Gestión de los conflictos de intereses

AutorFlor Mª López Laguna
Páginas173-178

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Un poco de historia

Ricardo López apuraba un café en el bar de la Facultad, después de impartir una de sus primeras clases en el curso 2010-11, con el tiempo justo de regresar a su despacho. Ni su nueva condición docente ni el puesto que ahora ocupaba entraba en sus sueños hace un año. Si alguien se lo hubiera vaticinado, él lo habría calificado de visionario.

Al sacar su billetera de piel para pagar la consumición, los acontecimientos de estos meses le pasaron por la memoria como si se tratara de una película.

Junio, 2009

Hacía tres años que Ricardo López había ingresado en un Cuerpo correspondiente al Subgrupo A1 y, después de un primer destino de entrada, accedió a un puesto de consejero técnico en una Secretaría General Técnica. En dicho puesto, Ricardo estaba feliz. En primer lugar, porque el cometido se adaptaba mucho a su preparación académica (Licenciado en Derecho), y, en segundo lugar, porque por sus habilidades personales, prefería una tarea de contenido netamente técnico. En el momento de acceder a ese puesto, tenía 28 años, y se consideraba una persona tímida y con poca experiencia. En esas condiciones, se sentía a gusto dedicado al análisis de asuntos jurídicos en la soledad de su despacho. «Prefiero tener en frente solo a mi ordenador y las bases jurídicas para analizar los asuntos que me corresponden; por lo que veo, dan muchos menos problemas que las personas», pensaba en ocasiones. Su dedicación al trabajo le había ganado fama de profesional concienzudo.

No es que Ricardo no tuviera aspiraciones. No le había pasado inadvertido el hecho de que el funcionario que ocupaba un puesto de vocal asesor se jubilaría en dos años. «Ese sería un puesto ideal para mí», se decía a sí mismo con alguna frecuencia.

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Julio, 2009

Un día, Ricardo fue convocado por la Subsecretaria del Departamento. Ricardo estaba preocupado pues era conocido por todos la fama de persona exigente de la Subsecretaria; de hecho, en los últimos dos años, había cambiado varias veces a los responsables de su gabinete y de las unidades dependientes de la misma.

Pues bien, una vez que Ricardo entró en el despacho de la Subsecretaria, esta le dijo lo siguiente:

Ricardo, he seguido muy directamente tu trayectoria profesional; tu SGT está muy contento contigo, dice que eres una persona capaz, seria y que cumples todos los objetivos que te propones. Por ello, he decidido que pases a ser el nuevo responsable de la División de Relaciones Internacionales. Sé que hablas perfectamente inglés y francés, y, dado que eres joven, podrás dar un aire nuevo a esa División, que hasta ahora es solo un cementerio de elefantes.

Ante esta observación, Ricardo solo acertó a preguntar, tímidamente, a la Sub secretaria por el relevo del funcionario que dirigía la División; a lo cual, la Subsecretaria contestó que el anterior había sido cesado porque tenía una mentalidad rígida y burócrata que lo hacía incapaz de responder a las necesidades de la unidad.

Ricardo tuvo que balbucear unas palabras de agradecimiento a la Subsecretaria señalando que era un honor para él ser elegido para el cargo, que, por supuesto, esperaba cumplir las expectativas y que implantaría una nueva dinámica a la unidad, pero en su fuero interno, no estaba nada seguro de ello.

Agosto, 2009

Durante ese mes de agosto, mientras se tramitaban los papeles de su nombramiento, Ricardo pensaba mucho en la decisión que había tomado, aunque, en...

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