La empresa cooperativa

AutorJavier Divar Garteiz-Aurrecoa
Páginas129-131

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Las bases asentadas en la segunda mitad del siglo xix del nuevo cooperativismo dieron lugar, por su continuación y perfeccionamiento técnico en el xx, a la empresarialización de la sociedad cooperativa en el contexto mercantilista, como queda apuntado. La fórmula cooperativa pasa de los utopismos al sistema de empresa, sobre la fundamental base de la democratización económica como medio superador del capitalismo y consecutor de la justicia social.

Aunque este movimiento es multipersonal y de base popular puede destacarse el inl ujo original de la llamada Escuela de Nimes y del economista Charles Gide. Esta afamada escuela fue fundada por Boyve y Fabre, participando en ella autores de gran prestigito como Lavergne, Poisson, Lasserre y el citado Gide (desde 1885), entre otros.

Gide (1847-1932) pesó notablemente en la doctrina de la Escuela defendiendo los principios economicistas para el logro de un cooperativismo práctico. Su base científica, como catedrático de Economía en París, fue vital para el mantenimiento del rigor en la defensa de los postulados cooperativos frente a los de la empresa capitalista. Su obra principal, «Principios de Economía Política», fue el aval científico de los defensores de un nuevo orden económico superador de los inconvenientes sociales del capitalismo.

Pensó que un medio para la superación del capitalismo era la unión consumerista, defensora de los intereses de los

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consumidores por su asociacionismo y, empresarialmente, por su adscripción a las cooperativas de consumo. Con ello siguió la vieja doctrina de Michel Derrión, auspiciando también un futuro «reinado del consumidor».

La táctica con la que proveyó a las cooperativas de consumo era de largo plazo y en tres fases: primera, la de paulatina conquista del comercio bajo el principio del «justo precio», el no lucrativismo y la defensa del consumidor; segunda, la de adquisición o consorcio con explotaciones agrícolas y cooperativas agrarias; y tercera, la adquisición de manufacturados procedentes de las cooperativas de trabajo asociado.

Los fines de este cooperativismo mercantilista eran claros:

  1. Evitar las luchas sociales, siempre llenas de dolorosas secuelas para los más humildes.

  2. Ir pacíficamente a la paulatina abolición del capitalismo, que dificulta la consecución de la justicia social.

  3. Llegar a una economía, y por consecuencia a una sociedad, democrática y solidaria.

La idea de la democracia empresarial fue también sostenida...

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