Evaluación empírica de la teoría del autocontrol

AutorAlfonso Serrano Maíllo
Cargo del AutorDoctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid
Páginas126-155

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6.1. Estrategias para una revisión de la evaluación empírica de la teoría general del delito

Ni que decir tiene que de la teoría general del delito pueden derivarse muy distintas y heterogéneas hipótesis, de modo que debe comenzarse este epígrafe advirtiendo que la presente revisión de las pruebas empíricas sobre la teoría se centra en las hipótesis relevantes en la presente monografía, que básicamente se refieren al rol del autocontrol en la explicación causal de la delincuencia a nivel individual. También existe una limitación temporal a la última década. Fundamentamente porque no considero incompatibles los enfoques narrativos y los meta-analíticos1, he incorporado ambos a la presente revisión. Comencemos por los primeros.

6.2. Evidencia narrativa
6.2.1. Directa sobre la relación entre autocontrol y delincuencia

La teoría del autocontrol ha recibido un respaldo empírico muy notable en la investigación contemporánea. Existe, en primer lugar, un importante cuerpo de pruebas indirectas que sugieren que la teoría es, en efecto, verosímil -en este sentido, Tittle y Paternoster hablan de «vastos cuerpos de pruebas secundarias»2. Así pueden considerarse los hallazgos en parte aquí revisados sobre la versatilidad de los delincuentes; la universalidad de la curva de la edad y otros que sugieren una estabilidad relativa en las tendencias individuales; acerca de la generalidad de la desviación; las formas de control y preven-

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ción del delito más eficaces y prometedoras -algo sobre lo que habrá más que decir-; o sobre las dificultades para establecer tipologías de delincuentes3. En efecto, la literatura suele conceder, a menudo de modo expreso, que hallazgos en línea con la teoría general del delito, como los recién reseñados, pueden considerarse como un apoyo empírico a la misma4.

Más importantes son, sin duda, los esfuerzos por testar de modo más formal la teoría, esto es algunas de las hipótesis que se derivan de la misma. En este punto cabe señalar que los estudios empíricos que ofrecen tests de la teoría del autocontrol son legión. En efecto, es altamente probable que nos encontremos ante la teoría que con mayor frecuencia ha sido sometida a evaluaciones empíricas. En general, de nuevo las pruebas acumuladas son favorables a la teoría, aunque con ciertas importantes observaciones. Como se adelantó, no es posible ofrecer aquí una revisión sistemática, no ya exhaustiva de esta literatura, de modo que nos conformaremos con un buen número de ejemplos de los últimos diez años5 y limitados a la relación entre autocontrol y delincuencia. En efecto, existen de modo básico dos constelaciones de hipótesis que se derivan de la teoría general del delito: la relativa a la formación del autocontrol y la relativa a la explicación de la delincuencia. Este segundo ámbito, en el que nos ubicamos aquí, representa con diferencia la parte del león: «Hasta la fecha, la abrumadora mayoría de este trabajo académico [de test de la teoría] ha examinado la relación entre tener un autocontrol bajo [...] y verse envuelto en comportamientos antisociales»6.

Desde un punto de vista metodológico, hemos recurrido a diversos buscadores y a distintos términos para localizar trabajos empíricos sobre la teoría general del delito. También se ha seguido la vieja fórmula de rastreo físico por bibliotecas y hemerotecas en que fui educado, la cual siempre devuelve hallazgos valiosos y joyas inesperadas. Piénsese que incluso Web of Science o Scopus sólo incluyen (cuando escribo estas líneas) ¡cerca del 20%!

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del total de revistas que se publican en el mundo. Por todo ello no importa repetir que nuestra revisión no es tan pretenciosa ni ingenua como para reclamar ningún tipo de exhaustividad.

En un notable proyecto de investigación se recogió información mediante autoinformes de unos 1200 escolares de una ciudad de Arkansas. Se tomaron numerosas medidas, que a nuestros intereses incluían el autocontrol y la oportunidad, y se utilizaron modelos de ecuaciones estructurales en los análisis. El estudio se centró en el llamado bullying, en peleas físicas y en incidentes en los que se habían utilizado armas. Nofziger informa de relaciones estadísticamente significativas entre el autocontrol y las variables dependientes del estudio, tras controlar ciertos factores. Los estadísticos de bondad de ajuste, sin embargo, no son tan optimistas como hubiera sido de desear7. En el estudio también se testaron otras hipótesis derivadas de la teoría general del delito, en general con amplio respaldo para las mismas8.

Destacable para uno de los puntos de partida de la presente investigación -el test de la teoría general del delito fuera de donde fue originariamente propuesta- es la investigación de Vazsonyi y sus asociados con datos de cuatro países, tres de ellos europeos: Hungría, Holanda y Suiza, además de Estados Unidos. A tal fin recurrieron a datos del Estudio Internacional de Desarrollo Adolescente (ISAD), y utilizaron finalmente datos de 6085 jóvenes. Los autores ofrecen análisis separados por países y por las distintas dimensiones que observan en el autocontrol, e informan de hallazgos favorables para la teoría: la medida de autocontrol empleada es responsable de entre el 17 y el 28 por ciento de su medida de desviación total, controlando por edad y sexo9.

Una investigación que se centró en el rol de la familia es la de Hay. Este investigador utilizó cuestionarios autoadministra-

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dos de 197 adolescentes de un área urbana del Suroeste de Estados Unidos. El estudio encontró, primero, que los padres son fundamentales para el desarrollo del autocontrol en los hijos e hijas; y que existía una influencia de la educación en la familia en la tendencia al delito10. Esto es claramente consistente con la teoría general del delito. Más dudoso en este último sentido es que los hallazgos revelaron también un efecto directo entre la labor de los padres y el delito, una relación que no se encontraba mediada por el autocontrol11. Así las cosas, este test apunta a variables relevantes para el autocontrol que influyen también de modo directo en la delincuencia. Ello evoca a una modalidad de contingencias -algo acerca de lo cual tendremos mucho que decir.

En un análisis más bien modesto, Stylianou utilizó datos del estudio Monitoring the future sobre alumnos de institutos Norteamericanos y apreció que el autocontrol, que había sido medido con una original escala de naturaleza cognitiva, era un predictor de varios comportamientos delictivos y desviados12. El interés de esta investigación reside en la distinción entre significación estadística y sustantiva, ya que a juicio del autor los bajos coeficientes no estandarizados hallados serían un buen ejemplo de lo primero pero no de lo segundo13.

DeLisi y otros utilizaron datos de 208 individuos que habían salido de prisiones estatales en los 6 meses previos y se encontraban en libertad condicional bajo palabra. Mediante cuestionarios, prácticamente administrados cara a cara por encuestadores, se recabó información que permitió medir el autocontrol mediante la escala de Grasmick y sus colegas, delincuencia y edad, entre otras variables14. Recurriendo a modelos de ecuaciones estructurales fueron capaces de encontrar apoyo empí-rico para la teoría del general del delito: las mediciones del

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autocontrol -que fueron sometidas a ciertos procedimientos- eran un buen predictor de la delincuencia15.

También utilizaron modelos de ecuaciones estructurales Gibbs y sus asociados, aunque más bien sencillos. A tal fin administraron un cuestionario a una muestra de 422 estudiantes de universidad. Se les interrogó sobre gestión parental, autocontrol y desviación más variables sociodemográficas. En un primer paso, los autores testaron un modelo de efectos directos e indirectos, en el cual la gestión parental influía en el auto-control y éste en la desviación (efecto indirecto), pero también existía una vía directa entre la gestión parental y la desviación, esto es no mediada por el autocontrol (efecto directo). En ello coincide con el trabajo de Hay recién mencionado. En segundo lugar, el modelo testado era uno de efectos indirectos sólo, esto es, uno que hipotetiza que toda la influencia de los padres en la desviación está mediada por el autocontrol. Esta segunda idea es probablemente más consistente con la teoría general del delito. Los autores encontraron que el primer modelo -el de efectos directos e indirectos- era superior al segundo -el de efectos indirectos puro- de acuerdo con los estadísticos de bondad de ajuste. Sin embargo, también informan de que el segundo modelo es asumible según 8 de un total de 9 estadísticos de bondad de ajuste utilizados16. Igualmente en esta publicación, pues, vuelve a aparecer la idea de las contingencias en los efectos del autocontrol: variables distintas a ésta parecen desempeñar un rol en la causación de la delincuencia. En todo caso, nótese que el modelo más ortodoxo ajustaba bien a los datos y es más parsimonioso, de modo que, a mi juicio, es perfectamente asumible.

Una investigación que recurrió a jóvenes sin hogar fue la de Baron en Vancouver. La metodología de recogida de datos fue la entrevista y el tamaño muestral final 400 chicos y chicas. El autor informa de que el autocontrol se relacionaba de modo estadísticamente significativo con varios comportamientos

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delictivos y desviados como el consumo de drogas en su muestra, y que esta relación se mantenía también cuando se contro-laban otras variables derivadas de teorías como las del aprendizaje o la frustración. Del mismo modo, se encontró que estas...

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