I Direttori Generali di Societá per Azioni, de Alessandro Borgioli.

AutorJosé M. Piñol Aguadé
Páginas497-501

    BORGIOLI, ALESSANDRO: I Direttori Generali di Societá per Azioni. Publicaciones de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Florencia. Giuffré. Milano, 1975, 368 págs.

Más que con las gruesas gafas de profesor, que escrutan profundidades, con elegancia y arte de juglar y musculatura de atleta jurídico, Borgioli nos descubre relieves, valles y ríos y hasta mitología en un sector aparen-Page 498temente estepario, casi una página en blanco. La cumbre es escarpada y la ascensión difícil, arrítmica: la norma apenas ofrece asidero para la escalada y los escasos son resbaladizos y hasta constituyen un verdadero puzzle, pues la técnica y la doctrina son jóvenes y las leyes ya ancianas, contando algunas hasta varios decenios. Pero la. brisa toscana, aromada de miel y viñedo, da enorme fecundidad al espíritu facilitándole la superación de los más intrincados laberintos, y Borgioli, en remansos de serenidad, aún es capaz de solazarnos con exhibiciones de su vastísima cultura jurídica en temas conexos.

Al concluir sus páginas y tender la mirada por el más viejo de los mares mercantiles parece como si los titanes hubieran sembrado todavía más islas para que el navegante contemplara tierra en todo momento, y aunque no se tiene la plena convicción de haber sido alcanzada la cumbre o se duda de la solidez de alguna isla, la representación ha sido más que excelente.

El torneo ya a desarrollarse en el campo de las Anónimas, pero al iniciarlo es inevitable el recuerdo a una alusión que formulábamos recientemente a las Cajas Generales de Ahorro y a la posición clave que en ellas ocupa la figura del Director General. Empresas con considerables patrimonios, regidas por Consejeros o Administradores que en ellas carecen de interés directo destacado y cuya esfera de vida se desarrolla a su margen, acostumbran estar rodeadas de un staff altamente profesionalizado, que, de hecho, asume el control de la gestión empresarial y es paradigma de la revolución de los técnicos o poder de los ejecutivos, objeto de tantas publicaciones en estos últimos años. Incluso, en ocasiones, sus Estatutos configuran el menáge a trois o la administración compartida por el Consejo y uno o más Administradores singulares, que para nuestras Sociedades Anónimas prevé el artículo 102 del Reglamento del Registro Mercantil: los administradores ven controlada su actuación por el DG, que ellos mismos han nombrado y libremente pueden separar, por lo que la fórmula es esencialmente de relativa inocuidad.

Rodríguez Artigas, uno de nuestros estudiosos más destacados en la rama de administración social, en el volumen III del Homenaje a Garri-gues, ha analizado muy profundamente la figura del DG en Derecho español, señalando que la Ley de Sociedades Anónimas sólo habla de Gerentes y Directores en su artículo 59, pero al singularizar a los últimos como técnicos parece que el DG es asimilable a los primeros. Su artículo 77 distingue la delegación del apoderamiento, abarcando éste varias gamas, desde el factor hasta el simple apoderado singular, y su nombramiento corresponde al Consejo, aunque el artículo 110 del Reglamento del Registro Mercantil se refiera también «a los Apoderados generales nombrados por la Junta». Los perfiles del DG son, a su juicio, el de colaborador empresarial dotado de poder de representación, subordinado y estable, identificado o muy aproximado al factor. En nuestra vida profesional hemos visto utilizar tal denominación para el Administrador único o solidario, el factor o figuras similares, con o sin poderes notariales y, en algunos casos, simples auxiliares sectoriales.

Borgioli parte del supuesto paralelo de que la legislación italiana, más que para diseñar características, alude al DG para atribuirle responsabilidades y muy cuantiosas, por cierto; pero ello precisamente le da mayores posibilidades para su configuración y, al efecto, procede el examen de quiénes son estos DG, cuáles son sus poderes, su relación con las SpA y disciplina aplicable. Para auxiliarse acude a una inmensa bibliografía escasamente centrada, pues, como señala, aunque...

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