Determinaciones previas
| Autor | Ana Mª Pérez Vallejo - Fátima Pérez Ferrer |
| Páginas | 13-17 |
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Uno de los principales retos para la consecución del objetivo básico de la educación es preservar el derecho del menor a sentirse seguro en los centros educativos y en el entorno de los mismos, libre de cualquier trato vejatorio o humillante. Sin embargo, en los últimos años, la violencia protagonizada en nuestra sociedad por menores y adolescentes en la escuela es motivo de creciente preocupación; y en este sentido, los medios de comunicación se hacen eco a diario de noticias relacionadas con el fenómeno conocido en la extendida terminología anglosajona como "Bullying"1. Y aunque la violencia escolar ha estado presente desde siempre en este entorno, la Instrucción 10/2005 de la Fiscalía General del Estado sobre el tratamiento del acoso escolar desde el sistema de justicia juvenil2ya señaló que "(...) muchos de los actos encuadrables en el acoso escolar han sido -siguen siéndolo aún- frecuentemente considerados parte integrante de la experiencia escolar, inherentes a la dinámica propia del patio del colegio, como una lección más de la escuela en la que como anticipo de la vida, el menor tiene que aprender a resistir, a defenderse, a hacerse respetar e incluso a devolver el golpe".
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En nuestro país, la Memoria de la Fiscalía General del Estado del año 20123señala no poder facilitar "datos numéricos concretos", al componerse de un abanico de infracciones diversas que se registran como lesiones, amenazas o coacciones, faltas contra las personas, etc. En el caso del "acoso escolar o ciberacoso" los delitos son de difícil seguimiento desde el punto de vista estadístico. Asimismo, la citada Memoria refiere que"las Fiscalías Provinciales siguen coincidiendo en sus impresiones en lo que respecta al descenso número de denuncias". En parecido sentido, la Memoria de la Fiscalía General del Estado (2015)4, pocas novedades ofrece sobre esta variante delictiva respecto a años anteriores, siendo los supuestos usualmente de carácter leve, resolviéndose la mayor parte mediante la aplicación de soluciones extrajudiciales.
No obstante, uno de los estudios más fiables realizados en nuestro país, el Informe Cisneros VII(2006)5, ya señaló que la incidencia del «bullying» tenía unos resultados alarmantes. El estudio llevado a cabo con 5000 alumnos de segundo de Primaria a segundo de Bachillerato, fue presentado a finales de 2005 por el Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Educativo, desvelando que uno de cada cuatro escolares sufre acoso, y los que más sufren son los pequeños -de entre 7 y 10 años, de segundo a cuarto de Primaria-. El 35% sufre depresión. Las consecuencias son el síndrome de estrés postraumático que afecta más a las chicas, la depresión y la baja autoestima. Por sexos, las víctimas están bastante igualadas: de cada 100 acosados, 58 son chicos. Un año después, el Informe Cisneros X sobre "Violencia y acoso escolar"6, asegura que más de 500.000 ni-
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ños en España sufre un grado de acoso intenso. Uno de cada cuatro alumnos sufre acoso en clase, sin que se detecten diferencias entre colegios públicos, concertados o...
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