El estrés en cuidadores de mayores dependientes. Cuidarse para cuidar

AutorJulia Mayas Arellano
Páginas187-188

Page 187

María Crespo López, Javier López Martínez Pirámide Ediciones, Madrid, 2007

El libro constituye un manual eminentemente práctico. Pretende servir de ayuda y orientación a todas aquellas personas que asumen el cuidado de sus seres queridos en situación de dependencia, así como ofrecer alternativas a las instituciones pertinentes. Es un perfecto marco práctico de referencia, directamente dirigido a los cuidadores que tienen a su cargo la dura tarea diaria de asumir la dependencia.

Inicialmente, se enfatiza la relevancia de uno de los principales logros sociales de nuestro siglo: el envejecimiento de la población. No sólo se ha conseguido tener una mayor esperanza de vida, sino que además las condiciones (físicas, sociales y psicológicas) con las que se llega a la vejez también han mejorado considerablemente. Frente a un porcentaje importante de personas que pueden valerse por sí mismas en esta etapa de la vida, existe otro elevado número de personas que pueden llegar a padecer algún trastorno ligado a la pérdida de su independencia, como en el caso de las demencias. Llegado este punto se hace imprescindible la asistencia de la persona mayor, atendida desde dos perspectivas claramente delimitadas: por un lado el apoyo formal desarrollado Page 188 a través de instituciones sociosanitarias y los servicios sociales, y por el otro la ayuda informal facilitada por familiares o allegados. Los autores se centran precisamente en éstos últimos. La labor diaria desempeñada por los cuidadores informales constituye un considerable ahorro presupuestario, pero esto a su vez conlleva la aparición de unos elevados costes personales.

Los autores realizan un análisis minucioso de la situación actual de los cuidadores informales en España. Aportan datos recientes de los estudios realizados sobre esta materia, principalmente desde el IMSERSO. Se ofrece una pequeña caracterización del perfil del cuidador: en su mayoría mujeres de edad media, con estudios primarios y empleadas de hogar, que generalmente compatibilizan el cuidado de la dependencia con otras cargas familiares. El perfil de las personas que reciben los cuidados se corresponde generalmente con: mujeres con una edad media de 80 años, bajos ingresos y pocos estudios, que con frecuencia sufren alguna enfermedad o trastorno. La relación que une ambos perfiles suele ser de parentesco y el tipo de ayuda recibida también varía dependiendo de cada circunstancia personal. Otros factores que se analizan son: las motivaciones por las que una persona se convierte en cuidador, las actitudes desarrolladas hacia este evento y el cambio social acontecido en la sociedad tras la incorporación de la mujer en el mundo laboral. La mayor parte de las personas mayores dependientes no están institucionalizadas, recibiendo en su mayor parte estos cuidados informales. Así, el cuidador se constituye como un importante recurso sociosanitario para estas personas y para la sociedad en general. Este punto asume las propuestas legislativas para la solicitud de prestaciones económicas y sistemas de apoyo (programas de formación, información y descanso), orientados directamente hacia los cuidadores informales.

Tras este análisis, los autores se centran más específicamente en las repercusiones asociadas a las vivencias del cuidador. Cuidar a una persona dependiente conlleva costes personales y emocionales, que desbordan con frecuencia a las personas encargadas, produciendo en la mayoría de los casos un estrés continuado. Se describen distintos modelos teóricos, de corte transaccional, para poder explicar el estrés que aparece en los cuidadores informales, como principal coste añadido. Estos costes abarcan tres vertientes: social, física y emocional. Analizados los costes negativos también se detallan los posibles efectos positivos, entre los que se destacan el sentimiento de reciprocidad y el incremento de la autoestima.

Después de una marcada parte teórica, los autores realizan un recorrido para explicar los diferentes programas existentes para el cuidado del cuidador de personas dependientes. Estos programas pueden ser de cuatro tipos: apoyo formal en centros de días, estancias temporales en residencias y servicios de ayuda a domicilio; programas educativos cuyo principal objetivo es que el cuidador se forme; grupos de ayuda mutua que pretenden facilitar a los cuidadores el reconocimiento de que otras personas tienen problemas similares, proporcionando intercambios de ideas y estrategias; y finalmente las intervenciones psicoterapéuticas entre el cuidador y un profesional del área de salud mental.

Como alternativa a los beneficios de todos estos programas, los autores proponen y describen un programa psicoterapéutico con tres fases interdependientes: evaluación, intervención y post-evaluación. Cada fase se analiza concienzudamente, ofreciendo una descripción detallada de las diferentes técnicas empleadas. Entre los objetivos generales del programa se destacan, por un lado mejorar la calidad de vida de los cuidadores, y por el otro proporcionar estrategias eficaces para el manejo del estrés al que se ven sometidos. El esquema principal del programa se centra en la consecución de: un incremento del tiempo de ocio, una modificación de la valoración Page 189 subjetiva de la situación (mediante un programa de reestructuración cognitiva), un incremento de la satisfacción con apoyo social (mediante entrenamiento en comunicación asertiva), la mejora en la aplicación de estrategias de afrontamiento (mediante entrenamiento en solución de problemas) y finalmente una mejora en la autoestima del cuidador.

Los autores explican detalladamente el desarrollo de un programa psicoterapéutico de intervención individual, como apoyo profesional a la labor del cuidador. Es un programa breve, de orientación principalmente cognitivo-conductual. Consta de ocho sesiones semanales, de una hora de duración aproximadamente cada una. En él también se incluyen tareas para casa, consiguiendo la generalización de las estrategias para el manejo del estrés en la vida cotidiana. Todo ello contribuye a una notable mejoría emocional del cuidador. Existe además una versión del programa, en formato de "mínimo contacto terapéutico", basada en el uso de materiales escritos y auditivos, contactos telefónicos y sesiones esporádicas con el terapeuta.

Sin duda, es un manual práctico justificado por una robusta teoría, en la que se fundamenta para conseguir su marcado rigor terapéutico. La descripción pormenorizada de la aplicación de cada uno de los siete módulos que componen el programa, la explicación detallada de cada una de las técnicas y los ejemplos con indicaciones concretas, facilitan enormemente la asimilación y la comprensión del mismo. Sin embargo, tal y como apuntan los autores, no se ofrece orientación educativa, siendo necesaria esta complementación así como la utilización de servicios de ayuda formal para conseguir una intervención más completa e integral hacia el cuidador.

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