la cultura capitalista occidental, y no como un rasgo fundamental y universal del comportamiento humano. Si así lo consideráramos estaríamos negando la dimensión relacional y socio-histórica que hemos conceptualizado, y estaríamos afirmando una visión totalmente descontextualizada de la acción humana (Joas 1998).

En nuestro caso, analizaremos la acción humana fundamentándola en su carácter relacional; es decir, basada en la interacción cotidiana y el intercambio permanente que se produce en ella. La praxis del actor social esta condicionada por las normas que realimentadas desde el pasado definen una serie de pautas a seguir, también por una asimétrica distribución de recursos para la acción; esos condicionamientos influyen en la acción tanto de modo limitador como facilitador (Bourdieu 1997): establecen oportunidades y limitaciones, por tanto posibilita la acción libre y creadora (el actor siempre tiene la posibilidad de no reproducir la pauta de acción institucionalizada y accionar de otro modo, incluso de un modo inédito), al tiempo que la limita (dentro de unos condicionamientos que limitan aunque no determinan mecánicamente). Subrayamos, por lo tanto, el carácter dual de la acción humana; es condicionada y condicionadora, creada y creadora, influenciada e influyente (Giddens 1995).

1.2. Definiremos el concepto de estructura social a partir de ese mismo carácter dual. Las instituciones y estructura sociales son el producto de las acciones de los actores; y, al mismo tiempo, constituyen elPage 80 entorno condicionador que provee los recursos que hacen posible esas acciones.

Defender ese carácter dual tanto de la acción como de las estructuras conlleva conceptualizar los procesos constitutivos de la acción y de las estructuras no como dos procesos separados sino como un mismo proceso: los rasgos estructurales de la sociedad constituyen el entorno de la praxis humana y, al mismo tiempo, el resultado de esa praxis. Las estructuras, por lo tanto, no son unas realidades supra-humanas que limitan y coaccionan el comportamiento de los individuos, sino una realidad que forma parte de la acción humana y al mismo tiempo es su resultado (Melucci 1992).

Es sabido que los seres humanos nos relacionamos en complejas redes de interacción e intercambio, y esas redes las dotamos de una serie de regularidades y características propias que transcienden lo individual. Las estructuras sociales, sin embargo, no tienen una existencia sustancial u ontológica, son atributos de la realidad social. Tal y como nos recuerda Sztompka (1991) en la sociedad hay gente, personas, colectivos, instituciones, nada más: pero, al mismo tiempo, la sociedad es «algo más» que eso. Ese «algo más» es la estructura de relaciones, una estructura que tiene características propias pero que se reproduce permanentemente en la interacción de los actores. En esa compleja red de relaciones cada actor ocupa un determinado lugar, una ubicación social que le provee de una serie de oportunidades y de límites para la acción. La acción humana, en este sentido, es limitada; los actores producen la sociedad pero como actores ubicados histórica y socialmente, y no en las condiciones que ellos eligen. La acción humana se constituye a partir de las instituciones y estructuras sociales (a través de la transmisión cultural que recibimos desde las instituciones y estructuras sociales vigentes desarrollamos una determinada auto-percepción, identidad y recursos para la acción), y las estructuras sociales se constituyen y reconstituyen permanentemente a través de la acción humana de los individuos (Castoriadis 1983).

Las diferentes tradiciones del pensamiento sociológico han tendido a subrayar algunos aspectos definitorios de las estructuras sociales en detrimento de otros, de modo que en líneas generales se ha tendido a definir el concepto de forma limitada (Emisbayer y Mische 1998). Así los diferentes Estructuralismos -tanto los normativistas, los materialistas como los sistémicos- han tendido a exagerar el carácter coaccionador de las estructuras, las limitaciones que imponen al accionar de losPage 81 individuos, llegando a planteamientos deterministas y perdiendo de vista los aspectos proveedores y facilitadores de la acción. Los enfoques teóricos constructivistas, en cambio, han subrayado estos últimos aspectos sin recoger el carácter coaccionador de las estructuras e instituciones...

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