Un estudio empírico sobre la generalidad de la desviación y la oportunidad en la circulación de vehículos a motor en Cali, Colombia

AutorAlfonso Serrano Maíllo y María Fernanda Realpe Quintero
Páginas295-330

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I Introducción

La Criminología científica tal y como la conocemos hoy ha acumulado una relativamente larga serie de hechos conocidos sobre el delito con un fuerte respaldo empírico. De entre todos, quizá los más importantes sean la relación entre sexo y delincuencia por un lado y entre edad y delincuencia por otro. Sin embargo, existen otros que también pueden recibir incluso este estatus privilegiado. Uno de ellos es la generalidad de la desviación, así como su corolario más estrecho de la versatilidad de los delincuentes1. La investigación en España, como es habitual, ha tendido a ignorar estos hechos y la investigación que los respalda e incluso a defender puntos de vista disciplinares al margen de la evidencia empírica.

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La segunda de ellas parece haber recibido más atención empírica y teórica en la disciplina. Es cierto que existen ciertas consideraciones conceptuales y metodológicas2, así como algunas potenciales excepciones3; pero en términos generales las pruebas empíricas en favor de la hipótesis de la versatilidad –esto es, que al menos la gran mayoría de delincuentes tiende a cometer hechos delictivos heterogéneos entre sí4

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son sólidas5. Por mencionar un ilustre ejemplo, en una revisión del estudio longitudinal de Cambridge, Farrington informa de que «existía poca especialización en la delincuencia»6. Por lo que se refiere a nuestro país, en un estudio llevado a cabo por Serrano Tárraga, Vázquez González y uno de nosotros, Serrano Maíllo, utilizando una muestra de 58 jóvenes internados en Centros de Menores de la Comunidad de Madrid, se encontró que 36 de ellos (66,7 por ciento) manifestaron en un cuestionario de autoinforme haber cometido al menos alguna vez más de la mitad de los once hechos delictivos por los que se les interrogó –a la vez, no puede descartarse que hubieran podido cometer otros no incluidos en la lista. Los investigadores responsables de este estudio concluimos que «Estos datos apuntan de modo claro a la versatilidad de nuestros delincuentes»7.

Algunos investigadores han incluido de modo expreso delitos contra la seguridad vial en su test de la hipótesis de la versatilidad. Haas y Killias utilizaron una amplia muestra de jóvenes reclutados por el ejército suizo

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(N=21314) y hallaron que la mayoría de los delincuentes serios incurrían en una variedad de actos ilegales. En particular, informan de que un porcentaje elevado de criminales seriales que habían cometido ciertos actos delictivos y desviados también se habían visto envueltos en infracciones delictivas de tráfico en los últimos doce meses. Cuando los autores se centran en quienes habían cometido infracciones de tráfico (N=1704), informan de que muchos de ellos habían incurrido también en delitos violentos (34 por ciento) y sexuales (19 por ciento), aunque para otras conductas su participación era relativamente modesta –verbigracia, menos de un 12 por ciento habían consumido heroína o cocaína o habían cometido robo, estafa o robo en vivienda8.

Bernabeu Ayela ha prestado atención muy recientemente a la misma cuestión en España, con pruebas favorables a la versatilidad. Así, informa de que de los 226 individuos de su muestra que habían cometido al menos un delito de alcoholemia, 67 (29,6 por ciento) «tenían antecedentes por otros tipos de delitos»; así como que «tal como aumenta el número de delitos “clásicos” que figuran como antecedentes, así aumenta la proporción de conductores a los que se ha retirado el permiso o no lo han obtenido nunca, y la proporción de los que tienen el permiso en perfectas condiciones baja» –en particular, de 92 conductores sin permiso, 55 (59,8 por ciento) tenía antecedentes policiales. Lo anterior, en palabras de este autor, «sugiere la existencia de una fuerte relación en la probabilidad de que haya una interrelación entre delitos “clásicos” y delitos de conducción sin permiso»9.

También puede mencionarse un trabajo nuestro con datos del Centro de Investigaciones Sociológicas en el que, mediante análisis de clases latentes, se encontró evidencia desfavorable a la hipótesis de la especialización y más próxima a la de la generalidad de la desviación, aunque con más heterogeneidad de la esperada10. Volveremos sobre este estudio más abajo.

Como hemos avanzado, lo que se conoce sobre el grado de heterogeneidad de los comportamientos de los criminales va en realidad más allá de su versatilidad: ellos también tienden a incurrir en otros hechos desviados como el consumo de drogas o el abuso del alcohol11. La idea de generalidad, por lo tanto, es más amplia que la de versatilidad y, so-

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bre todo, es mucho más audaz. Por todo ello también tiene (lógicamente) un mayor contenido empírico12. Así pues, aquí estamos interesados en la generalidad en el ámbito de la conducción de vehículos a motor, tanto infracciones no jurídico-penales como comportamientos arriesgados.

II El caso de la conducción de vehículos a motor
1. La generalidad de la desviación en la conducción de vehículos a motor

En la presente investigación nos vamos a centrar en primer lugar en la generalidad de la desviación en la conducción de vehículos a motor. La literatura ofrece algunas pruebas sobre la misma. Vassallo y sus colegas utilizaron datos de un estudio longitudinal australiano en marcha (N=1055) y encontraron asociaciones entre conducción arriesgada y abuso de sustancias tales como el alcohol o el tabaco o el consumo de marihuana. De hecho, la gran mayoría de los conductores de riesgo, el setenta por ciento, mostraba al menos un tipo de comportamiento problemático adicional13.

Sorensen incluye en la generalidad la idea de que los delincuentes tienen también una probabilidad relativamente más elevada que la población general de verse envueltos en accidentes. A tal fin revisa la literatura sobre la materia y concluye que «La investigación sobre accidentes de vehículos a motor encaja razonablemente bien en la teoría general del autocontrol [...] Aquellos a los que les falta autocontrol muestran una tendencia a violar no una, sino un conjunto de reglas morales [...] ¿Así que por qué no debería esta consistencia individual extenderse también a sus hábitos de conducción?»14.

Guiada igualmente por una concepción amplia de generalidad, Junger ofrece una revisión de la literatura y recopila pruebas de relaciones entre comportamientos (no delictivos) arriesgados en la conducción de vehículos a motor por un lado; y abuso del alcohol, consumo de tabaco y drogas blandas, prácticas sexuales inseguras, dieta poco saludable,

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falta de ejercicio físico, fracaso escolar, comportamientos agresivos en la escuela y delictivos por otro15.

Por último, debe señalarse también que otras líneas de investigación, aunque no han explorado de modo expreso la hipótesis de la generalidad de la desviación en nuestro campo, ofrecen elementos que indiciariamente pudieran favorecerla. Así, diversos estudios han encontrado que las violaciones de las normas administrativas y otras normas sociales predicen la delincuencia vial16; que el estilo de vida es un predictor de la conducción vial a nivel individual17; que la búsqueda de sensaciones se relaciona con infracciones y comportamientos de riesgo viales18; que violaciones ordinarias reconocidas en autoinformes predicen transgresiones de tráfico19; que la velocidad correlaciona con la probabilidad de

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infracciones y de sufrir un accidente20; que la impulsividad se relaciona con comportamientos de riesgo en la conducción de vehículos a motor21; o que análisis de conglomerados han encontrado uno o más subgrupos de alto riesgo22.

No todos los estudios, sin embargo, son unánimes en sus hallazgos y algunos son contrarios a la hipótesis de la generalidad. Por ejemplo, observando a setenta y nueve taxistas varones, Burns y Wilde no encontraron una relación entre su comportamiento vial de riesgo y sus historiales de colisiones e infracciones23. Schechtman y sus colegas, que estudian los hábitos de bebida con una amplia muestra que consideran representativa de toda la población estadounidense, no encontraron que estos hábitos se relacionaran ni con el uso de cinturones de seguridad ni con la conducción a velocidad excesiva. De este modo escriben que «no es la misma gente la que no respeta los tres comportamientos aquí examinados, y pudiera no haber un gran grupo nuclear de conductores de riesgo que violan los tres comportamientos de seguridad vial»24. Otros estudios ofrecen evidencia mixta25.

Éstas no son las únicas críticas. Desde un punto de vista metodológico, otra parte de la literatura ha puesto en tela de juicio el recurso a datos de autoinforme26, que son legión en el test de la generalidad. Igualmente

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desde el punto de vista de las técnicas analíticas empleadas para el test de hipótesis como las que aquí nos interesan existen disparidades en la literatura, con lo que se está lejos de alcanzar algún tipo de acuerdo.

La herramienta estadística de las clases latentes que aquí utilizaremos es superior en el terreno de nuestros objetivos a las habitualmente utilizadas en las investigaciones precedentes, entre otros motivos, porque es muy flexible –permite la utilización de variables con diversas distribuciones, pueden combinarse items observados con distintos niveles de medición, etc.– e incorpora criterios formales, objetivos para decidir elementos...

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